Clásicos y modernos

Clásicos y modernos

Análisis. Por Facundo Pereyra - Redacción de LA GACETA

21 Octubre 2007
El diccionario dice que clásico, entre otras cosas, es algo que "se tiene por modelo digno de imitación en cualquier arte o ciencia". Soda Stereo entró en esa categoría hace mucho, aun antes de su maratónica y multitudinaria gira de separación, en el 97. Pero sin dudas, este regreso histórico, lleno de récords sirve para refrescar la memoria sobre un fenómeno singular. Porque Soda fue mucho más que un trío de rock que recorrió el continente y expandió el rock por toda Latinoamérica, llenando estadios a su paso y modificando conductas y posturas estéticas de este lado del mundo. Fue un grupo que vivió en otra dimensión y llevó su profesionalismo a un nivel sólo comparable con un puñado de bandas internacionales (entre las que hay que empezar a contar a Soda, claro). Porque después del primer show en River, se comprobó que todo lo que había pasado entre el 82 y el 97 no había sido casual. Era parte de un fenómeno de expansión y crecimiento sin precedentes (cuando empezó no existía internet, ni la telefonía celular que ahora permitió la vuelta del grupo gracias a su aporte). Todo eso ocurrió con el toque de modernismo que en los 80, a nivel mundial, se llamó new wave. Hoy, esos atisbos de avanzada que, más allá de las preferencias musicales del público, se mantienen intactos en Soda, marcaron el camino para parte de una generación. Ese modelo, ese ejemplo, puede ayudar a explicar, por ejemplo, que sean principalmente chicos los que estén llenando River por estos días, y no tanto los nostálgicos ochentosos. Como dijo Cerati el viernes, Soda nunca se fue.