La ignorancia es la pandemia más letal

La ignorancia es la pandemia más letal

La mayor pandemia que castiga a la humanidad es la ignorancia. Es una enfermedad que no dura un invierno, sino que viene conviviendo con nosotros desde hace milenios, cuando aún éramos simios desconcertados y asustados.

La ignorancia causa más muertes por año que ninguna otra epidemia y provoca más pérdidas económicas que todos los virus y bacterias juntos.

La ignorancia nos hace ser víctimas de estafas, engaños, mentiras. Nos hace perder dinero, perder tiempo, perder esperanzas, perder la vida.

El principal abusador del ignorante es el miedo, el pánico, el terror. La ignorancia y el temor van juntos siempre.

Para temer primero hay que desconocer. Por eso le tememos a Dios, al demonio, a la oscuridad, a las enfermedades, al peligro, a la muerte…

Dios y el diablo, salud y enfermedad, peligro y seguridad, oscuridad y luz, vida y muerte. Todas categorías antagónicas creadas por el hombre para sosegar el pánico que le provoca ignorar tanto.

No es casual que los seres más violentos son, en general, los más ignorantes, y también los más fanáticos, devotos, fundamentalistas.

La violencia, física o verbal, es una reacción natural a lo que nos supera, a lo que no podemos comprender.

Otras formas de reaccionar al miedo son correr, gritar, enojarse, paralizarse, llorar, todos opuestos a la calma y a la tranquilidad, estados que sólo son posibles en un contexto de sabiduría, al que accede “aquel que sabe”, aquel que comprende, aquel que controla la situación.

Los medios de comunicación somos, muchas veces, grandes responsables de que se propague el desconocimiento y que se disparen los estados de psicosis colectiva.

Ocurre cuando no somos lo suficientemente rigurosos a la hora de chequear los datos. Cuando no somos profundamente críticos y desconfiados con la información que desciende desde los centros de poder.

Porque es siempre el poder el primer interesado en que la gente común ignore. Y cuanto más ignore más fácil será convencerle, más sencillo será venderle, más simple será controlarle.

El poder político, claro está, en primer lugar, pero también otros poderes que para subsistir necesitan del secretismo corporativo y del desconocimiento, como el poder militar, el poder económico o el poder religioso.

Cuanto más sabemos, cuanto más aprendemos, cuanto más informados y educados estamos, menos necesitamos del poder dirigiendo nuestra vida.

Industrias investigadas

La industria farmacéutica es tal vez una de las actividades -súper poderosa y multimillonaria- más cuestionada, denunciada e investigada de la historia, junto a las industrias bélica y energética, igualmente ultra poderosas y adineradas.

Existen varias investigaciones en curso en la Organización Mundial de la Salud (organismo cada vez más cuestionado por el mundo científico) que buscan saber quién y cómo provocaron el pánico en 2003 con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) o en 2009 con el virus de la gripe A.

En ambos casos, absolutamente injustificados (ahora, a la distancia, podemos saberlo), ya que fueron epidemias que no alcanzaron ni el 10% de los contagios que produce la gripe estacional cada año.

El resultado más evidente de estas dos psicosis mundiales es que se vendieron millones de dosis de vacunas, entre otras decenas de insumos médicos, la mayoría de las cuales permanecen arrumbados en los depósitos de países que no pueden fabricarlos, es decir los más pobres.

No son pocos los científicos que están cuestionando la forma en que se está manejando la pandemia del Covid-19.

Hasta ponen en tela de juicio el apuro y la poca rigurosidad de la OMS al declarar la pandemia, cuando hay otras epidemias mucho más mortíferas y extendidas.

Cada año mueren entre 350.000 y 600.000 personas por gripe, según la virulencia de la epidemia y distintos factores socio ambientales.

Es una cifra inmensamente superior a los decesos que provocará el coronavirus, según los cálculos menos optimistas.

La gripe estacional es, además, una enfermedad con una tasa de mortalidad diez veces superior a la del Covid-19.

Preguntas incómodas

Sin embargo, ¿por qué no cerramos el mundo por la gripe y la gente sigue circulando libremente, pese a que mueren alrededor de medio millón de personas por año?

Sólo en España hubo en 2018 más de 800.000 personas enfermas de gripe y 15.000 fallecidos. Por el Covid-19 van muriendo 4.000, y encima hay muchos cuestionamientos sobre las metodologías con que se están llevando estas cifras.

Se sabe, además, que hay un enorme porcentaje de enfermos con gripe que no ingresan a las estadísticas sanitarias porque se curan en casa, sin ir al médico.

Pero, ¿qué pasaría si los medios estuvieran todo el día publicando los nuevos muertos de gripe? Sería espeluznante ¿no?

¿Qué ocurriría si todas las pantallas informaran las vidas que se va cobrando a cada instante la malaria, que contagia a 250 millones de humanos por año y mata a 1.500 por día?

Lo mismo con otra decena de epidemias (¿pandemias?) que eliminan a miles de personas cada vez que sale y se pone el sol.

Seguramente viviríamos encerrados en permanente estado de psicosis. ¿Como ahora?

Para vencer a la ignorancia debemos hacernos preguntas incómodas y difíciles, constantemente, y cuestionarlo todo.

¿Por qué confiar en gobiernos que están hábilmente pastoreados por los laboratorios -sostiene el periodista del diario El País, Iñaki Gabilondo, como ocurrió con el Sars y la Gripe A?

¿O en gobiernos que, a sabiendas de que la cuarentena total es una exageración, responden demagógicamente a la psicosis colectiva amplificada por los medios?

¿Pantallas que nos ordenan “quedate en casa” a seguir viéndonos todo el día?

Sólo en Europa hay 800.000 muertes al año por contaminación ambiental, según publicó el periodista español Javier Aymat. Son millones en el mundo. “¿No será que estamos perdiendo el norte de lo que es realmente importante?”, se pregunta.

¿En serio nos parece grave que 80.000 personas se hayan contagiado de Covid-19 en una población de 1.400 millones como China? De gripe común -insistimos, diez veces más mortal- en ese país registran 20 millones de casos por año.

Noticias del encierro

¿Estamos tomando verdadera dimensión de los estragos que está produciendo el encierro?

La violencia doméstica está batiendo récords, sobre todo la de género, según coinciden los poderes judiciales de varios países. “Las mujeres maltratadas están encerradas con sus maltratadores”, sostiene Aymat.

Millones de personas que padecen otras enfermedades graves, como alzheimer, cáncer, diabetes, problemas cardiovasculares, entre muchos otros males crónicos, están impedidas de recibir tratamiento adecuado, de acceder a sus medicamentos, de trasladarse o de que se movilicen sus asistentes.

¿Hemos calculado el estrago emocional y psicológico que causa el encierro y el aislamiento? Sobre todo en los más vulnerables.

En un país como Argentina, donde la mitad de la gente es pobre, millones están encerrados en situación de hacinamiento, sin un patio o un jardín donde tomar aire. Cinco, seis o más personas amontonadas en una o dos piezas. Con niños que lloran de hambre, de aburrimiento, de hastío.

“¿Cómo ha afectado esto a nuestro sistema inmune? ¿Cuántas de las personas enfermas no lo están más por el nivel de estrés al que hemos sido sometidos? ¿Cuál va a ser el síndrome post traumático de todo esto?”, interroga Aymat.

Las pérdidas económicas que producirá esta parálisis para los países ya se estima que van a ser incalculables. Y el lucro cesante que le está causando a trabajadores independientes, autónomos, comerciantes y a todos los que estamos comprando productos remarcados, con sobreprecios.

Poco se dice de que ni siquiera está probado de que se trate de una nueva cepa de coronavirus. En realidad aún se sabe casi nada.

Científicos como el alemán Wolfang Woodard -neumonólogo, especialista en higiene y medicina ambiental y en salud pública y medicina social-, sostienen que el coronavirus es uno de los patógenos más comunes de las enfermedades respiratorias agudas, muy extendido en las últimas dos décadas, y afirma que es muy probable que muchos de nosotros ya lo hayamos tenido en el cuerpo.

Lecturas recomendadas

Son muchas las cosas que desconocemos y por eso es tan fácil que entremos en pánico.

El debate recién comienza y en este sentido el periodista Aymat hizo un gran trabajo de recopilación científica de fuentes serias que contradicen a “la voz dominante”.

Nos pareció una gran contribución citarlas para que sean los mismos lectores, interesados en informarse con más profundidad, quienes puedan consultarlas directamente:

“La histeria interminable”. Javier Aymat.

“Carta abierta ante la crisis del coronavirus”. Karmelo Bizkarra.

“La solución al problema del coronavirus es aislar en cuarentena a los alarmistas”. Único artículo traducido al español de Wolfgang Woodarg.

“El Consejo de Europa reclama a la OMS más transparencia y un cambio en la definición de pandemia”. Autores varios.

“Wolfgang Woodarg explica el origen de todo el problema” (traducido al inglés).

“El pánico es injustificado”. Pablo Goldsmith.

“La FAPE hace un llamamiento a los medios para que informen con rigor sobre el coronavirus”

“Vídeo de Manuel Elkin derribando el mito del coronavirus”.

“Informe sobre las investigaciones en torno al escándalo de la gripe A”.

“Conclusión investigaciones gripe A: “Estrasburgo no se fía de la relación entre la OMS y las farmacéuticas”.

“La sanidad privada ante el coronavirus: pruebas a 800 euros y derivando pacientes a la salud pública”.

“Los números de la gripe: Sistema de Vigilancia de la gripe estacional en España”.

“The novel coronavirus is a serious threat. We need to prepare, not overreact”. Darren Schulte.

“Así queremos informar del coronavirus”. Lorenzo Milá para periodistas.

“Gripe A: El Consejo de Europa investigará a la OMS”.

“Aristóteles y el coronavirus”. Carles Francino.

“Gripe estacional: La mortalidad por el virus de la gripe en 2018 ronda el 10% entre los pacientes ingresados”.

“Entrevista a Luis Enjuanes, Investigador del CSIC”. esRadio.

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