Carlos Cisneros: el nombre de los ascensos

Carlos Cisneros: el nombre de los ascensos

El volante central que ascendió a la élite del fútbol tucumano con el "rojo" de Villa Alem, recordó cómo se dieron sus otras conquistas en el mundo del fútbol.

UNA POR UNA. Las camisetas más importantes de Cisneros son las de San Jorge, Instituto Santiago, Atlético, Ateneo y Tucumán Central; todas se las regaló a su papá. Foto: Diego Aráoz LA GACETA UNA POR UNA. Las camisetas más importantes de Cisneros son las de San Jorge, Instituto Santiago, Atlético, Ateneo y Tucumán Central; todas se las regaló a su papá. Foto: Diego Aráoz LA GACETA

Talismán: objeto (a veces con figura o inscripción) o persona a a la que se le atribuyen poderes mágicos. Por estos pagos, talismán podría ser reemplazado por Carlos Cisneros, una especie de amuleto que tiene el fútbol tucumano.

“El club la venía peleando hace siete años con el objetivo de conseguir este logro. Gracias a Dios me tocó ser parte del proyecto; quedamos en la historia del club como el plantel que logró el ascenso”, dice el volante central, en diálogo con LA GACETA, refiriéndose al título que consiguió hace unos meses con Tucumán Central y que le permitirá al “rojo” de Villa Alem volver a jugar en la elite del fútbol tucumano.

El ascenso con Tucumán Central es el cuarto en la cuenta personal de “Pico”, que también había logrado subir de categoría con San Jorge (2012), Instituto Santiago (2013) y Ateneo Parroquial Alderetes (2022); además de haber gritado campeón en la Liga Tucumana 2019 con Atlético.

“Todos los logros tienen un sabor especial. Si elijo uno sería egoísta, todos tuvieron sus cosas lindas”, marca territorio el “5” y va un poco más a fondo en el asunto. “Con San Jorge lo definimos en Comodoro Rivadavia contra la CAI, cuando ellos tenían ventaja deportiva y habíamos perdido 1-0 de local. Fuimos con todo en contra y ganamos 3-1 aquella final. Vivir esa experiencia junto a jugadores que tienen una gran trayectoria fue hermoso. Era mi primer logro importante y tenía solo 21 años”.

LÍDER. LÍDER.

En 2013, sin lugar en el “expreso”, el volante que hizo inferiores en Atlético y en UTA se mudó a Santiago del Estero para jugar en un equipo que hacía sus primeras armas en el fútbol: Instituto Santiago.

Allí, fue compañero de varios tucumanos y vivió una especie de Gran Hermano. “Era igual, pero sin la fulminante”, aclara entre risas sobre la convivencia con otros futbolistas. “Estaban Sebastián Luna, Nicolás Chaparro, Franco Ledesma, Mauricio Verón, al que lo contamos como un tucumano más, Gonzalo Aredes, Joaquín Quinteros y Luis Juárez. Éramos 12 en total porque había otros chicos de otras provincias, no fue fácil a pesar de que la casa era amplia”, recuerda.

Con Instituto, “Pico” llegó a la final del Torneo del Interior, instancia en la que cayó con Amalia en Tucumán en definición por penales. De todas maneras, tanto el “villero” como los santiagueños ya habían conseguido el pasaje al Argentino B por quedar entre los dos mejores de la región.

Tras esa seguidilla de ascensos, el volante pasó por varios equipos tucumanos: Bella Vista, Estación Experimental, Villa Mitre de Tafí Viejo, entre otros. Eso sí, recién en 2019 se daría un doble gusto personal. “Levantar la copa con el club de mis amores fue algo único. Cuando recibí el llamado de Atlético, el equipo de la Liga estaba en zona de descenso. Lo tomé como una oportunidad de volver al club en el que había crecido y del cual soy hincha. No había ido solamente para jugar la Liga Tucumana, había ido con aspiraciones altas. Quería tratar de dar lo mejor de mí y ver qué pasaba. Al final terminamos levantando la copa y eso fue algo hermoso, soñado”, recuerda en relación al título que logró con el “decano”.

Luego de esa experiencia en la que fue el capitán del equipo que dirigía Martín Anastacio que se consagró en el fútbol de nuestra provincia, Cisneros viajó a Salta para jugar para “El Galpón”, el Regional Federal Amateur que terminó inconcluso por la pandemia.

Sin embargo, en Ateneo y en Tucumán Central tuvo revancha, y logró dos ascensos. En ambos casos desde la Primera B a la máxima categoría del fútbol tucumano. “Teníamos muy buenos jugadores y eso siempre es importante. Por suerte, en los dos ascensos terminé jugando. En lo personal eso es muy bueno; además yo digo que mis hijos llegaron con el pan bajo el brazo porque ambos nacieron y al poco tiempo logré un ascenso”, explica el papá de Juan Francisco (tiene un año y siete meses) e Ignacio Lionel (siete meses).

El día a día es complicado para el jugador de 33 años que está casado con Camila Céliz y que se desempeña como agente penitenciaria. Ambos trabajan y por eso los niños quedan al cuidado de las abuelas. “Pasamos casi todo el día afuera de la casa. Mi mamá y mi suegra son muy importantes porque con mi señora tenemos horario muy diferentes”, remarca el volante y abre juego hacia un tema que muchas veces suele ser pasado por alto.

El deportista amateur obligadamente debe tener un trabajo extra. En este caso, Cisneros tiene un local de venta de productos de limpieza que debe atender él mismo. “Aquí el que deja es porque no tiene alternativa. Tengo 33 años y ya veo que será un año más seguro; ahí veremos. La situación es complicada y hay que hacer un sacrificio muy grande para seguir jugando. Sostengo que somos unos privilegiados de poder competir a ese nivel en la Liga”, sentencia el volante que la pelea en la cancha y en la vida, y que es casi una especie de amuleto.

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