Ellos vinieron de Tilcara para analizar el "fenómeno Simoca"

El humo de los asados se expande por el ambiente como si fuera neblina y tienta a los visitantes a buscar un espacio en los quinchos levantados con troncos de árboles y techo de paja. Es que las parrillas repletas de carne de vaca, de cabrito o de lechón son irresistibles. El aroma de las empanadas y los tamales también sacuden el apetito. Los puestos se extienden a la orilla de una larga senda de tierra por la que la gente avanza apretujada. Los ritmos de zambas, chacareras y chamamés matizan la celebración y seducen a los más enfiestados, que se largan a bailarlos (sepan cómo hacerlo o no).

Afuera, el traqueteo de los sulkys se confunde con el ruido de los automotores. La feria de Simoca recrea cada sábado un encuentro masivo y autóctono que nació, según datos históricos, hace más de 300 años. Desde sus inicios se trató de una reunión de vecinos en la que practicaban intercambios de animales, verduras, frutas u otras mercaderías que acercaban desde los pueblos cercanos. El tiempo no ha logrado quitarle la esencia campera. Y eso sorprendió a Félix Pérez, intendente de Tilcara (Jujuy). La simpleza y la originalidad de la feria lo dejaron boquiabierto. "Todo esto es autóctono, natural. Es lo que nos seduce y sorprende. Los quinchos de techo de paja sostenidos por troncos son únicos. Nos vinimos hasta acá para tratar de aprender acerca de esta forma de conservar lo tradicional", explicó el funcionario.

¿Aspiran a recrear una feria similar en la Quebrada de Humahuaca? "No, de ninguna manera. En Tilcara vivimos de fiesta en fiesta. Eso sí, nos gustaría fortalecer la recuperación de los valores autóctonos, la infraestructura de atención al visitante, los productos de venta y la organización", aclaró Pérez.

Además, agregó que en Jujuy están prohibidas las construcciones rudimentarias (como las de Simoca) en los predios en los que se realizan las fiestas tradicionales. "Te exigen quinchos con paredes de ladrillos y techos de chapa. No permiten los ranchos ni nada que tenga aspecto antiguo o rústico. Como es una exigencia incomprensible es necesario debatirla", apuntó, mientras señalaba los ranchos de la feria simoqueña.

Ganas de volver
"Es lindo participar de una fiesta tan tradicional, alegre y concurrida. Creo que son varios los factores que hacen que a todos nos den ganas de volver", disparó Juan Carlos Torrejón, director de Cultura de Tilcara. El sábado, estos funcionarios jujeños encabezaron una comitiva integrada por la Banda Municipal de Sikuris (dirigida por René Flores).

La agrupación musical, integrada por 25 intérpretes, fue la encargada de la apertura de la fiesta ese día. "Es la segunda vez que venimos y no nos cansamos de admirar la cantidad de gente que convoca", sostuvo el músico.

Sábado millonario
Se estima que el sábado pasaron unas 35.000 personas por la feria. Esta multitud generó un movimiento económico que rondó los $ 3 millones. Y no solo ganaron los que trabajan en los ranchos de comida, sino también aquellos que venden artesanías, ropa, frutas, verduras, dulces, embutidos y chacinados, entre muchos otros productos.

La cantidad de visitantes podría incrementarse el próximo sábado con el arribo de contingentes de Buenos Aires y de otras provincias, en las que las vacaciones de invierno comenzaron recién este fin de semana.

Este año se reconstruyeron 30 ranchos que habían sido destruidos por un incendio intencional, a mediados del año pasado. Esas obras demandaron una inversión de $ 240.000, de los cuales $ 80.000 fueron aportados por la Provincia. El titular del Ente Tucumán Turismo, Bernardo Racedo Aragón, se comprometió a reforzar el envío de recursos a Simoca para que mejore la infraestructura del predio donde se hace la feria.