Calambres nocturnos: por qué se producen y qué hacer antes de dormir para evitarlos

Calambres nocturnos: por qué se producen y qué hacer antes de dormir para evitarlos

A diferencia de los deportistas, muchas personas sufren estos dolores en plena madrugada cuando sus músculos están en reposo.

Los calambres nocturnos pueden ser muy dolorosos. (Foto: Adobe Stock) Los calambres nocturnos pueden ser muy dolorosos. (Foto: Adobe Stock)
14 Marzo 2024

Aunque los calambres nocturnos son más comunes de lo que se piensa, los profesionales de la salud indican de qué manera se pueden prevenir y así evitar el fuerte dolor que nos aqueja mientras dormimos. Estas molestias, que acechan al músculo en reposo, son producidas por diversas causas.

A diferencia del calambre diurno, que suelen sufrir los deportistas, en la persona que duerme se supone que no hay condiciones de agotamiento físico y por tanto los músculos de las piernas y los pies deben estar bien tonificados. Pero esto no siempre es así, como bien sabe todo aquel que alguna vez ha sufrido un calambre nocturno, a veces no hace falta recurrir al ejercicio físico extremo para que nos den calambres. Lo que está claro es que estos se producen cuando el músculo tiene déficit de sales iónicas.

Calambres nocturnos: por qué se producen

Según Mayo Clinic, pueden influir diversos hechos para que concurran los calambres nocturnos:

1. Una alimentación escasa en sales iónicas, especialmente potasio y magnesio: si nuestra dieta contiene pocos iones de los citados magnesio, potasio y calcio, o tenemos problemas de excesiva diuresis, con lo cual los excretamos, tenemos todos los números para padecer calambres nocturnos.

2. Embarazo: los requerimientos especiales de la embarazada hacen que pueda presentar eventualmente agotamiento muscular o déficit iónico.

3. Deshidratación: los calambres nocturnos pueden revelar que bebemos poco líquido, tenemos una dieta muy seca o vamos en exceso al baño, ya sea por problemas de diabetes, excesiva diuresis por otras causas o problemas renales.

4. Pinzamientos medulares en la columna vertebral: las protusiones, pinzamientos o hernias discales revelan presión sobre los nervios que van a las extremidades, provocando dolores que pueden tener al músculo en tensión o en menor funcionamiento, con lo que debe compensarlo, por ejemplo, el músculo homólogo de la otra pierna, que realiza un sobreesfuerzo y que termina por agotarse, revelándose por la noche en forma de calambre.

5. Estrés: el estrés nervioso también puede intervenir tanto en la tensión muscular como en el descenso del calcio plasmático y en una excesiva diuresis que haga bajar los niveles del potasio y el magnesio.

6. Problemas de la glándula tiroides: el tiroidismo, aunque sea subclínico -de baja incidencia-, influye sobre la diuresis así como sobre los niveles de calcio plasmático.

7. Obesidad: la persona obesa tiende a tener mala circulación y una descompensación iónica; también la sobrecarga que supone su exceso de peso pasa factura a los músculos.

8. Una deficiente circulación de la sangre hacia los músculos de las extremidades puede revelar problemas de diabetes, pero también de edad y de sedentarismo.

9. Medicamentos, como los que se usan para tratar problemas de presión arterial y colesterol alto, y píldoras anticonceptivas

10. Anemia: una afección por la que el organismo no recibe oxígeno debido a la falta de glóbulos rojos sanos.

Cómo evitar los calambres nocturnos: tres cosas que debes tener en cuenta

La Sociedad Española de Farmacia Comunitaria indica que los calambres nocturnos se pueden prevenir siempre que adoptemos determinados hábitos y estrategias, pero si aún así persisten, lo más recomendable es consultar a un médico. A continuación, las tres pautas que ayudan a evitar los calambres nocturnos.

1. No fumar: el tabaco es un importante factor de riesgo en el empeoramiento de la circulación sanguínea, por lo que dejar el hábito puede disminuir la frecuencia de los calambres.

2. Beber agua y evitar los alcoholes por la noche: no hay una dosis media diaria de agua y esta premisa podría sustituirse por ingerir alimentos con mayor proporción de agua, ya sean vegetales o animales. En todo caso, el hábito de beber agua es tan bueno como el de evitar los alcoholes, sobre todo los fuertes, dado su alto poder deshidratador.

3. Llevar un calzado adecuado: tanto para lesiones de rodilla como para los pinzamientos lumbares, un mal calzado que no permita que el pie se apoye en toda su extensión, o bien que obligue a trabajar a la rodilla en exceso para mantener el equilibrio -caso de los tacones-, puede llevar al agotamiento muscular de la pierna y por tanto a su expresión nocturna en forma de calambres.

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