Carta de lectores
25 Junio 2017
la promoción de tucumán
Haciéndome eco de su Editorial del jueves pasado ( La promoción turística de Tucumán en Buenos Aires), hago conocer mi opinión al respecto. Pienso en una familia de turistas que, atraída por la promoción, viaja en automóvil (76%) con destino a Tucumán. ¡Pobres víctimas del engaño! En Termas de Río Hondo deciden trasladarse al promocionado Tafí del Valle, pasando por Leales y Famaillá (ruta 323). Con seguridad, antes de llegar a Río Colorado estarán varados con el automóvil destruido. Es una ruta que únicamente se puede transitar con un “todo terreno” o un tractor. Si deciden dirigirse a la Capital y no se extravían por la ausencia de señalización vial, podrán observar los asquerosos basurales que ya son parte del paisaje tucumano. Supongamos que desde la Capital se les ocurre viajar al sur por ruta 301. Allí seguramente decidirán huir rumbo a Salta o a cualquier otra provincia. ¡Esa ruta es la mayor de las vergüenzas tucumanas!, sumamente transitada y está destruida. No mencionemos si los ilusos turistas viajan de noche por la ruta 38 al sur. Si se salvan de morir en un accidente con una rastra cañera, morirán de un infarto (y no estoy exagerando). Esta situación de promocionar el turismo se parece a otra imaginada: Supongamos que yo invito a unos amigos de otra provincia a pasar unos días en casa, pero ocurre que tengo destruido el baño, suciedad en todos los rincones, las cucarachas paseándose por la cocina. Esos amigos no sólo me insultarán sino que nunca más volverían. Lo que deberíamos hacer es poner avisos en todo el país que expresen: “Por favor no vengan. Estamos preparando a Tucumán para el turismo. Les avisaremos cuando estemos listos”. Hay que ser inepto o caradura para invitar a turistas y ofrecer una provincia cuyos hermosos paisajes están cubierto con basura, las rutas destruidas, tránsito vehicular extremadamente peligroso, veredas rotas, servicio de taxis deficiente, perros callejeros, muchas personas mal educadas, carros a caballo por las calles de la ciudad, etc., etc., etc. Señores funcionarios, ¿nunca recorren la provincia?,  ¿no ven el estado de las rutas? ¿Acaso creen que Tucumán es el único destino turístico del país, que los viajeros son estúpidos y se dejarán engañar con empanadas y vino? Tenemos mucho para ofrecer pero los ahuyentamos con las deficiencias, abandono y errores. A veces pienso que a los gobernantes no les interesa que crezcamos en materia turística, lo demostraron durante décadas.                     Felicito a LA GACETA porque permanentemente se ocupa e insiste con este importante tema.
                    Carlos Héctor Savino                   Laprida 148
Famaillá
n el voto vale, a pesar de todo
Ciegos a la crisis de credibilidad que enfrentan muchos políticos, se lanzan nuevamente a la gran carrera, a espaldas de la grave inconformidad social por el pobre desempeños de algunos de ellos. Se trata de ganar “como sea”, sin importar que después haya que pedir disculpas, presentándose otra vez sin un mínimo de vergüenza por las trampas cometidas. La política, en esta carrera descarnada, expone las miserias de ese mundo, descubriendo a políticos capaces de delinquir con tal de conseguir el “elixir” de la política: el poder. Vemos plasmada en la TV la idea de que hacer política no se trata de servir a la ciudadanía, solucionar problemas de la comunidad o alcanzar fines “superiores”, (por ejemplo en un plano moral) sino permanecer en el cargo o tratar por todos los medios de obtenerlo para ascender al “podio”. En esta competencia que financiamos y soportamos como simples espectadores, importa antes que nada quedarse con el trofeo electoral para después obtener el campeonato mayor, la victoria en las elecciones presidenciales. Pese a que la desilusión nos amarga, la esperanza nos susurra: “un intento más”. Nuestro voto reviste vital importancia en nuestro país, históricamente mal administrado; tomemos el tiempo suficiente para analizar y tomar mejores decisiones al elegir, sin dejarnos llevar por las campañas de mercadotecnia, que llegan nuevamente a nuestras puertas, en especial a las de los más necesitados, golpeados por los estragos de la pobreza y el hambre, en forma de “ayuda” ocasional; a quien le falta el pan para sus hijos no puede pensar y se rinde ante las ofertas de algunos inmorales que aprovechan esta situación para “comprar” sus votos. El desafío que se plantea es de origen económico y técnico, pero más que todo de orden ético, espiritual y político. No cesemos de quejarnos de los problemas políticos, de corrupción, impunidad, inseguridad, educación, narcotráfico, etc. Pero no deben prevalecer estas palabras de derrota, el voto permite actuar para cambiar lo que nos parece que está mal, podemos escoger libremente a nuestros gobernantes y participar en una nueva etapa de nuestro país. Votar nos proporciona identidad, sentido de pertenencia a la Argentina. El voto fue pisoteado, comprado, robado y devaluado, pero hoy debemos decirles a nuestros hijos y nietos que el voto, mi voto, sí tiene valor. Somos testigos de que la Argentina avanza pese a todo, y por el mejor camino: el de la democracia, que mañana ellos podrán disfrutar plenamente.
 Pablo J. Giunta
n la enet de tafí viejo y su legado
Mañana, lunes, nuestra ENET de Tafí Viejo festejará institucional y comunitariamente sus jóvenes y pródigos 90 años. Su nacimiento se remonta al 25 de junio de 1927 como escuela de Artes y Oficios. En 1943 pasó a denominarse Escuela Técnica de Oficio Ferroviario y en 1948, Escuela Industrial de la Nación, con la incorporación del ciclo Medio. Recién en 1949 fue creado el ciclo Superior,  lo que posibilitó el egreso en 1953 de la primera promoción de Técnicos Ferrocarrileros. En 1972 se la designa con el nombre de Escuela Nacional de Educación Técnica n°1 (ENET N°1), y en 1974 se graduó la primera  promoción de Técnicos Electromecánicos. El 18 de agosto de 1993 se trasladó desde Villa Obrera a su edificio actual y en 1996 tomó el nombre de Escuela Técnica profesor Rafael Marino, en homenaje a su principal gestor y creador. En 2009 egresó la primera promoción de técnicos Electrónicos, carrera paralela a Electromecánica instaurada años anteriores. Por esta razón, quienes tuvimos la fortuna de pasar por las sencillas aulas de su emplazamiento de origen guardamos una deuda de gratitud de inmensa, no tan sólo por formarnos primeramente como estudiantes técnicos, sino también por moldearnos como hombres de bien, solidarios y comprometidos con nuestro entorno familiar, social, laboral, cultural, religioso y deportivo, también por brindarnos, a través de un acuerdo con Ferrocarriles Argentino, un sueldo conformado por el pago de horas de escuela, más las de aprendizaje en ese coloso ferroviario que hoy parece “dormir” el sueño de los justos. Este sueldo nos permitía, por un lado, solventar nuestro gastos de estudiantes; y por otro ”yaparlo” al salario humilde de nuestro padre, ante la sonrisa complacida de nuestra madre. A quienes concurren hoy a esta Escuela Técnica, desde su director hasta el último alumnito ingresado este año, pasando por los docentes áulicos y de Taller de Enseñanzas Prácticas como así también los que componen los distintos estamentos administrativos y demás personal de servicio, que integran esta maravillosa institución, queremos recordarles con orgullo todos los pasos que se dieron en estas nueve décadas. Un largo tramo, que permitió avanzar desde ese modesto origen hasta llegar a este venturoso presente, bregando en todo evento y en cualquier momento para engrandecer aún más a esta querida ENET.
Adalberto Madozzo
Bartolomé Mitre 965
Tafí Viejo
n qué pasa en nuestras rutas
LA GACETA, en el Editorial  “Las rastras cañeras y los accidentes en rutas”, trató el protagonismo que tienen estos vehículos en los accidentes de tránsito. A mi entender, una gestión eficaz y eficiente de la seguridad vial es el camino idóneo que debe recorrer el gobierno tucumano para afrontar los accidentes  viales que sufre la comunidad. La experiencia a nivel mundial nos hace saber que no es suficiente contar con instrumentos de gestión (leyes, procedimientos, normas, controles, capacitación, etc. ), se debe disponer  básicamente de  una política de Estado en Seguridad Vial, que incluya y comprometa  a los poderes: Legislativo, Ejecutivo, Judicial,  Municipal y comunal. Una política de Estado es aquello que un Gobierno desea implementar en forma permanente, que trascienda en el tiempo, sin que sea afectado por los cambios de gobierno. Mi hipótesis  es que en  Tucumán la accidentologia del tránsito no mejora porque el Estado no tiene una política y tampoco cuenta con planes y programas de aplicación continua en la materia (lo poco que se hace es transitorio, circunstancial y puntual). El tránsito es un fenómeno complejo y debe  ser administrado como un sistema, teniendo en cuenta los tres elementos fundamentales que lo componen: el vehículo, el camino y el ser humano. De los tres, el factor humano es el más impredecible, difícil de administrar y el causante de la mayoría de los accidentes que ocurren cuando se transita en la vía publica. Necesitamos un Estado activo, que nos demuestre que la seguridad vial es política de Estado, que debe ir acompañada de planes y programas  creíbles y sustentables y que contengan los diversos aspectos de la problemática del tránsito. Los actores del sistema del tránsito y la población deben comprender que la obtención de estándares óptimos de seguridad vial lleva tiempo y es por ello que quienes gobiernan Tucumán deben adoptar a la mayor brevedad  las medidas necesarias para que en el futuro se cosechen mejores frutos. Si nada se hace, las muertes, mutilaciones, invalidez creciente y familias destruidas, como consecuencia de estos accidentes, continuarán avanzando como un quinto jinete apocalíptico.
Juan Francisco Segura
Pasaje Baaclini 675 
 San Miguel de Tucumán
============02 TEX EDI Cartas Título OK (11561627)============
n El brillo de la humildad
Me ha emocionado la lectura del artículo publicado en  LA GACETA del viernes pasado sobre el Ingeniero Roberto  Cudmani, volviendo al colegio del cual egresó, después de transcurrida toda una vida. Seguro que la emoción fue compartida por todos  los que pertenecemos a aquella generación que afianzó las prácticas de la lectura con las emotivas  páginas de Juvenilia  -gran obra de Miguel Cané- en las que  el autor  relata sus días de pupilo en el egregio Colegio Nacional. La visita del ingeniero Cudmani resulta de una claridad impecable para esta generación de jovencitos, ansiosa de referentes adultos. Quizás por eso la foto los muestra asombrados y perplejos ante las palabras del maestro. Rescato como decálogo de excelencia: el estudiar sólo dos horas, pero hacerlo todos los días; el minimizar la inteligencia y reivindicar la organización y la constancia -hábitos que se pueden lograr con esfuerzo-. En contra de los eruditos de la educación que pretenden brillar ante grandes auditorios con arduos despliegues de oratoria, este humilde “maestro” confesó que se llevaba materias a rendir, que su compañero Tomás Eloy Martínez no lo recordaba y que no se sentía un ejemplo de nada. Con esa simpleza de los grandes, se dirigió a tocar el piano, señalando, sin quererlo, el camino del arte como salvación individual y colectiva en medio de un mundo que se resiste a entender que las cosas verdaderas y profundas son las están profundamente enraizadas en los cimientos de nuestras vidas, como la botella con mensajes que la promoción del ingeniero Cudmani enterró en el patio del colegio y que dio sus frutos recién ahora, con esta presencia esclarecedora en medio de tantas incertezas. Muchas gracias por esta maravillosa nota periodística. 
Graciela Jatib

La promoción de Tucumán

Haciéndome eco de su Editorial del jueves pasado ( La promoción turística de Tucumán en Buenos Aires), hago conocer mi opinión al respecto. Pienso en una familia de turistas que, atraída por la promoción, viaja en automóvil (76%) con destino a Tucumán. ¡Pobres víctimas del engaño! En Termas de Río Hondo deciden trasladarse al promocionado Tafí del Valle, pasando por Leales y Famaillá (ruta 323). Con seguridad, antes de llegar a Río Colorado estarán varados con el automóvil destruido. Es una ruta que únicamente se puede transitar con un “todo terreno” o un tractor. Si deciden dirigirse a la Capital y no se extravían por la ausencia de señalización vial, podrán observar los asquerosos basurales que ya son parte del paisaje tucumano. Supongamos que desde la Capital se les ocurre viajar al sur por ruta 301. Allí seguramente decidirán huir rumbo a Salta o a cualquier otra provincia. ¡Esa ruta es la mayor de las vergüenzas tucumanas!, sumamente transitada y está destruida. No mencionemos si los ilusos turistas viajan de noche por la ruta 38 al sur. Si se salvan de morir en un accidente con una rastra cañera, morirán de un infarto (y no estoy exagerando). Esta situación de promocionar el turismo se parece a otra imaginada: Supongamos que yo invito a unos amigos de otra provincia a pasar unos días en casa, pero ocurre que tengo destruido el baño, suciedad en todos los rincones, las cucarachas paseándose por la cocina. Esos amigos no sólo me insultarán sino que nunca más volverían. Lo que deberíamos hacer es poner avisos en todo el país que expresen: “Por favor no vengan. Estamos preparando a Tucumán para el turismo. Les avisaremos cuando estemos listos”. Hay que ser inepto o caradura para invitar a turistas y ofrecer una provincia cuyos hermosos paisajes están cubierto con basura, las rutas destruidas, tránsito vehicular extremadamente peligroso, veredas rotas, servicio de taxis deficiente, perros callejeros, muchas personas mal educadas, carros a caballo por las calles de la ciudad, etc., etc., etc. Señores funcionarios, ¿nunca recorren la provincia?,  ¿no ven el estado de las rutas? ¿Acaso creen que Tucumán es el único destino turístico del país, que los viajeros son estúpidos y se dejarán engañar con empanadas y vino? Tenemos mucho para ofrecer pero los ahuyentamos con las deficiencias, abandono y errores. A veces pienso que a los gobernantes no les interesa que crezcamos en materia turística, lo demostraron durante décadas.                     Felicito a LA GACETA porque permanentemente se ocupa e insiste con este importante tema.

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Carlos Héctor Savino                  

Laprida 148

Famaillá

El voto vale, a pesar de todo

Ciegos a la crisis de credibilidad que enfrentan muchos políticos, se lanzan nuevamente a la gran carrera, a espaldas de la grave inconformidad social por el pobre desempeños de algunos de ellos. Se trata de ganar “como sea”, sin importar que después haya que pedir disculpas, presentándose otra vez sin un mínimo de vergüenza por las trampas cometidas. La política, en esta carrera descarnada, expone las miserias de ese mundo, descubriendo a políticos capaces de delinquir con tal de conseguir el “elixir” de la política: el poder. Vemos plasmada en la TV la idea de que hacer política no se trata de servir a la ciudadanía, solucionar problemas de la comunidad o alcanzar fines “superiores”, (por ejemplo en un plano moral) sino permanecer en el cargo o tratar por todos los medios de obtenerlo para ascender al “podio”. En esta competencia que financiamos y soportamos como simples espectadores, importa antes que nada quedarse con el trofeo electoral para después obtener el campeonato mayor, la victoria en las elecciones presidenciales. Pese a que la desilusión nos amarga, la esperanza nos susurra: “un intento más”. Nuestro voto reviste vital importancia en nuestro país, históricamente mal administrado; tomemos el tiempo suficiente para analizar y tomar mejores decisiones al elegir, sin dejarnos llevar por las campañas de mercadotecnia, que llegan nuevamente a nuestras puertas, en especial a las de los más necesitados, golpeados por los estragos de la pobreza y el hambre, en forma de “ayuda” ocasional; a quien le falta el pan para sus hijos no puede pensar y se rinde ante las ofertas de algunos inmorales que aprovechan esta situación para “comprar” sus votos. El desafío que se plantea es de origen económico y técnico, pero más que todo de orden ético, espiritual y político. No cesemos de quejarnos de los problemas políticos, de corrupción, impunidad, inseguridad, educación, narcotráfico, etc. Pero no deben prevalecer estas palabras de derrota, el voto permite actuar para cambiar lo que nos parece que está mal, podemos escoger libremente a nuestros gobernantes y participar en una nueva etapa de nuestro país. Votar nos proporciona identidad, sentido de pertenencia a la Argentina. El voto fue pisoteado, comprado, robado y devaluado, pero hoy debemos decirles a nuestros hijos y nietos que el voto, mi voto, sí tiene valor. Somos testigos de que la Argentina avanza pese a todo, y por el mejor camino: el de la democracia, que mañana ellos podrán disfrutar plenamente.

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Pablo J. Giunta
[email protected]

La Enet de Tafí Viejo y su legado

Mañana, lunes, nuestra ENET de Tafí Viejo festejará institucional y comunitariamente sus jóvenes y pródigos 90 años. Su nacimiento se remonta al 25 de junio de 1927 como escuela de Artes y Oficios. En 1943 pasó a denominarse Escuela Técnica de Oficio Ferroviario y en 1948, Escuela Industrial de la Nación, con la incorporación del ciclo Medio. Recién en 1949 fue creado el ciclo Superior,  lo que posibilitó el egreso en 1953 de la primera promoción de Técnicos Ferrocarrileros. En 1972 se la designa con el nombre de Escuela Nacional de Educación Técnica n°1 (ENET N°1), y en 1974 se graduó la primera  promoción de Técnicos Electromecánicos. El 18 de agosto de 1993 se trasladó desde Villa Obrera a su edificio actual y en 1996 tomó el nombre de Escuela Técnica profesor Rafael Marino, en homenaje a su principal gestor y creador. En 2009 egresó la primera promoción de técnicos Electrónicos, carrera paralela a Electromecánica instaurada años anteriores. Por esta razón, quienes tuvimos la fortuna de pasar por las sencillas aulas de su emplazamiento de origen guardamos una deuda de gratitud de inmensa, no tan sólo por formarnos primeramente como estudiantes técnicos, sino también por moldearnos como hombres de bien, solidarios y comprometidos con nuestro entorno familiar, social, laboral, cultural, religioso y deportivo, también por brindarnos, a través de un acuerdo con Ferrocarriles Argentino, un sueldo conformado por el pago de horas de escuela, más las de aprendizaje en ese coloso ferroviario que hoy parece “dormir” el sueño de los justos. Este sueldo nos permitía, por un lado, solventar nuestro gastos de estudiantes; y por otro ”yaparlo” al salario humilde de nuestro padre, ante la sonrisa complacida de nuestra madre. A quienes concurren hoy a esta Escuela Técnica, desde su director hasta el último alumnito ingresado este año, pasando por los docentes áulicos y de Taller de Enseñanzas Prácticas como así también los que componen los distintos estamentos administrativos y demás personal de servicio, que integran esta maravillosa institución, queremos recordarles con orgullo todos los pasos que se dieron en estas nueve décadas. Un largo tramo, que permitió avanzar desde ese modesto origen hasta llegar a este venturoso presente, bregando en todo evento y en cualquier momento para engrandecer aún más a esta querida ENET.

Adalberto Madozzo
Bartolomé Mitre 965
Tafí Viejo

Qué pasa en nuestras rutas

LA GACETA, en el Editorial  “Las rastras cañeras y los accidentes en rutas”, trató el protagonismo que tienen estos vehículos en los accidentes de tránsito. A mi entender, una gestión eficaz y eficiente de la seguridad vial es el camino idóneo que debe recorrer el gobierno tucumano para afrontar los accidentes  viales que sufre la comunidad. La experiencia a nivel mundial nos hace saber que no es suficiente contar con instrumentos de gestión (leyes, procedimientos, normas, controles, capacitación, etc. ), se debe disponer  básicamente de  una política de Estado en Seguridad Vial, que incluya y comprometa  a los poderes: Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Municipal y comunal. Una política de Estado es aquello que un Gobierno desea implementar en forma permanente, que trascienda en el tiempo, sin que sea afectado por los cambios de gobierno. Mi hipótesis  es que en  Tucumán la accidentologia del tránsito no mejora porque el Estado no tiene una política y tampoco cuenta con planes y programas de aplicación continua en la materia (lo poco que se hace es transitorio, circunstancial y puntual). El tránsito es un fenómeno complejo y debe  ser administrado como un sistema, teniendo en cuenta los tres elementos fundamentales que lo componen: el vehículo, el camino y el ser humano. De los tres, el factor humano es el más impredecible, difícil de administrar y el causante de la mayoría de los accidentes que ocurren cuando se transita en la vía publica. Necesitamos un Estado activo, que nos demuestre que la seguridad vial es política de Estado, que debe ir acompañada de planes y programas  creíbles y sustentables y que contengan los diversos aspectos de la problemática del tránsito. Los actores del sistema del tránsito y la población deben comprender que la obtención de estándares óptimos de seguridad vial lleva tiempo y es por ello que quienes gobiernan Tucumán deben adoptar a la mayor brevedad  las medidas necesarias para que en el futuro se cosechen mejores frutos. Si nada se hace, las muertes, mutilaciones, invalidez creciente y familias destruidas, como consecuencia de estos accidentes, continuarán avanzando como un quinto jinete apocalíptico.

Juan Francisco Segura
Pasaje Baaclini 675 

San Miguel de Tucumán

El brillo de la humildad

Me ha emocionado la lectura del artículo publicado en  LA GACETA del viernes pasado sobre el Ingeniero Roberto  Cudmani, volviendo al colegio del cual egresó, después de transcurrida toda una vida. Seguro que la emoción fue compartida por todos  los que pertenecemos a aquella generación que afianzó las prácticas de la lectura con las emotivas  páginas de Juvenilia  -gran obra de Miguel Cané- en las que  el autor  relata sus días de pupilo en el egregio Colegio Nacional. La visita del ingeniero Cudmani resulta de una claridad impecable para esta generación de jovencitos, ansiosa de referentes adultos. Quizás por eso la foto los muestra asombrados y perplejos ante las palabras del maestro. Rescato como decálogo de excelencia: el estudiar sólo dos horas, pero hacerlo todos los días; el minimizar la inteligencia y reivindicar la organización y la constancia -hábitos que se pueden lograr con esfuerzo-. En contra de los eruditos de la educación que pretenden brillar ante grandes auditorios con arduos despliegues de oratoria, este humilde “maestro” confesó que se llevaba materias a rendir, que su compañero Tomás Eloy Martínez no lo recordaba y que no se sentía un ejemplo de nada. Con esa simpleza de los grandes, se dirigió a tocar el piano, señalando, sin quererlo, el camino del arte como salvación individual y colectiva en medio de un mundo que se resiste a entender que las cosas verdaderas y profundas son las están profundamente enraizadas en los cimientos de nuestras vidas, como la botella con mensajes que la promoción del ingeniero Cudmani enterró en el patio del colegio y que dio sus frutos recién ahora, con esta presencia esclarecedora en medio de tantas incertezas. Muchas gracias por esta maravillosa nota periodística. 

Graciela Jatib
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