La compleja organización del juicio por Marita Verón

La compleja organización del juicio por Marita Verón

22 Febrero 2012
Ningún otro juicio oral sustanciado en los Tribunales tucumanos ha suscitado tanto interés público ni demandado tanta organización como el de la causa "Iñigo, David Gustavo y otros s/ Privación ilegítima de la libertad y promoción de la prostitución en concurso ideal en perjuicio de María de los Ángeles Verón". La década transcurrida desde la desaparición de la víctima -que permanece ausente-, la complejidad de la investigación y el abordaje de la tenebrosa temática de la trata de personas con certeza han contribuido a acrecentar la expectativa de la comunidad y a la proyección nacional e internacional del caso.

El juicio, que definirá la responsabilidad de 13 imputados, se extenderá durante tres o cuatro meses, plazo en el que el tribunal, la querella, la fiscalía, el actor civil y la defensa oirán los testimonios de 165 testigos. Un proceso de estas características plantea al Poder Judicial el delicado reto de ordenar la sala y proteger la seguridad de los comparecientes y enjuiciados sin menoscabar la publicidad del debate previsto en el artículo 381 del Código Procesal Penal de Tucumán, principio que no sólo hace a la transparencia del juicio sino también a la ejemplaridad que este debe promover.

En ese sentido, las cinco primeras jornadas de la audiencia han reflejado el acertado acatamiento de las pautas de orden que la Sala II de la Cámara Penal fijó en una resolución del 2 de febrero. Dicho documento establece el estricto apego a la puntualidad, la prohibición de usar teléfonos dentro de la sala y el mecanismo de acreditación previsto para los interesados en presenciar la etapa oral, entre otros criterios de buena educación y debido respeto a las materias sensibles en juego.

Esos estándares han permitido evitar altercados y demoras, pese a la capacidad limitada del recinto y al carácter multitudinario del juicio en cuestión. Al respecto, cabe subrayar la preocupación del tribunal por proteger a los testigos y preservar sus testimonios, razones que inspiraron la restricción de la transmisión televisiva a las sesiones de apertura y clausura de la audiencia (discusión final, alegatos y lectura de la sentencia), y la prohibición del ingreso de los testigos a la sala antes y después de prestar declaración, con la excepción de Susana Trimarco, madre de la víctima (esta previsión procura resguardar la autenticidad de los careos que eventualmente ordene el tribunal).

También ha sido oportuna la determinación de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán de mejorar las condiciones de las dependencias donde se desarrolla el juicio oral. Las altísimas temperaturas registradas este mes confirman el tino de la decisión de reemplazar los ruidosos ventiladores de antaño por equipos de aire acondicionado: esa refrigeración permitió la prolongación del debate sin que se produzcan las lipotimias y desmayos que suelen acaecer en ocasiones de esta especie.

Corresponde asimismo elogiar la inédita habilitación de una sala exclusiva para periodistas que la Dirección de Prensa y Ceremonial ha equipado con pantalla conectada a un sistema de circuito cerrado, internet, teléfonos, enchufes, mesas y asientos. Tales comodidades favorecen decididamente la tarea de los más de 150 redactores, cronistas, fotógrafos y videoperiodistas que cubren el juicio.

Esta encomiable organización sólo falla en el capítulo de los sanitarios disponibles en el segundo piso del Palacio de Justicia. No sólo son pocos baños en relación con la gran afluencia de público que asiste a la audiencia (en el caso de las mujeres, solamente es posible acceder a una de las dos instalaciones), sino que estos no funcionan adecuadamente ni presentan la higiene esperada. Es un pequeño detalle que la Corte debería solucionar de inmediato para estar a la altura del gran esfuerzo desplegado en el afán de facilitar y cuidar el desarrollo del juicio oral con mayor repercusión en la historia del Poder Judicial de Tucumán.

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