¿La programación dejó de ser el trabajo del futuro?

¿La programación dejó de ser el trabajo del futuro?

Por la rapidez en la capacitación, por la salida laboral rápida y por la ganancia en dólares, la programación fue durante años uno de las carreras más estudiadas y más requeridas. Pero, ¿sigue siendo así?

Aprendé programando es una excelente inciciativa para iniciarse en el mundo de la programación "Aprendé programando" es una excelente inciciativa para iniciarse en el mundo de la programación

La programación es el trabajo del futuro”, dicen, desde hace algunos años, grandes y chicos. Casi como un mantra, la frase se ha convertido en un dogma, que impulsa a jóvenes (y no tan jóvenes) en la búsqueda de una profesión moderna, con mucha salida laboral y con posibilidades de cobro en moneda extranjera. Por los avances tecnológicos, por la transformación digital, por la flexibilidad y por el crecimiento de la industria tecnológica, la programación estaba por todos lados hasta hace un tiempo: las ofertas para capacitarse y para aprenderla salían en todas las plataformas. Pero, a simple vista, ese es un boom que parecería haberse calmado. ¿Es cierta esta afirmación?

¿Quién no se ha encontrado una oferta para estudiar programación? ¿Quién no ha leído sobre las millones de ofertas laborales en este campo? ¿Quién no se ha arrepentido de su profesión elegida al ver los salarios en dólares? Lo cierto es que de un tiempo a esta parte se escucha menos sobre esta carrera, que supo ser de las más codiciadas. ¿Todavía lo es? Sí. Y es probable que lo que pasa es que ya la tenemos naturalizada. Las últimas inscripciones realizadas en la Universidad Tecnológica de Tucumán (UTN) lo responden: para este ciclo lectivo se cumplió con el cupo de 500 en sólo dos horas. Con los años -cuenta a LA GACETA el ingeniero Claudio Fernández, director de la carrera- tuvieron que ampliar de tres comisiones a once en la capital, y se abrieron dos más en Concepción. “Ha habido un crecimiento exponencial en la carrera. Es necesario analizar el fenómeno antropológicamente. Está bien claro que esto surge con el uso de las API (interfaz de programación de aplicaciones) durante y después de la pandemia. Eso abrió un panorama que puso alerta a las empresas sobre el futuro; y muchos se volcaron a las apps, a las webs. Así se generó este boom; pero esto crea dos posiciones en los estudiantes: están los que tienen vocaciones verdaderas y los que quieren ganar en dólares, estando de ojotas en casa”, resume. Lo que pasa hoy -advierte- es una desaceleración del fenómeno.

Un fenómeno justificado

“La carrera tiene un gran eje motivacional, que tiene que ver con la duración y con la salida laboral directa. Eso hace que mucha gente se interese -comenta- pero sí es cierto que se ha desacelerado. Eso no quiere decir que la oferta laboral vaya a disminuir; esto es como la apertura de una compuerta que se abrió y no se va a cerrar. Tiende a un crecimiento siempre; sí, hubo un freno, pero tiene que ver con la necesidad del mercado con respecto a la oferta y a la demanda”.

Juan Pablo González Quinteros es docente en la cátedra Paradigmas de la Programación en la UTN, y considera que este freno tiene algunas razones más profundas. “Como docente, puedo decir que hay muchísimos inscriptos. Eso no ha cambiado, pero como desarrollar de software puedo dar otra visión: cuando se dio este fenómeno, como una fiebre del oro, fue por la Covid-19 principalmente. Estados Unidos y otros países empezaron a imprimir dinero y hubo mucho circulando; lo primero que hicieron las grandes empresas fue contratar masivamente. Y las startup hicieron lo mismo, por las tasas de interés bajísimas (para préstamos) -dice-; de ahí, en cascada, se empezaron a dar los trabajos remotos. Y como en sus países no había tantos ingenieros, comenzaron a contratar afuera, con salarios altos. Eso llegó a los países en desarrollo y empresas chicas empezaron a contratar gente de acá para exportar software afuera [...] pero, ahora, empezó la recesión. Las startups comenzaron a cerrar masivamente, y las empresas grandes empezaron a despedir. Hoy, ya son más de 150 mil trabajos perdidos en las cuatro empresas más grandes del mundo”.

¿La IA robará trabajos?

“Es la carrera del momento. Ahora se habla de ‘mi hijo el programador’ en vez de  ‘mi hijo el médico’. [...] Y en Tucumán, al igual que en muchas otras partes del mundo, la carrera sigue siendo relevante y está en constante evolución”, reflexiona Walter Juárez Rivas, ingeniero en sistemas y máximo ejecutivo de Rolling Code, empresa que cursos de programación en la provincia.  Desmiente, desde su óptica, que la programación haya pasado a  segundo plano. “Puede que la percepción sea de que es más difícil conseguir el primer trabajo en la industria; y eso es real, suele ser lo que más cuesta. Pasado eso, es una lluvia constante de oportunidades de crecimiento laboral”,  asegura.

Las clases, en institutos públicos y privados, siguen llenas. Trabajo hay -también confirman los entrevistados-. Pero,  ¿qué vendrá en el futuro?

El gran miedo, para casi todas las profesiones, es uno: la inteligencia artificial (IA) “Cuando se frenaron las ofertas masivas de trabajo, se planteó que tenía que ver con la IA, pero ninguna empresa lo confirmó. Tampoco existe un reemplazo directo a esta profesión; la IA está pegando fuerte en la generación de contenido [...] y trabaja con patrones; busca un patrón y lo aplica. Hay partes del trabajo que tienen patrones claros, pero mucho de esto necesita de la inferencia, algo que sólo el ser humano puede hacer”, considera Gonzalez Quinteros.

Todos los expertos niegan que la profesión pueda quedar en desuso por la IA. “. Es cierto que existen herramientas y plataformas que utilizan IA para generar código automáticamente, como generadores de sitios web. Sin embargo, en lugar de reemplazar por completo a los programadores, la IA tiende a ser una herramienta complementaria que agiliza ciertos procesos. Los programadores siguen siendo esenciales para diseñar sistemas complejos, tomar decisiones creativas y resolver problemas únicos”, agrega Juárez Rivas.

Para amoldarse a esta realidad -destaca Fernández- en la UTN se ha actualizado el plan de estudios. “En el segundo año se cambiaron materias y hemos migrado a Javascript y a Python, que son dos lenguajes, que son el puntapié inicial para insertarse en la IA -indica-; la idea es llevar la tendencia a la actualización, para que el graduado esté a la altura de las necesidades del mercado y no tenga una base chata para empezar en el mercado laboral”.

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