A veces, hay que dejar que los chicos se golpeen cuando juegan

A veces, hay que dejar que los chicos se golpeen cuando juegan

El juego natural de los niños en edad escolar es bullicioso, alborotado y algo brusco. Como un par de cachorros, los varones suelen inventar un tipo de lucha libre donde no se agreden realmente. El juego siempre es la vía regia para el aprendizaje

07 Octubre 2010
"No corras que te vas a caer", "no jueges, que te vas a golpear", "no te juntes con esos chicos que te van a pegar", "no te alejes que te vas a perder", "no saltes que te vas a agitar", "no grites que te va a doler la garganta"... Las frases que torturan a los chicos se escuchan cada vez más, hasta que muchos quedan inmovilizados frente a la computadora.
Volver a casa con un par de rasguñones en las rodillas formó parte de toda una etapa generacional que se va olvidando en algunos colegios y sobre todo en los hogares donde hay padres sobreprotectores. Es común que los chicos corran, se trepen a los árboles, jueguen y hasta practiquen lucha libre sin ánimo de lastimarse sino simplemente de jugar. A veces es imposible divertirse saltando y jugando con un poco de torpeza sin pelarse las rodillas. Pero para algunos padres esto es inconcebible. "La cultura de la seguridad no deja ningún margen de libertad a los niños", crítica la institución británica Play England and British Toy and Hobby Association. Según un artículo publicado por el diario The Guardian, la entidad puso en  alerta a los padres sobre la necesidad de que sus hijos vuelvan a disfrutar de juegos libres y desestructurados. Sólo de esta forma se cultivaría exitosamente la imaginación y la creatividad, argumenta el equipo de psicólogos de la institución.
La sobreprotección es una tendencia que se extiende entre padres de todas las latitudes. "El ser humano es un ser indefenso y le lleva tiempo aprender a caminar. En esa actividad es natural que se golpee para conocer los límites. En ese sentido, la sobreprotección impide que los chicos aprendan a defenderse, a desarrollar recursos para enfrentar las situaciones problemáticas", advierte la psicóloga Stella Maris Rico.  
 Los especialistas británicos repararon en cómo toda una generación de niños criados "entre algodones" están creciendo sin exponerse a ningún tipo de riesgos. Los asesores de la entidad británica advierten que los chicos están perdiendo las oportunidades de aprender a evaluar los riesgos de la vida diaria.
El juego natural es bullicioso, alborotado y algo brusco. "Pero la mirada del adulto debe estar siempre atenta para evitar caer en la violencia. De la lucha libre al ataque hay un paso" advierte la docente Clara Garmendia. "Hasta los 10 años, los chicos juegan más con el cuerpo que con la palabra. Hay que respetar ese lenguaje, sin caer en el extremo de la sobreprotección", dice.

Comentarios