Historias de mujeres y algo más

Historias de mujeres y algo más

En Nosotras, Rosa Montero mete la mano en la oscuridad del pasado para tomar del brazo, una por una, a estas jóvenes y no tanto que fueron silenciadas porque la historia siempre la contó el hombre, porque nos dijeron cómo había que recordar y a quiénes y no nos dieron opción. Por miedo.

10 Marzo 2019

Por Dolores Caviglia

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

Los libros son parte del tiempo. Lo explican, lo describen, lo justifican, lo entienden. Los libros son según su tiempo. Romeo y Julieta seguro no hubiese podido ser escrito por primera vez en los años 2000. Porque los libros son con su tiempo. Y eso Rosa Montero lo sabe bien. Por ello escribió una vez, lo hizo de nuevo y hasta una más. En 1995, esta periodista y autora española reunió en Nosotras varios perfiles de mujeres que formaron parte de la historia con sus vidas y que habían sido publicados en el diario El País. No lo hizo solo a modo de recompilar su trabajo. No. Lo suyo fue un llamado de atención, un tratado a ser leído con urgencia y un adelanto de lo que estaba por venir: la nueva ola feminista que una vez más quiere quedarse con lo que le pertenece. Doce años después volvió a hacerlo. En 2007 Montero sacó otra versión de este mismo libro pero algo ampliada, algo acomodada a este movimiento de color verde, de color violeta, también rosado. Y ahora, otra más. A doce años de la segunda edición, a 24 de la primera, Montero publica su Nosotras (Alfaguara) porque el tiempo, otra vez el tiempo, se lo pide.

“Hay una historia que no está en la historia y que sólo se puede rescatar aguzando el oído y escuchando los susurros de las mujeres”, escribe Montero y tiene razón.

Ella los escuchó. Los perfiles que escribió son la punta del iceberg de un trabajo exhaustivo de la periodista que se nota en la escritura. Montero, como ella misma declara, vivió con estas personas por muchos meses. Así llegó a conocerlas, a entenderlas, a desmenuzarlas para después escribirlas. Lo hizo. Lo hizo con Frida Kahlo, Simone de Beauvoir, las hermanas Brontë, la mujer que escribió obras y se hizo pasar por su esposo para ser leída, la mujer que se divorció y dejaba a su hijo al cuidado de su madre, la mujer que fue mecenas, la mujer que se casó con un débil, la mujer que se travestía, la mujer política, la mujer emperatriz, la mujer que fue relegada por su hermano varón, la mujer que fundó la alquimia y creó el baño María, la mujer que oficializó el budismo en China, la mujer que escribió la novela más antigua de la humanidad, la mujer que contó el orgasmo, la mujer infiel, la mujer controladora, la mujer que tomó la libertad aunque no se la querían dar, la que fue tan mala, más mala que el hombre.

Nosotras está escrito en primera persona porque esa es la forma. Montero es una mujer de su época y lo predica con el ejemplo. Con un llamado a no callar. Por eso es también una autora presente, que habla entre los textos con su voz, que irrumpe en el relato para que recordemos que quien cuenta está de este lado. Del de la mujeres que pelean por su espacio. Como cada una de sus contadas, que lo fueron justo por ello: porque aportaron a la causa, porque empujaron hacia la igualdad, porque sin ellas el camino hubiese sido aún más engorroso. Porque si estamos luchando desde hace tanto tiempo la pelea parece más fácil. “Creo que al leer las vidas de los demás estamos intentando aprender de ellos: los personajes biografiados son exploradores que van de descubierta por esa terra incognita que es la existencia. Estudiamos sus aventuras y sus desventuras con el afán de deducir cómo es aquello que nos espera: cómo se puede uno manejar ante el triunfo y el fracaso, ante la vejez, el desamor o la pérdida, ante la muerte de los demás y la muerte propia”, dice Montero. Dice y sabe.

© LA GACETA

Dolores Caviglia - Periodista.

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