Occidente espera que venguen a Bin Laden

Occidente espera que venguen a Bin Laden

El millonario saudí creador de Al Qaeda fue muerto hace un mes, en un ataque militar estadounidense a su refugio en Pakistán. La red terrorista tendría acotada su capacidad operativa. No protagonizó ningún ataque importante. La "primavera árabe".

EXTREMAN MEDIDAS DE PREVENCIÓN. Las autoridades norteamericanas son muy estrictas en el control de los pasajeros que van a abordar vuelos. REUTERS EXTREMAN MEDIDAS DE PREVENCIÓN. Las autoridades norteamericanas son muy estrictas en el control de los pasajeros que van a abordar vuelos. REUTERS
01 Junio 2011
Fue hace apenas un mes, pero por momentos parece que sucedió hace mucho más tiempo o que pasó apenas ayer. La muerte del creador de Al Qaeda, Osama bin Laden, en manos de tropas especiales de los Estados Unidos a pocos kilómetros de la capital de Pakistán, significó el fin de una era y un triunfo político y psicológico de envergadura para el gobierno de Barack Obama.

Cuando en la noche del domingo 1 de mayo, el presidente de los Estados Unidos anunció oficialmente la caída del saudí, junto con la algarabía de miles de norteamericanos que festejaron en las calles se encendió la alerta roja por posibles venganzas. En estos primeros 31 días, sólo hubo un ataque de envergadura, protagonizado por los talibanes (no por Al Qaeda) en la misma Pakistán, con casi un centenar de muertos.

Pero la atención sigue y los expertos aconsejan mantener un celo extremo. El mundo todavía espera una reacción en algún país occidental, mientras se multiplican las preguntas acerca de si ella es posible, de si la red terrorista global está en condiciones operativas de realizar un hecho de trascendencia monstruosa como hace pocos años en Nueva York, Madrid o Londres.

Sin embargo, esa posibilidad está cada día más debilitada, dado el cerco montado sobre Al Qaeda que limitó sensiblemente su accionar y la retrajo a los países árabes y del Magreb. El millonario saudí había cedido su capacidad de mando militar en cabeza de su segundo, el egipcio Ayman al Zawahiri, y se había reservado una función más simbólica y fundamentalmente mediática. Tras su asesinato, el también egipcio Saif al Adel fue nombrado líder provisional de la red.

El aislamiento del grupo terrorista se hizo evidente también con los levantamientos sociales en la llamada "primavera árabe", nacida a fines del año pasado. Ni en Túnez ni en Egipto se permitieron incidentes violentos generalizados, eje del accionar de Al Qaeda. En Libia y en Siria, el panorama es de un enfrentamiento sin presencia insurgente sino con sectores sociales que reclaman por la democracia; mientras que en Yemen, junto a la represión, hubo bombardeos de zonas controladas por el grupo terrorista.

Más dudas que certezas

Acerca del operativo en Abbottabad (refugio de Bin Laden, a menos de 100 kilómetros de Islamabad) hay todavía una docena de contradicciones nunca aclaradas (ver "El principal...").

Entre 14 y 16 personas, entre ellas dos esposas del saudí y varios de sus hijos y nietos, fueron capturadas en el lugar y están todavía detenidas en Pakistán. Los adultos fueron interrogados por efectivos de inteligencia de ese país y de los EE.UU., cuyas relaciones diplomáticas penden de un delgado hilo, siempre con la impresión de que están a punto de cortarse.

Entre tanto, las noticias de alto impacto político se sucedieron sin descanso, desde escándalos sexuales con graves repercusiones internacionales hasta debacles electorales de los partidos en el poder en España e Italia.

Como si fuesen gruesas capas, la desaparición física de Bin Laden (de quien ni siquiera queda su cadáver en un sitio puntual para que sus seguidores le rindan tributo, tras haber sido arrojado al mar) fue tapada por decenas de episodios (ver "Hechos..."). Quizás haya sido una historia más (Especial).

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