25 Febrero 2010
Lo conozco desde que era chico. Cuando vinimos desde La Cocha a Concepción empezamos a ir al club y a descubrir los distintos personajes de Huirapuca. Uno que me llamó la atención fue el "Toro" Carrier. Era imponente, con una cierta frescura pero con un cuerpo de fisicoculturista. Mi papá siempre le decía a "Toro Moto" que todo lo que sabía de caballos se lo había enseñado él. Así comencé a conocerlo. Pasábamos tiempo en el cerro y el era habilidoso con el lazo, con el cuchillo, con todo. Con el tiempo pasó a ser como un hermano mayor. Gran parte de lo que soy se lo debo a él. Nos miramos y sabemos qué pensamos. Mi respeto por el "Toro" es grandísimo. Tenía 16 años y jugábamos al padle mano a mano. El hacía un gran esfuerzo porque con más de 100 kilos te jugaba de igual a igual. En un momento me dice: 'te juego la camiseta del seleccionado tucumano que vas a tener el año que viene'. Yo era chico y me tenía una gran confianza. Es un hermano, uno de los más grandes amigos que tengo, con el que compartí cosas en el club y en todos los veranos de mi vida en Las Estancias. En Concepción vive a la vuelta de casa. Apenas llegaba de Europa ya estaba en mi casa visitándome. Tiene un corazón enorme y una gran entrega. Es muy noble como amigo. Además, es muy competitivo en todo. Jugamos horas al truco, al voley, a los penales, a todo. Es un ejemplo en el club. Un ejemplo como amigo, como padre, como hijo. Es un león en la cancha y con la madre un cachorrito. En todos lados donde viví lo conocen por las cosas que cuento. Es más famoso de lo que cree. El "Gordo" es un grande.
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