16 Febrero 2019
Te los recomienda Exequiel “Pollo” Svetliza: Periodista, docente y tallerista. Es becario del Conicet y Redactor en la revista de periodismo narrativo “Tucumán Zeta”.
1- Ladrilleros
Selva Almada
Editorial MARDULCE (232 páginas)
Lo elijo porque...
Lo que más me gusta de esta novela es que no suena a novela porteña (ese registro que, de tan repetido, me suena ya bastante monocorde). El libro tiene un lenguaje muy exuberante. Creo que Selva Almada sabe dosificar la información y tensar el relato. Además, hay en su narración un calor que, de alguna manera, nos hermana: la literatura de por acá también se transpira.
Fragmento
“La vuelta al mundo quedó vacía, sin embargo las sillas siguen balanceándose despacito. Será el aire del amanecer.
A Pájaro Tamai, echado en el suelo, boca arriba, le parece que la rueda gigante sigue moviéndose. Pero no puede ser porque música no se oye. No escucha nada: tiene la cabeza llena de ruido blanco. Blanco como el cielo -nunca lo ha visto así- contra el que se recorta un fragmento de la máquina, un pedacito, desenfocado, que es todo lo que la vista puede abarcar.
Achina los ojos a ver si así deja de girar. Es peor: se marea y ya no se mueve solo la vuelta al mundo sino todo el mundo”.
2- El montaje obsceno
Claudio Rojo Cesca
Editorial Nudista (120 páginas)
Lo elijo porque...
Aunque diversos entre sí, los cuentos del libro tienen un vibrato siniestro que al lector no puede resultarle indiferente. El autor narra como se lo hace en el cine, montando escenas narrativas, y el registro es muy familiar. Lo virtuoso es que se trata de una familiaridad que no se empacha de regionalismo. Es decir, es un registro completamente nuevo, en plena ebullición.
Fragmento
“El abuelo, enfermo de la mente, deja su cabeza colgada en un erial de Galicia. (...) Cuenta historias de un barco repleto de gente, hace mucho, y que le daba miedo que el barco se hundiera en un accidente, porque no sabía nadar.
Pasaba horas agarrado a un mástil, en la parte más alta del barco, la que más demoraría en quedar bajo el agua si el casco colapsaba. Desde ese lugar miraba las cabezas de la gente, las molleras blancas de los hombres calvos, los movimientos desordenados de quienes no sabían qué hacer para pasar el rato”.
3- Magnetizado
Carlos Busqued
Edición anagrama (152 páginas)
Lo elijo porque...
Se trata de un libro que no resulta fácilmente clasificable y esa es una de sus principales virtudes. Valga el lugar común: es un relato magnético, que no te suelta. El trabajo con la materia prima testimonial me resultó magistral. Creo que la narración es descarnada y contundente sin apelar a revoques literarios. En definitiva, una historia muy bien contada con sus grises y sus claroscuros.
Fragmento
“A Melchor Romero le decían ‘La Casa del Terror’, era como un caserón viejo tipo los Locos Adams, en el medio del campo. Estaba rodeado por pasto bajo y un doble alambrado, con un celador en cada esquina. De armamento los guardias tenían un Mauser corto, un Mauser de un solo tiro.
Es un arma de la Primera Guerra Mundial, más o menos. Lo mismo los guardias eran paisanos de ahí, vivían cazando liebres, con un solo tiro alcanzaba para redártela. El día que llegó, en la sala de ingreso había un enfermero curando a uno de la oreja, el tipo se había quedado dormido y una rata le había comido media oreja”.
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