Minimizar disfonías puede derivar en un mal severo de la voz

Minimizar disfonías puede derivar en un mal severo de la voz

El 5% de la población sufre algún trastorno.

23 Junio 2010
Muchas de las afecciones vocales severas comienzan con síntomas como una ronquera o una disfonía, y no son tratados a tiempo debido a que las personas les restan importancia o se acostumbran a convivir con ellos. Se estima que alrededor de un 5% de la población sufre algún tipo de trastorno de la voz que requiere atención médica especializada. Estas afecciones se presentan con mayor prevalencia entre los 25 y los 45 años de edad y en profesionales que utilizan su voz como herramienta de trabajo: docentes, actores, locutores, disertantes, capacitadores, operarios de call center, telefonistas y profesionales de medios de comunicación, entre otros.

Entre las afecciones frecuentes que afectan la voz se hallan las disfonías, producto de edemas en las cuerdas vocales y de esbozos nodulares. El uso prolongado de la voz sin una técnica adecuada dan origen a estos males.

Reposo vocal y foniatría
"Según el uso que se le dé a la voz, hay que utilizar recursos específicos. Un actor deberá aprender a proyectar su voz en el espacio, un locutor a dosificarla y un cantante utilizará las escalas y los recursos de la voz cantada", señala Liliana Sigal, miembro del Equipo de la Voz del Hospital de Clínicas San Martín, de Buenos Aires.

La mayoría de las afecciones se curan con reposo vocal y foniatría. A veces es necesaria la intervención quirúrgica, sobre todo cuando los nódulos -que afectan a las cuerdas vocales- son fibrosos o cuando el edema es importante.

"Existen muchos factores que perjudican la voz, y uno de ellos es el cigarrillo. A su vez, gritar en lugares ruidosos, consumir mucho alcohol o café, comidas fritas o picantes que producen reflujo gastroesofágico, la inhalación constante de sustancias irritantes y toser mucho", manifiesta Sigal.

Síntomas
Entre los principales síntomas que hablan de una afección en las cuerdas vocales se pueden identificar aquellos relacionados a cómo se escucha y se siente la voz.

Ejemplos: una voz que desciende en el tono y en la frecuencia. Una voz que no se puede llevar a un tono agudo. Cuando se caen los finales de las frases. Cuando baja la intensidad, cuando hay soplos, cuando se experimenta fatiga y no sale la voz o cuando la persona carraspea mucho y se levanta con muchas flemas matinales.

La disfonía o alguna alteración al respirar o al tragar, pueden ser señales de desórdenes en el tracto vocal. Si algunos de estos síntomas persisten por más de dos semanas se debe consultar al médico laringólogo. Algunos antihistamínicos que se toman para combatir resfríos o alergias deshidratan las cuerdas vocales y reducen la producción de moco y de saliva. Conviene consultar al especialista antes de automedicarse.

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