Más de 80 muertos dejó la guerra de la mafia paulista

Más de 80 muertos dejó la guerra de la mafia paulista

Se cumplieron tres días de incidentes, atentados y rebeliones de presos. La principal organización del narcotráfico en San Pablo comenzó a atacar en pleno día.

TIERRA DE NADIE. Los amotinados mantienen rehenes en casi todas las cárceles del Estado de San Pablo. REUTER TIERRA DE NADIE. Los amotinados mantienen rehenes en casi todas las cárceles del Estado de San Pablo. REUTER
16 Mayo 2006
SAN PABLO.- La guerra lanzada por una poderosa organización criminal contra la Policía de San Pablo, el Estado más rico y poblado de Brasil, ha dejado hasta ayer más de 80 muertos en tres días consecutivos de ataques, atentados y otros episodios de violencia callejera.
Desde la medianoche del viernes, cuando comenzó la megaoperación atribuida al llamado “Primer Comando de la Capital” (PCC), se produjeron un total de 180 ataques con fusiles, ametralladoras y granadas contra bases policiales y objetivos civiles, en los que murieron 40 efectivos, 4 transeúntes y 40 delincuentes. La ofensiva incluyó 71 rebeliones carcelarias, 26 de las cuales fueron neutralizadas. Ayer se mantenían los motines en 45 de las 144 prisiones de San Pablo, situación que se extendió también a cárceles de los Estados de Paraná (sur) y Mato Grosso do Sul (centro oeste).

Habla “Marcola”
El PCC, una poderosa organización delictiva que opera desde las cárceles, lanzó esta ofensiva en represalia por el aislamiento carcelario de sus ocho líderes y el traslado de 765 presos a dos prisiones estatales de máxima seguridad. “No podrán parar los ataques”, dijo -según versiones- “Marcola”, líder del PCC y uno de los reclusos de la cúpula de la organización criminal, a las autoridades. Agentes de Inteligencia habían alertado respecto de que la operación se iba a realizar el fin de semana, cuando se celebró el Día de la Madre, lo que permitió reforzar las guardias y los dispositivos de seguridad. De no haber sido así, la cifra de muertos habría sido mucho mayor.

La metrópoli del miedo
El miedo ganó las calles del Gran San Pablo, donde viven 20 millones de personas. El servicio público de transporte de pasajeros dejó de funcionar luego de que, en la madrugada de ayer, bandas armadas incendiaron 90 ómnibus, mientras otros grupos atacaron decenas de objetivos policiales, agencias bancarias e, incluso, automóviles particulares. Sólo 5.000 de los 15.000 ómnibus funcionaban ayer, y lo hacían en forma discontinua; muchos ómnibus pasaban vacíos y no atendían las señales para detenerse. Por la tarde, las paradas estaban llenas de trabajadores que volvían temprano a sus casas. Tiendas, bares y restaurantes cerraron sus puertas en las principales avenidas de la ciudad. Numerosas escuelas de todos los niveles y de todos los barrios suspendieron las clases por la ausencia de alumnos, consecuencia de la interrupción del servicio de transporte.
El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, evaluaba ayer el posible envío de fuerzas federales y tropas para ayudar a restablecer el orden. “No negociaremos ni dialogaremos, y con seguridad vamos a ganar la batalla”, aseguró el comandante de la Policía Militarizada (PM) paulista. (AFP-NA)










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