Pol dance: el caño también es cosa de hombres

Pol dance: el caño también es cosa de hombres

Ellos dejan de lado los prejuicios y se trepan a los tubos para hacer trucos, marcar el cuerpo y ganar flexibilidad

POLE DANCE

El salón está atravesado por 21 caños verticales. Hay cortinas rosas y, en la pared, el dibujo de una sensual figura de mujer. Llegan varias alumnas. Mientras se ríen, se van quitando las prendas de lana y friza. Solo les queda puesto una calza diminuta y un top. De repente, un hombre joven entra como si nada a esa escena. Se desabrocha la campera, se saca la remera y los pantalones hasta quedar con una calza tipo bóxer. A nadie le sorprende la imagen. Pocos minutos después, llegan cinco varones más. “¿Ya estamos listos?”, pregunta la instructora. Responden que sí. Y quedan todos en el aire, algunos sostenidos por sus empeines, con la cabeza hacia abajo. Otros abrazando el tubo con las piernas y girando sin parar.

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Porque quieren mejorar su elasticidad, bajar de peso y tonificar sus músculos. O porque se aburrieron de los aparatos del gimnasio y les atrajo la idea de subirse a un caño. Cada vez más varones desafían los prejuicios de que es una disciplina exclusiva para mujeres y practican pole dance. Lo toman como un ejercicio de alto rendimiento y le sacan provecho a sus ventajas: como es una actividad que trabaja mucho el tren superior (brazos, hombros, abdomen) y requiere mucha fuerza, ellos avanzan rapidísimo. La flexibilidad, especialmente en las piernas, es lo que más les cuesta, reconocen.

Se dice que es una danza que nació en los cabarets. Y aunque todavía mucha gente la relaciona con el striptease, los amantes de esta disciplina -especialmente los varones- prefieren llamarle pole sport. Aseguran que es más parecido a las acrobacias que otra cosa y que tiene múltiples beneficios porque es un ejercicio muy completo: ejercita la coordinación, el equilibrio y aumenta la flexibilidad.

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Precisamente fue por eso que, hace cuatro meses, Mariano Ruiz (29 años) se anotó en una academia de San Juan al 400. Desde hace un tiempo practica calistenia en el parque 9 de Julio (ejercicios que se hacen con distintos elementos urbanos) y quería probar con una barra vertical. “Vine una clase y me copé. Mis amigos se reían mucho al principio, no podían creer que hiciera pole”, recuerda, y se ríe.

A todos los varones les ha pasado que sus allegados se sorprenden al escuchar que hacen prácticas en el caño. “Yo prefiero decir que hago trucos. Y es la verdad. Lo bueno es que jamás me aburro en una clase”, asegura Manuel Carbajal, de 15 años. Es un rubio inquieto que parece no cansarse nunca de los ejercicios. Pasa de un caño a otro y se divierte mientras hace una caminata en el aire al tiempo que gira alrededor del tubo.

A Nicolás Grimaldi, también de 15 años, el caño lo rescató de la vida sedentaria que llevaba. “Pasaba horas jugando a la computadora”, recuerda el joven que ahora se entusiasma con la idea de desafiar la gravedad y superarse cada clase, aprendiendo una acrobacia nueva. A Brian Castilla, de la misma edad, el pole dance le ayudó a bajar de peso, a contornear su cuerpo y, por ende, a sentirse mejor.

Casi por casualidad, Fel Xander (30) empezó a practicar pole dance. Después de haber estudiado danzas clásicas en el teatro Colón, se fue a vivir a México, donde daba clases de ballet. “En la misma academia enseñaban caño. Me insistían que lo intente. Un día probé y me enamoré de este loco deporte. Al principio me costó enfrentar los prejuicios porque en esa época solo mujeres lo practicaban”, confiesa.

Le gusta decir que la disciplina es, antes que nada, un hecho artístico. Lo que más le gusta a Fel, que se recibió de instructor, es la posibilidad de crear figuras y secuencias en el caño. Parece de goma cuando se sube: primero se enrosca como serpiente al tronco y luego deja ver varios trucos encadenados. Se llaman “butterfly” (mariposa), koala, geminis y plancha, describe.

“Hay miles de figuras”, cuenta Guisell García, quien dirige esta academia en la que ya un tercio de los alumnos son hombres. También se incorporan cada días más niños.

“Hasta hace unos años esto estaba puramente relacionado con lo exótico y había muy pocas academias en Tucumán; hoy somos cerca de 15 y ya avanzó el concepto de que se trata de una disciplina con muchísimos beneficios para la salud. Es un deporte muy completo: se desarrolla la fuerza, la resistencia y, además, mejora la calidad de vida de quienes lo practican y hasta es terapéutico porque levanta el ánimo y la autoestima”, resume.

Cada figura es dolorosa y complicada de hacer. Por eso, los cuerpos de estos acróbatas están llenos de moretones. “Vos llegas a una clase y no paras hasta que te sale. Cuando ves los avances y progresos, es impresionante”, cuenta Patricio Ferreyra, de 28 años, fibroso, elástico. Hace cuatro meses, cuando comenzó a hacer pole, sus amigos y familiares lo “comían con la mirada” y ahora están asombrados. Lo mismo le paso a Emir Meija, de 23 años. Hasta le hacían burla. Pero hoy, que el entrenamiento le ha dado tan buenos resultados, a él no le importa nada más que seguir adelante. Se siente fuerte. Nada más gratificante –dice- que subirse al caño, poner la cabeza contra el piso y sentirse más fuerte que la ley de la gravedad.

festejos
hoy es el día del pole urbano
Hoy se celebra el Día del Pole Urbano. De manera simultánea, en varios países los seguidores de esta disciplina salen a las calles a hacer demostraciones en los postes que encuentren  y también en estructuras especialmente armadas para la ocasión. 
Guisell García, de la Asociación de Pole Sport Tucumán, comento que las actividades en nuestra provincia arrancarán hoy a las 16.30. 
En ese horario, desde San Juan 433, saldrá a recorrer la ciudad un colectivo decorado con caños en su interior. El objetivo es visibilizar esta disciplina y resaltar su lado deportivo. Luego, a las 17, en el parque 9 de Julio habrá demostraciones de pole dance que podrán ser disfrutadas por el público en general de manera gratuita.
el origen
del circo chino al deporte
Puede parecer raro que un hombre elija el caño para entrenarse. Sin embargo, los orígenes del deporte se remiten al circo tradicional chino. Hace siglos, los hombres intentaban distintas figuras colgados de caños. Luego, se popularizó en los clubes de striptease. De a poco, va volviendo a sus orígenes. “Las clases suman cada vez más varones e incluso ellos compiten y tienen una destreza increíble”, comenta Fabiana Acosta, dueña del gimnasio Mega Fitness Alfa.

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