El amanecer en Salta no trajo alivio para Atlético. Bastaba mirar los gestos para entenderlo: las caras largas y los saludos apagados hablaban por sí solos. La derrota frente a Newell’s en el Martearena todavía dolía, no sólo por lo que significaba quedar afuera de la Copa Argentina, sino porque la sensación general era que la clasificación estaba al alcance de la mano y se dejó escapar.
En el hotel de la Liga Salteña, donde el plantel se alojó, la rutina matinal se dividió en dos mundos. Los suplentes y quienes no sumaron minutos salieron al campo de juego para un entrenamiento con intensidad. Los titulares, en cambio, permanecieron en el gimnasio montado en el mismo predio, cumpliendo con trabajos regenerativos. A las 9.45, el foco se centró en el fútbol reducido, una práctica que el cuerpo técnico eligió para que los jugadores se aclimaten y mantengan ritmo. La pelota rodó hasta las 11.15, cuando el grupo abandonó la cancha y volvió a sus habitaciones para comenzar a preparar las valijas.
La delegación estuvo acompañada por Sebastián Longo, Rubén Gultemirian y Hugo Bermúdez. Entre los pasillos y las mesas del desayuno, se respiraba un ambiente denso. No hubo gritos, pero sí miradas que buscaban respuestas y autocríticas en off.
Varios coincidían en lo mismo: era una llave accesible, y justamente por eso el golpe era más duro de digerir. La eliminación dejaba un sabor a oportunidad desperdiciada. Había molestia, fastidio y esa sensación incómoda de que la historia pudo ser diferente.
El entrenamiento buscó mover las piernas y despejar la cabeza, aunque no siempre alcanza. En el fútbol, las derrotas importantes suelen quedarse más tiempo de lo que uno quisiera. Y en Atlético, al menos por ahora, el día después fue de silencio, trabajo y reflexión. Porque más allá de que la Copa Argentina ya es pasado, la necesidad de levantarse y corregir el rumbo no espera. El torneo sigue, y en el vestuario saben que la única manera de dejar atrás esta herida es ganando lo que viene.
Ahora el plantel “decano” deberá centrarse en el torneo Clausura: el próximo rival será Sarmiento de Junín, un rival directo por la zona baja de la tabla Anual -tiene 20 puntos, uno menos que Atlético- y será la ocasión ideal para levantar la cabeza.







