Un déspota caprichoso, desconfiado y colérico

Un déspota caprichoso, desconfiado y colérico

21 Marzo 2011
ESTAMBUL.- Muammar Gaddafi es caprichoso, imprevisible y contradictorio. Le gusta sorprender, conmocionar y desconcertar. Quizá por eso se negó a ser presidente de Libia, sino que prefirió cubrirse de rimbombantes títulos como "Hermano líder" o "Rey de reyes de África".

En Libia sólo hubo una constante después de que Gaddafi (nació en 1942 en una familia de campesinos) derrocó en 1969 al rey Idris al Senussi: el "hermano líder de la revolución" siempre tuvo razón. Pese a que no tenía un cargo oficial, no se tomó ninguna decisión en las últimas décadas que no contara con su bendición. Y nunca toleró réplicas.

A los políticos de otras naciones les resulta difícil deducir cuáles son las estrategias del déspota libio. Por ejemplo, durante esta última crisis, afirmó primero que luchaba con Al Qaeda, pero después amenazó con unirse a los terroristas y atacar occidente.

Gaddafi no es sólo el líder árabe que más tiempo lleva en el poder, sino también el más estridente. Sus "acampadas" en parques europeos durante sus viajes tenían fama de divertidas. Pero el "hermano líder" persiguió y castigó siempre con prisión y tortura a cualquier ciudadano libio que se atreviera a criticarlo.

Se considera a sí mismo infalible. Además, es neurótico y colérico: desconfía de casi todo el mundo y se fía casi exclusivamente de su familia. Le encanta el culto en torno a su persona y durante décadas cubrió todo el país con sus fotografías. Precisamente, estas imágenes se convirtieron en uno de los principales objetivos de los rebeldes en el inicio de la revuelta. Los opositores arrancaron las fotos, las destruyeron, las quemaron o las pisotearon. (DPA)

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