Sexualmente hablando: cuestiones privadas

Sexualmente hablando: cuestiones privadas

FOTO/LAMENTEESMARAVILLOSA. FOTO/LAMENTEESMARAVILLOSA.

“Las parejas no deben revelar sus problemas a extraños” quizás sea una de las razones prejuiciosas por las que muchas personas se niegan a recurrir a un terapeuta de parejas o a contarles a amigos cercanos que las cosas no marchan bien en su relación. “Lo que ocurre en una pareja no debería trascender: no es asunto de nadie más”, dicen algunos, como si revelar estos “secretos” fuera una especie de traición.

Arnold Lazarus, psicólogo sudafricano, advirtió sobre esta tendencia, presente en personas extremadamente “reservadas”, fanáticas fervorosas de la privacidad. “El pez por la boca muere” bien podría ser su lema. Desde luego que no es muy sano que la gente circule con el corazón en la mano, contándole sus intimidades al primero que se le cruce (o compartiéndolas en las redes sociales para debate y opinión de amigos y conocidos). Sin embargo, existe evidencia psicológica de que la autoexpresión selectiva es necesaria para la salud emocional. Aunque algunos creen, erróneamente, que ser considerados misteriosos y enigmáticos les da ventajas.

Uno de los motivos subyacentes para mantener a los demás a distancia es el temor de que darse a conocer genere automáticamente el desagrado por parte del otro, o hasta el desprecio y el descrédito total. Es más: muchos creen que si los “extraños” -entendiendo por esto a toda la gente- acceden a sus intimidades, tarde o temprano usarán esa información en su contra. Entonces se protegen mostrando apariencias falsas y escondiéndose detrás de fachadas.

Pueden estar destrozados/as, pasando situaciones muy dolorosas, y casi nadie podría intuirlo: su yo auténtico permanece oculto. Lo cierto es que, aunque nuestros amigos y amigas no sean psicólogas, psiquiatras o expertos en parejas, puede ser muy positivo contar con sus opiniones, para poder tener cierta perspectiva y ver las cosas desde otro punto de vista (además, obviamente, de que ya supone un alivio descomprimir y poder soltarle lo que nos pasa a alguien que nos conoce y quiere, contar con su escucha).

Por otra parte, cuando una pareja que atraviesa un conflicto se abre a un/a profesional capacitado/a, habilita un espacio neutral y seguro para expresarse, desarrollar más empatía, mejorar la comunicación y llegar a acuerdos. No tan comunes en nuestra cultura argentina, las terapias de grupo de parejas también han demostrado ser útiles: los participantes comparten sus experiencias y dan y reciben consejos valiosos para crecer en la vida de a dos.

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