"La arquitectura muestra la evolución de nuestra cultura"

"La arquitectura muestra la evolución de nuestra cultura"

Un investigador del Conicet destacó la importancia del patrimonio arquitectónico. Ramón Gutiérrez expresó que cuando se demuele un inmueble antiguo, se está destruyendo algo más que un edificio. Los disvalores.

REFLEXIONES. Gutiérrez tuvo a su cargo la apertura del encuentro. REFLEXIONES. Gutiérrez tuvo a su cargo la apertura del encuentro.
24 Octubre 2007
"La Historia de la Arquitectura conduce a conocer mejor los procesos de evolución de nuestra cultura. La arquitectura es un documento excepcional. La carta de un prócer puede ser interpretada de muchas maneras pero siempre dirá exactamente lo mismo. En cambio, una obra de arquitectura se transforma en el tiempo; a quien sabe leerla le habla de cómo fue pensada en su origen, cómo fue usada por la comunidad en el transcurso del tiempo, de los nuevos usos, de las nuevas transformaciones, de los nuevos sentidos simbólicos". De este modo definió su especialidad el investigador del Conicet Ramón Gutiérrez, quien participa del taller encuentro de profesores de Historia de la Arquitectura de universidades públicas y privadas de todo el país, que se está desarrollando en la provincia.

Modificaciones
"Nos vamos a encontrar que aquellas cosas que eran importantes hoy no lo son tanto, que los valores simbólicos que tenían antes ya no los tienen. Por ejemplo, el patio del centro de la casa que en el siglo XIX se transforma en un patio cubierto y en el salón de la vivienda; el zaguán que ha sido durante mucho tiempo un elemento de fragmentación entre el espacio público y el privado; la comunicación entre dos patios que a veces se hacía en forma intimista con un corredor en el costado y otras veces, con una visión que permitía abarcar el conjunto de la casa", añadió.
En ese contexto, Gutiérrez puntualizó que cuando no se conserva el patrimonio arquitectónico de una ciudad, provincia o país, se produce una lamentable pérdida de los elementos de referencia urbanos. "Se pierden aquellos sitios que eran puntos de encuentro o de relación social, que podían estar identificados con una obra de arquitectura o con un equipamiento urbano o con un lugar simbólico o mítico. Por ejemplo, tenemos el tango que habla de Corrientes 348, una dirección que no existe, pero que los turistas buscan cuando viajan a Buenos Aires", puntualizó.
"Cuando se demuele, estamos destruyendo algo más que un edificio; estamos reemplazándolo por valores basados en la alta rentabilidad, en el negocio, pensamos poco en la ciudad y en el vecindario, priman lo que yo llamaría disvalores, como el individualismo, el dinero y la competencia", agregó el arquitecto Gutiérrez.

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