Los riesgos del uso de la tecnología en los niños

Los riesgos del uso de la tecnología en los niños

Los avances tecnológicos vertiginosos no solamente vienen transformando las comunicaciones con internet desde la década de 1990, sino que han producido cambios en los comportamientos sociales. ¿Quién iba imaginar décadas atrás que a partir de un teléfono móvil se iba a poder estar conectado con el mundo más lejano, desde encontrarse con los otros en la virtualidad -los que están cerca y distantes- hasta conseguir información de toda clase, acceder a bibliografías inhallables o enciclopedias o realizar cualquier tipo de compraventa u otras transacciones comerciales? Además se han producido cambios en el ámbito familiar y educativo.

El acceso a la tecnología se produce en los niños cada vez más temprano, a quienes se llama “sonajeros digitales”. Apenas alcanzan los dos años y ya comienzan a emplear las tablets o los celulares. Según un relevamiento realizado por Kidditos, el 70% de los chicos emplean teléfonos móviles antes de los cinco años; el 54% maneja tablets; el 56% emplea el celular para jugar; un 32% escucha música y un 10% ve videos; el 81% se entretiene con videojuegos, cuando en 2012 sólo lo hacía un 55%

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Esta nueva modalidad ha llevado al incremento de consultas pediátricas, como consecuencia de los perjuicios que puede causar este hábito electrónico entre los pequeños, aunque hay madres que sostienen que sus hijos aprenden gracias a la tablet. La autora del libro “Los chicos y las pantallas” señala que cada vez más niños toman contacto con las pantallas táctiles porque es muy fácil deslizar la mano, mucho más que pulsar botones. “Puedo asegurar que no les favorece en nada cuando la usan en forma desmedida y son muy chicos. Antes de los dos o tres años conspira contra el desarrollo de los sentidos, de la motricidad y contra la necesidad vital de que estén en contacto con la realidad real”, sostiene. Una psicopedagoga observa en su consultorio chicos con dificultades en la motricidad asociados con el uso abusivo de las pantallas táctiles. Los problemas comienzan en el jardín de infantes y van desde tomar mal el lápiz, no saber abrochar un botón, armar un rompecabezas o cortar con tijera. Un pediatra señala que existe evidencia del perjuicio que produce la excesiva exposición a las pantallas antes de los 18 meses.

Algunas consecuencias del exceso en el empleo de las pantallas son el retraso en el desarrollo de la motricidad fina, insomnio y falta de descanso, déficit de atención y trastornos de peso por merma de la actividad física. Estos “juguetes electrónicos” son el pretexto de muchos padres para desligarse de sus hijos. La televisión cumplía antes -lo sigue cumpliendo aún- ese rol, también los videojuegos. “Enchufarlos” a los chicos en las pantallas es la mejor manera de que no molesten y permitir a los adultos dedicarse a sus cosas. Pero también influyen la moda y la penetración del consumismo que lleva a pensar a muchos padres: “si lo otros tienen, mis hijos también, no quiero que se frustren”. Uno de los perjuicios de este hábito es que los aísla en su propio mundo y luego pueden tener problemas para relacionarse con los otros o para integrarse. Tal vez sería necesario que en los establecimientos educativos se dictaran talleres para padres, en los que se los concientizara sobre los beneficios y perjuicios de la tecnología y la importancia de ponerles límites a sus hijos. La tablet o el celular no son buenos ni malos en sí, son sólo objetos; el empleo que les den sus usuarios puede transformarlos en una herramienta positiva o negativa.

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