Las llamas acechan a la gente de Horco Molle

El sonido de la naturaleza, el aroma a pan casero y el mate sobre la mesa acompañan las conversaciones de los pobladores de Horco Molle. Pero lo que podría ser una mañana apacible se empaña con el olor de la madera que arde en la montaña.
Desde hace cuatro días, cada despertar encuentra a los vecinos mirando al cerro San Javier con la esperanza de que el humo se haya disipado.
Sin embargo, el incendio forestal desciende a medida que pasan las horas y se acerca cada vez más, amenazante, a la zona poblada.

Preocupación
Ayer el fuego avanzó y se ubicó a sólo cuatro kilómetros de algunas viviendas prefabricadas, generalmente ocupadas por la familia de los empleados de la escuela de Agricultura de la UNT
"Estamos preocupados; es la primera vez que ocurre algo así", apuntó María Vizcarra, quien reside en el lugar, al hablar con LA GACETA.
El río
La única esperanza que tienen los pobladores, según Arturo Olima, es que metros antes de las casas se encuentra el río Frontino.
Aunque por estos días no corre ni un hilo de agua por el cauce, ellos están seguros de que el fuego no podrá avanzar por esa zona.
La confianza se debe a que el extenso cauce está repleto de piedras, que no permiten que crezca la vegetación. De manera que no hay materia inflamable. En consecuencia, consideran que el fuego se extinguiría sin que pase al lado donde se encuentran las viviendas.