Actuar en el teatro los hace sentir importantes

Actuar en el teatro los hace sentir importantes

Los miembros del grupo El Sifón-Mensajeros de la Paz recuperaron la vida y la esperanza. Tres sueñan con la fama y dos jóvenes volvieron del infierno.

DANDO INDICACIONES. Jorge Salvatierra dirige el grupo de El Sifón. DANDO INDICACIONES. Jorge Salvatierra dirige el grupo de El Sifón.
12 Septiembre 2010
"El pícaro gallo", una versión libre sobre la obra del desaparecido periodista de LA GACETA y escritor Julio Ardiles Gray los convoca dos o tres veces a la semana. Ensayan, sueñan y se divierten entre ellos. Son compañeros, actores, comensales, alumnos y emprendedores. Aunque sus historias en lo único que se parecen es en la pauperización de los escenarios donde crecieron, algunos vienen del infierno, otros del purgatorio y muchos del escenario de las carencias e injusticias. Pero como el teatro es el denominador común de sus encuentros semanales, ellos juegan a vivir de otra manera cada vez que concretan una puesta.

Cristina Chávez (47 años), Mauricio (27), Jesús (24), Jorge Hernán Eduardo Reyes (47) y Zoilo Sequeira (71) conforman un elenco heterogéneo en edades pero homogéneo en objetivos y prioridades.

La existencia de Jesús no sólo comenzó con su crucifixión existencial sino que continuó con su calvario adolescente. Hace un año y medio que está en abstinencia. "A los 11 años abandoné y cambié la escuela por la calle. Me sentía perdido. Y nueve años no sólo me drogué también me metí en cosas malas fuera de la ley. Aún me duele recordar lo que fui. Además, me costó muchísimo comenzar a salir de esa vida tan destructiva", dijo el actor de El Sifón. "En la actualidad -continuó- me las rebusco haciendo changas en el área de la construcción o limpiando parabrisas de autos en la plazoleta Mitre".

Jesús volvió
"Debo encargarme de mi madre porque mis otros nueve hermanos ya formaron sus familias y yo soy el único soltero", detalló Jesús, quien pregona que "el teatro me devolvió la fe y la esperanza, porque me hace sentir bien. En una de esas la pego grande y llego a la cima". Jesús volvió al grupo luego de una disputa y escisión por un subsidio que nunca les entregaron.

Mauricio también es de El Sifón y hace nueve años que se alejó de las drogas. "El día que descubrí a Dios todo comenzó a ser distinto. Previamente doña Irma Monroy me amparó en su casa y me crió; no sólo a mí, sino a mis otros tres hermanos de sangre, que junto a sus seis hijos, que son nuestros hermanos de crianza (cuatro varones y dos mujeres) sumamos una decena", explicó el joven que es ahora militante de la iglesia evangélica bautista. "Ahora predico la palabra del Señor -continuó-. Después conocí a Jorge (Salvatierra) y me interesó el teatro. El día que debutamos con la obra ?Saliendo del pozo?, en el Círculo de la Prensa, el 29 de agosto de 2009, no podía creer que tanta gente nos aplaudiera y felicitara. El teatro me hace sentir importante. A pesar del desastre que hice de mi vida con las drogas, tengo buena memoria. La mayoría de los adictos la pierden porque sus neuronas dejan de funcionar", señaló.

Cristina es una desocupada que cuida a su madre enferma de 86 años, vive en el ingenio La Florida y aprende teatro y peluquería en Los Mensajeros de la Paz. "Esto es como un juego apasionante y entretenido, que también puede ocurrirnos en la vida real. Hacer teatro me hizo perder el miedo y me liberó", explicó quien es madre de una hija de 28 años y abuela de una nieta de un año. "Soy una madre soltera y abuela joven, y hoy cuido a mi madre de 86 años, que es una persona muy enferma", agregó.

Zoilo fue gastronómico. "Así se dice ahora", dice y bromea que él es como su apellido Sequeira porque sus bolsillos están secos, sin una moneda. "Hoy vivo de una jubilación anticipada en la ciudad de Lastenia. Cuido a mi madre de 94 años, que vive en el Guardamonte, cerca de Santiago del Estero. Allí no hay luz ni agua pero residen mi hermano menor y una hermana. Soy soltero y con ganas de casarme. Trabajé en Buenos Aires en grandes restaurantes como cocinero o chef, pero siempre lo hice en negro, por eso no podía jubilarme. Hace siete años que vengo a este centro y el teatro es algo que me apasiona", narró.

Reyes, el de los tres nombres, se define como gacetero de ley. "Vendo LA GACETA desde los 18 años. Tengo un hijo pero vive en Chile con su madre, de la cual estoy separado. Además de teatro también participo en una murga", contó.

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