10 Octubre 2005
CORDOBA (Enviado especial, Jorge Figueroa).- Un espectáculo de danza teatro y performance inauguró el viernes por la noche, en la ciudad de Córdoba, la nueva edición del Festival Internacional Mercosur.
Una multitud se concentró en el patio mayor de la Ciudad de las Artes, un espacio que, en el pasado, pertenecía al Batallón 141 del Ejército, y que desde hace unos meses fue remozado y abierto para el estudio de distintas carreras artísticas. Allí también se instaló una moderna y lujosa sala de teatro con capacidad para más de 500 espectadores.
El festival se extenderá durante 10 días, tiempo en el que se podrá asistir a obras de grupos de Bolivia, Chile, Paraguay, Brasil, México, Alemania, Dinamarca, Croacia y Eslovenia, entre otros países. El tono internacional de la fiesta se nota en los pasillos de los teatros, en los bares y en la misma calle, donde resuenan idiomas extranjeros por doquier.
Por todos lados
Como ya viene ocurriendo en las últimas ediciones, además de las puestas en salas convencionales, también se presentarán trabajos en espacios públicos y poco tradicionales. Por ejemplo, en esta oportunidad habrá puestas en una fábrica de zapatos, en un hospital y en la propia calle, donde se cumple un recorrido fijado por sonidos en distintas partes de la ciudad, a través de la obra "Audio tour. Operación 7.02".
"Limbo malambo", tal fue el nombre del show de inauguración, recrea la tragedia griega edípica en términos gauchescos, y concluye con una performance del actor Luizo Vega, en la que, en un barroco escenario (el limbo) se suceden diferentes acciones.
La propuesta dirigida por el dramaturgo y director cordobés Gonzalo Marull y por el propio Vega, exhibió momentos de buena danza, en la que participó el ballet C. de la B. de Bélgica, que desarrolló los pasajes centrales de la tragedia.
Como trasfondo de la danza se planteó un malambo a cargo de una compañía profesional. Mientras tanto, en dos grandes pantallas ubicadas a ambos lados del escenario, se proyectaba, simultáneamente, un videoarte de la artista alemana Lili Tetzner.
Casi inmediatamente después se corrió el telón y, en las alturas (con actrices semidesnudas colgadas de arneses), los artistas desarrollaron distintas acciones de performance (una puesta en la que se mezcla el teatro, la danza y otras expresiones artísticas).
Si bien se pudo advertir la intención manifiesta de mezclar relatos diferentes y la bajada argentina del malambo, no quedó muy en claro cuál fue la propuesta general del espectáculo, que terminó con la explosión de impactantes fuegos artificiales. Tantos recursos utilizados en la puesta no parecían obedecer a un criterio, a una obra, sino más bien a dotar de gran espectacularidad al show de inauguración.
Una multitud se concentró en el patio mayor de la Ciudad de las Artes, un espacio que, en el pasado, pertenecía al Batallón 141 del Ejército, y que desde hace unos meses fue remozado y abierto para el estudio de distintas carreras artísticas. Allí también se instaló una moderna y lujosa sala de teatro con capacidad para más de 500 espectadores.
El festival se extenderá durante 10 días, tiempo en el que se podrá asistir a obras de grupos de Bolivia, Chile, Paraguay, Brasil, México, Alemania, Dinamarca, Croacia y Eslovenia, entre otros países. El tono internacional de la fiesta se nota en los pasillos de los teatros, en los bares y en la misma calle, donde resuenan idiomas extranjeros por doquier.
Por todos lados
Como ya viene ocurriendo en las últimas ediciones, además de las puestas en salas convencionales, también se presentarán trabajos en espacios públicos y poco tradicionales. Por ejemplo, en esta oportunidad habrá puestas en una fábrica de zapatos, en un hospital y en la propia calle, donde se cumple un recorrido fijado por sonidos en distintas partes de la ciudad, a través de la obra "Audio tour. Operación 7.02".
"Limbo malambo", tal fue el nombre del show de inauguración, recrea la tragedia griega edípica en términos gauchescos, y concluye con una performance del actor Luizo Vega, en la que, en un barroco escenario (el limbo) se suceden diferentes acciones.
La propuesta dirigida por el dramaturgo y director cordobés Gonzalo Marull y por el propio Vega, exhibió momentos de buena danza, en la que participó el ballet C. de la B. de Bélgica, que desarrolló los pasajes centrales de la tragedia.
Como trasfondo de la danza se planteó un malambo a cargo de una compañía profesional. Mientras tanto, en dos grandes pantallas ubicadas a ambos lados del escenario, se proyectaba, simultáneamente, un videoarte de la artista alemana Lili Tetzner.
Casi inmediatamente después se corrió el telón y, en las alturas (con actrices semidesnudas colgadas de arneses), los artistas desarrollaron distintas acciones de performance (una puesta en la que se mezcla el teatro, la danza y otras expresiones artísticas).
Si bien se pudo advertir la intención manifiesta de mezclar relatos diferentes y la bajada argentina del malambo, no quedó muy en claro cuál fue la propuesta general del espectáculo, que terminó con la explosión de impactantes fuegos artificiales. Tantos recursos utilizados en la puesta no parecían obedecer a un criterio, a una obra, sino más bien a dotar de gran espectacularidad al show de inauguración.
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