Profesionalismo, tecnología y talento para un cine de la región

El desafío de hacer cine en las provincias se está consolidando a partir de la fuerza creativa de sus involucrados locales y de la formación cada vez más amplia que tienen los cineastas en sus ciudades, sin depender de los grandes centros de producción. Filmes rodados íntegramente en Misiones, Mendoza, Córdoba, Tucumán y muchos otros sitios confirman un nuevo momento.

Rodrigo Moscoso es un ejemplo de este movimiento. El director tiene en cartel “Badur Hogar”, una película filmada en Salta y con “el 85 % del equipo técnico que reside ahí y casi todo el elenco; sólo Bárbara Lombardo no era local”. En la lista de artistas aparecen el tucumano Daniel Elías (participó en “Los dueños” y “El motoarrebatador”, trabajos que abrieron puertas internacionales) y el salteño Cástulo Guerra, que hace medio siglo se radicó en Tucumán y luego tuvo una larga trayectoria en Estados Unidos, presente en producciones de Hollywood como “Los sospechosos de siempre” y “Terminator II”.

“Badur Hogar” está en Tucumán; esta comedia romántica tiene una función diaria en el cine Atlas. “La historia fue cobrando forma alrededor del personaje de Juan Badur, un adolescente tardío al que no le queda más alternativa que chocar con la realidad, porque su edad y su situación le pasan factura por todos lados. Luego fueron sumándose elementos, como su padre y el negocio familiar que es un refugio que encuentra el personaje para escapar. Lo tragicómico surgió a partir de esa fuga es que encuentra a Luciana, que es una trampa que no necesariamente lo llevará a un lugar malo”, resume el director en una entrevista con LA GACETA.

- ¿Cómo catalogás tu filme?

- Mucho tiempo me negué a catalogarla como comedia, pero, igual que a Juan, la realidad me llevó puesto. “Badur Hogar” es claramente una comedia, porque la premisa y cómo quería abordarla nos conducía a ese género, y también a otras cosas. Te permite jugar con el drama, con conflictos de identidad, con historias de familia, etcétera. Es una comedia romántica, es una comedia de enredos y a la vez es una película de personajes.

- ¿Cómo es filmar en Salta?

- La verdad es que fue genial la experiencia, más allá de las innegables complicaciones de filmar lejos del centro de producción nacional y de las oficinas del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). A la vez, la gente de Salta fue muy receptiva al hecho de convivir con un rodaje en sus calles. Es importante decir que hace 10 años venimos filmando en la provincia en otros formatos, conociendo actores y trabajando con técnicos, por lo que el rodaje de esta película significó para muchos el punto clave. La geografía urbana y suburbana es muy linda y eso es un plus.

- ¿Surgen polos locales o regionales de producción o hay competencia entre cada distrito?

- De a poco va siendo más visible la producción de las provincias. Esto se da más por apuestas del sector que por políticas de Estado concretas y palpables. El cine argentino está plagado de talento y de profesionales provenientes de distintas regiones. El gran tema es que se ven obligados a emigrar o les resulta muy improbable decidir volver. Yo me tiré a la pileta hace 10 años cuando convencí a mi familia mudarnos a Salta; por suerte y por perseverancia creo que salió bien. Hacen falta acompañamiento y estímulos bien acertados para que el desarrollo de esta actividad se fortalezca en cada región.

- Hay una evidente mejora técnica. ¿A qué se debe?

- En los últimos años pudimos sumar muchas horas de rodaje y eso se nota. También creo que, muy de a poco, va apareciendo gente que apuesta por invertir en equipamiento y en lanzarse a producciones con un alto cuidado artístico. El acceso a nuevas tecnologías augura que las nuevas generaciones entren a jugar y se dé una natural renovación en el audiovisual. Ojalá que la situación económica del país mejore y nos permita pensar en ocuparnos de la cultura y no solo la subsistencia básica.