Sumar y soñar, la nueva rima del "santo"

Sumar y soñar, la nueva rima del "santo"

San Martín la pasó mal con Douglas Haig, pero sobre el final estuvo cerca de desempatar.

CON TODO. Leonardo Hoyos busca zafarse de la marca de Adrián Aranda (18). Luciano Córdoba (10) sólo mira. GENTILEZA DIARIO LA OPINION DE PERGAMINO  CON TODO. Leonardo Hoyos busca zafarse de la marca de Adrián Aranda (18). Luciano Córdoba (10) sólo mira. GENTILEZA DIARIO LA OPINION DE PERGAMINO
03 Abril 2012
San Martín tuvo un santo aparte en Pergamino. Porque hay que pegarle cuatro veces en un partido al arco rival. No a la red, si no a esa pequeña superficie que conforman dos palos y un travesaño. Y eso sucedió con Douglas Haig. San Martín agradecido. Se llevó de Pergamino un 0 a 0 que vale oro y que potencia su cotización a la luz de los otros resultados de la quinta fecha del undecagonal.

Un tiro libre de Leclerq en el poste; un doble impacto en el horizontal de Córdoba y Neyra, en la misma jugada, y otro sacudón más en el larguero, obra de Caballucci, fueron las más claras del partido, y todas para el local.

Las tres últimas sucedieron en el segundo tiempo, cuando los "fogoneros" salieron a apretar más arriba y el equipo tucumano sintió el rigor de 4.000 kilómetros y tres partidos en apenas ocho días. Antes, en la etapa inicial, se vio algo del San Martín que pretende el "Tigre" Amaya: orden a prueba de balas y la premisa de defender con la pelota, en campo contrario. La idea de juntar por izquierda a Lezcano y Beraldi, con los aportes de Mattiuzzo por la banda y de Ibáñez por todo el frente de ataque, dio resultado.

Sólo faltaba la puntada final. Pero la mejor imagen del "santo" se desdibujó rápido tras el intervalo. Medina por Beraldi fue un cambio cantado ante la necesidad de apuntalar a López, un verdadero pulpo en el medio. De Camilo tuvo ida y vuelta como volante por derecha. Amaya también acertó en su apuesta por un muy seguro Pave. Loeschbor fue otro baluarte del punto rescatado.

Que quizá pudieron ser tres, de haber estado el lesionado Balvorín para aprovechar algún contraataque. O si Rodríguez no se hubiera hecho expulsar tontamente, cuando Douglas Haig ya había perdido a su arquero por una mano fuera del área, en una jugada en la que Lezcano no supo picarla a lo Messi. Como sea, las sonrisas a la salida del vestuario no permiten equívocos: San Martín se fue feliz. Sumar y soñar. Eso es lo que vale.
MARCELO ANDREOTTO. ESPECIAL PARA LA GACETA.

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