EN RIESGO.- La chimenea más baja del hoy depósito de alcohol, melaza y a veces azúcar comenzó a perder sus ladrillos en la boca de salida (foto). Hace 43 años que el humo dejó de emanar por esa torre. El riesgo de derrumbe es permanente.
MENDOCINO.- José Federico Moreno, uno de los tres fundadores del Santa Lucía, nació en Mendoza el 9 de abril de 1840. Allí completó su educación primaria y, muy joven, viajó a Europa. Al regresar se radicó en Monteros e instaló una tienda de ropa. Fue progresando en ese rubro hasta que le dio vida a la fábrica azucarera junto a Constanti Rey y a Aguinaga.
EL LEGADO.- Gracias a los bienes legados en su testamento por Moreno fue posible la construcción de las escuelas José Mármol, de San Miguel de Tucumán; José Federico Moreno, de Monteros; y Benjamín Zorrilla, de Santa Lucía. Además, con esos fondos se edificaron la Maternidad de la capital mendocina (allí había nacido el filántropo); el Hospital de Clínicas, de Córdoba; y otra escuela en Mendoza.
CONSTANTI.- El primer administrador y también socio propietario del ingenio, Gerardo Constanti Rey (foto), apenas ejerció ambas funciones durante un año, dos meses y 21 días, ya que lo sorprendió la muerte. Desde su arribo a la provincia fue padre de cinco hijos tucumanos -un varón y cuatro mujeres- que acrecentaron la familia. Lucía, la mayor de las hijas de Constanti Rey, había nacido en Rosario.
AGUINAGA.- El socio capitalista de la firma fundadora del Santa Lucía, Félix Aguinaga, era oriundo del País Vasco. En 1860 arribó a Uruguay y en 1873 se radicó en Mendoza. Junto a su hermano, Plácido, eran dueños de un importante almacén y de la bodega Vistalba. Aguinaga nunca vivió en Tucumán, dadas sus múltiples actividades sociales, diplomáticas y comerciales.
INVENTARIO.- En los primeros años el ingenio Santa Lucía contaba con una chimenea y dos trapiches de presión y represión. También disponía de taller mecánico, herrería, aserradero y de una casa con 12 habitaciones para el administrador. Tampoco contaba con una grúa mecanizada.