Todos para el "Pulga"... y el "Pulga" para todos

El simoqueño no se agranda y banca al resto de sus colegas de punta. "Pronto se van a destapar, ya van a ver".

INTRATABLE. La gran pegada de media distancia es una de sus mayores virtudes. Lleva 12 conquistas y es uno de los artilleros del torneo. INTRATABLE. La gran pegada de media distancia es una de sus mayores virtudes. Lleva 12 conquistas y es uno de los artilleros del torneo.
27 Marzo 2009
No bien sale del vestuario, Luis Miguel hace un paneo de la situación, observa cuál es el flanco de ataque más flojo y encara. Pasa uno, dos, tres, cuatro obstáculos y pisa el freno para cumplir con las formalidades de una estrella en ascenso: firmar autógrafos. Felices como si recién hubiesen recibido un juguete nuevo, los pibitos vestidos de celeste y blanco miran brotados de alegría la estampa del goleador "decano", tan humilde dentro como fuera del rectángulo. Después de inmortalizar su apellido en una hoja de papel algo arrugada, Rodríguez le agrega a la postal "Pulga", su nombre insignia en el ambiente, saluda, agradece el fervor y continúa con su marcha triunfal hasta recalar en su auto.
El "vamos goleador" es una constante, una rutina en la vida de este asesino de redes que, de poco, fue tomando vuelo en la divisional y castigando corazones rivales. Sus goles son amores y él lo sabe, aunque a veces reniega y se entristece por no poder ver a sus colegas de fila sintonizar el mismo dial. A decir verdad, el simoqueño padece cada vez que Leopoldo Gutiérrez, Juan Pablo Pereyra y Josemir Lujambio fallan un gol. "Son mis compañeros y quiero que les vaya tan bien como a mí. Ellos me apoyaron cuando yo venía con la pólvora mojada, sobre todo Leopoldo, así que me pongo mal", cambia la imagen corporal el artillero de la "B", con 12 conquistas, y toca el tema con seriedad.
"Cada gol es consecuencia de que cada uno de los 11 que estamos dentro de la cancha hacemos las cosas bien. El premio y el rédito no es sólo mío. Yo consolido una jugada, nada más", apela a la humildad brutal "Pulguita", mientras banca a muerte al resto de sus colegas. "Ellos trabajan mucho todos los días. Ya se les va a abrir el arco. La mejor manera de salir de esta situación es con tranquilidad", piensa y le apunta a Leopoldo. "A veces me pongo mal cuando se le niega el gol -insiste-. Está haciendo muy bien las cosas. Le tengo mucha fe. Quién sabe si jugamos una Promoción por la ?A? y se destapa. Nos va a dar los goles del campeonato", ríe y cede el micrófono.

Tiene la palabra
"No es fácil no bajonearse y caer. Nosotros vivimos de los goles, y cuando no los hacemos, es todo muy complicado. Dios quiera que me destape pronto, así le puedo regalar una alegría a la gente de Atlético, que tanto nos apoya", se despacha un Gutiérrez golpeado, al tiempo que su postura y su tono de voz desnudan una imperiosa necesidad de volver a ser el delantero que alguna vez fue en Ecuador. "Extraño convertir", afirma melancólico "Leo", que apenas gritó dos veces en lo que va del campeonato: en el 2 a 2 con Instituto en el Monumental y en el 1-1 con Independiente Rivadavia, de Mendoza, también en casa.
"Lo principal es no bajar los brazos. En todos los clubes donde estuve hice goles; espero hacerlos aquí también", se ilusiona el "Flaco" Pereyra, que acepta haber desperdiciado sus oportunidades. "Tuve mis chances y las desaproveché. Ahora seguiré trabajando para volver a ganarme un lugar. Esta miniracha pronto va a pasar", augura el lungo, que aún no celebró en el "decano".

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