Semana de respeto
SIN FRIO. Brígida Santos aprendió el arte de las tejedoras. SIN FRIO. Brígida Santos aprendió el arte de las tejedoras.
02 Agosto 2011
Pocas veces doña Brígida Santos tuvo que meter la mano en el bolsillo para comprar un abrigo. Cuando tenía 15 años, en la escuela a la que iba en Santa María (Catamarca), algún profesor experimentado en la vida calchaquí le enseñó primero a hilar la lana que sacaban de esquilar ovejas y llamas para luego tejer sus propias polleras y abrigos. Después vinieron los hijos ("ocho nada más"), y a ellos también los vistió para que fueran a la escuela y para que todos terminaran sus estudios.

"Por eso nosotros le pedimos siempre a la Madre Tierra que no largue sus chocos, sus choquitos que nos llevan los animales y no los vemos más", dice la mujer de 69 años mientras muestra las ruanas y las alforjas que ha tejido para mostrar y vender en el Encuentro de Tejedoras del Valle, que se celebró el fin de semana en Amaicha.

"Los chocos son los zorros y los leones, que si uno se descuida entran al lugar de uno y se comen o se llevan los animales y no nos dejan nada, ni un pedazo de lana para hilar ni tejer", explica doña Brígida ante el desconcierto del cronista. Ella ahora vive en Amaicha, donde se juntó en una cooperativa de tejedoras para vivir de su arte, pero ya no tiene animales. "Es que ya me cansé de criarlos, hay que prestarles mucha atención", justifica.

De todos modos, el Día de la Pachamama es un día especial para ella que, además de la vestimenta para su familia, le dio algo de plata cuando lo necesitaba. "Cuando hacía falta me iba un poquito más lejos a vender mis tejidos y volvía siempre con algo. Por eso hay que agradecerle y hoy es un día muy delicado porque el cerro está abriendo la boca. Hay que tirarle vino a los cuatro vientos para que el cerro no nos trague. Es como una Semana Santa y hay que tener mucho respeto", advierte la señora y cuenta que en su infancia tuvo un encuentro con la mismísima Pachamama.

"Yo andaba por el cerro y salió de abajo de una peña una chica con ojos de perdiz y sombrero de paja. Yo me asusté mucho, pero después mi mamá me explicó que era la Virgen de la Pachamama y que a ella le tenía que pedir todo lo que necesitara, pero sin tenerle miedo", recordó.

Tamaño texto
Comentarios
NOTICIAS RELACIONADAS
Comentarios