La distopía y la esperanza, según Juan Solá

La distopía y la esperanza, según Juan Solá

Reseña de "Hombre", primer tomo de Fragmentos de futuro, el proyecto poético en modo trilogía de Juan Solá (escritor nacido en Chaco en 1989), publicado por Editorial Sudestada en 2023. El poeta y narrador, autor de "Microalmas" y el tríptico "Los amores urgentes" (compuesto por sus tres primeras novelas: La Chaco, Ñeri y Galaxia), retoma la poesía desde un ángulo diferente esta vez: la escritura política de una conciencia ecológica y poética, cuyos paisajes en clave retrofuturista conmueven y emocionan, pero con el propósito de inaugurar nuevas preguntas.

La distopía y la esperanza, según Juan Solá
07 Enero 2024

Por Mario Flores


Juan Solá inaugura una trilogía, "Fragmentos de futuro", donde ahonda en los nexos que existen entre la poesía y el medio ambiente, la construcción y la destrucción de la noción de futuro, y una ecología del lenguaje que busca dejar constancia de un hacer poético y político en medio de la incertidumbre (publicado en julio de 2023, y medio año después, su lectura no es sólo apropiada para el contexto de emergencia cultural que atraviesa la Argentina, sino que opera en términos ficticios y no ficticios, históricos e imaginarios). Dejando de lado el laconismo autorreferencial y adoptando una voz que no escatima en cuestionar el poder, el pasado y el dolor, los poemas de "Hombre" son contundentes pero tiernos aún, sociales e íntimos, hechos para leerse en voz alta en una manifestación pero también para la soledad ulterior del pensamiento actual.

Lejos del breve coloquialismo instagramer de "Esquelas" (Editorial Sudestada, 2019), donde una militancia sentimental se hacía fraseo digno de graffiti popular ("Sonría, aunque no lo estén filmando", "Qué importa cuánto dure mientras que sea hermoso", "Cuando no sepas si reír o llorar es porque hay que luchar", entre otros), los poemas de "Hombre" responden a otro tipo de atmósfera política (además, son más extensos): la anécdota personal o la frase de ocasión no son el motor de toda identificación poética, sino la concatenación de imágenes que ya no son vaticinios aciagos propios de la visión catastrófica del futuro en el imaginario promedio, ahora dispuestas al análisis de la extimidad. "Hombre" no tiene por objetivo instalar directrices motivacionales de un solo verso, sino problematizar sobre los tópicos universales desde la desmitificación del presente: derriba los costumbrismos positivos de la ecología escolar, y propone nuevas aproximaciones al lenguaje de la naturaleza, la flora y la fauna, y las geolocalizaciones en donde se hace literatura.

"No reveles mis atajos ni sueltes tus pájaros / sobre las migas que usaré para volver a casa. / No dispares tus flechas contra mí, ni entierres en la fragilidad de mi carne / el filo de tu juicio cruel. / Atraviesa el incendio en silencio. / No hundas las botas sobre los brotes nuevos, / no le niegues vida al monte quemado".

La distopía y la esperanza, según Juan Solá

Durante la XIII Feria del Libro de Salta, el stand de librería Sudestada estaba siendo atendido por Daiana Werich, quien se sorprendió al constatar que el ejemplar de "Hombre" que me estaba mostrando, estaba firmado por el autor. Entonces los libros permiten esta clase de rarezas y entrecruzamientos que posibilitan la cercanía entre tanto kilometraje: los libros permiten momentos de sorpresa entre lo mínimo y lo grandioso. Por supuesto que, después de semejante casualidad, compré el libro y no porque la firma del autor le añadiera un valor alterno, sino porque considero que los textos ejecutan señales, pactan sus desplazamientos. Es claro que, en el estadio actual del mercantilismo del yo y las escrituras motivacionales, los libros más vendidos operan entre la "novedad revolucionaria" y las poéticas del coaching: no es difícil encontrar lectores (compradores) jóvenes en una provincia alejada de la centralidad, para los libros como los de Futurock ("Mostras del rock" o "Enojate Hermana", que son exactamente el tipo de volúmenes que apelan a lo contrahegemónico a pesar de ser productos mainstream) u otros sellos editoriales industriales que hallaron áreas de marketing en las narrativas marginales, haciéndolas producto de clase media. Sin embargo, la ficción y la poesía de editoriales independientes circulan por debajo de esa maquinaria preconizada por la “Yocracia” (Lacan). La poesía de Juan Solá propone la urgencia de la reflexión por fuera de los postulados preestablecidos sobre lo científico, el cambio climático y el accionar del hombre sobre sus biomas. Es decir, en el primer tomo de "Fragmentos de futuro" no hay lugar para la poesía de autoayuda, la anécdota light ni los formatos poéticos que representan más a un feed de red social que a un libro de poemas. Entonces, en ese entramado, Juan Solá divide "Hombre" en tres partes: Preludio de la tristeza, Después del amor y el monte, y Distópica tropical (un gran título para este apartado). En cada una se hilvanan textos que aluden a la dimensión política de la catástrofe, y a veces al minimalismo abrupto de la nostalgia.

"La gente todavía se besa a pesar de las lenguas que sangran de pasar tanta sed / de lamer tanto polvo / de bañarse en tanta lluvia ácida / la gente se besa en la boca pero no se promete nada / prometer es cosa de un tiempo que viene / pero ya nada viene / para aquellos capaces de pulverizar hasta la esperanza".

Entre la cuidadosa edición de Editorial Sudestada, cuyo diseño incluye las tipografías de aquellos viejos libros de Elige Tu Propia Aventura, el prólogo de Miss Bolivia y el tono post apocalíptico de los poemas que no son de terror, sino de futuro, Juan Solá dialoga con lecturas del monte y los valles, las yungas y los bestiarios: la fuga de los pájaros, la tala indiscriminada y, algo que usualmente no se menciona, una especie de contra oda al plástico, donde las anáforas no se hacen esperar, en un ritmo vertiginoso y acertado. "La herida me enseña quién soy / debajo de todo este plástico". Sin embargo, el poema más brutal -y actual- de este primer tomo de la trilogía, es "Primera aproximación al enemigo". Un texto comunidad, un texto pueblo, un texto ente, que responde directamente al "señor de incendios forestales, heredero del agua, fabricante de polvo, financista del veneno, más injusto que la historia, vos el que nunca tuvo hambre ni amigos, vos hundido en la sana codicia que rige la mecánica del mundo, vos enfermo de querer poseerlo todo, detractor de derechos". Juan Solá cierra los poemas sin dar lecciones de vida ni consejos morales de autor consagrado, sino que altera los finales inaugurando nuevas preguntas, formulando nuevos territorios de lo posible, de la palabra posible hecha territorio y resistencia. En el contexto actual, de desmembramiento institucional de la cultura argentina, el poema finaliza preguntando: "¿Sabés cuánto sol te hace falta para marchitarnos las flores?".

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