“Mi meta es evocar genuinamente las emociones”

“Mi meta es evocar genuinamente las emociones”

Con más de 100 millones de ejemplares vendidos, es uno de los escritores más exitosos del mundo. Autor de best sellers como Querido John, Diario de una pasión, Cuando te encuentre y Un paseo para recordar -inspiradoras de exitosas películas de Hollywood- habla aquí sobre su proceso de escritura y acerca de Solo nosotros dos, su más reciente libro. Asegura que el éxito no lo abruma y que escribir puede ser en verdad tedioso. “Lo importante es mostrar, no decir”, apunta

30 Abril 2017

Por Dolores Caviglia - Para LA GACETA - Buenos Aires

Nicholas Sparks descubrió su destino por accidente. No fue el típico escritor que de chico amaba los libros. A los 19 años sufrió una lesión que lo dejó sin poder hacer deportes durante todo un verano. Nicholas era un gran corredor, un velocista destacado que proyectaba su vida como tal. Cuando se lastimó, le preguntó a su madre cómo podía hacer para pasar las vacaciones y ella le sugirió que escribiera un libro. Y él lo hizo. Influenciado por Stephen King, uno de sus autores favoritos, en tres meses consiguió terminar su primera novela de terror, The Passing. Tres años después, publicó la segunda. Así comenzó.

- ¿Dónde y cuándo nació la historia de Solo nosotros dos?

- Estaba escribiendo Tal como somos, mi novela anterior, y me quedé parado, bloqueado. Entonces tuve una idea y empecé a pensar en otra historia, en una novela sobre el amor de un padre a una hija, que tiene que cambiar de roles con su esposa, de los miedos asociados a si sabrá o no hacer lo que debería, y poco a poco se fue armando la novela y después todo vino junto. No había terminado la anterior. Pero ya no estaba trabajando para nada en ella. Había llegado a un punto en que tenía que encontrar una respuesta y ahora, a lo lejos, era tan obvia pero no la pude ver, me llevó meses hacerlo. En esos días apareció esta historia, que escribí primero en seis meses. Luego la abandoné para retomar la otra. Y la finalicé tiempo después. En total, habré tardado un año en escribirla.

- ¿Tiene una rutina a la hora de sentarte a escribir?

- Sí. Escribo durante tres o cuatro días y después edito otros tres y el otro día se lo dedico a la vida, viajo, doy alguna charla o estoy con los chicos. Cuando estoy creando material, puedo estar cinco o seis horas seguidas y conseguir 2.000 palabras. Y hay días en que produzco menos. A veces siento que cada día escribo más corto, aunque creo que los libros mejoran.

- Recién contaba que al escribir suele bloquearse, ¿cómo hace para destrabarse?

- Salgo a correr o a caminar, o a manejar. Pero a veces hay bloqueos más largos, noches eternas, momentos en que sudo. Tengo novelas que nunca pudieron ser desbloqueadas. Se quedaron a mitad de camino y jamás las pude terminar. No se publicaron. Cuando me bloqueo mucho, me pongo muy nervioso porque temo tener que tirar todo el material porque ya no sirve. La mayor parte del proceso de escritura es justamente pensar. No escribir.

- ¿Tiene ya todo resuelto en la mente cuando comienza un libro?

- La mayor parte, las piezas clave. La trama, algunas características esenciales de los personajes, como la edad, las relaciones, lo que sucede en las vidas, si tienen hijos, padres, buena salud. Conozco alguna de esas cosas y después, cuando junto una determinada cantidad, comienzo a crear y entonces los personajes empiezan a cambiar a medida que estoy escribiendo. Mucho de lo que ocurre surge cuando estoy escribiendo.

- ¿Solo nosotros dos es la historia del hombre actual?

- Creo que es la historia de un hombre. Russ es un personaje muy empático que se encuentra en una situación difícil. De repente su mujer comienza a ser más exitosa que él y eso es algo más común por estos días. El hombre empieza a ser más padre y no sabe bien cómo hacerlo, cómo balancear los tiempos y adaptarse.

- ¿Cómo escribir sobre los sentimientos y conseguir que el lector los capte?

- Mi meta es evocar genuinamente las emociones. Para que cuando las escriba la emoción esté claramente expresada y el lector las sienta, las entienda. Si el personaje de repente muestra que está enojado el lector en verdad lo tiene que suponer desde antes. La idea es mostrar, no decir. No hay que sorprender al lector, todo lo contrario. Tiene que entender el devenir de lo que sucede.

- ¿Por qué los capítulos comienzan en su mayoría con un flashback?

- Creo que es un atajo para comprender mejor a los personajes y entender cómo fue que llegaron a este punto de la vida. Quiero mostrar el pasado para que poco a poco la información se conozca y entonces el personaje esté más completo y el lector en verdad sienta que lo conoce.

- ¿Cuánto de autobiográfico tiene su literatura?

- Siempre hay algo mío en las novelas, en cada personaje. Es normal, soy yo el que está escribiendo. Intento que los personajes sean verdaderos, reales. Entonces tomo pedacitos de la vida aunque al final de la novela cada uno reaccione de maneras difíciles. Pasé por muchas situaciones en mi vida y eso me dio material.

- ¿De qué forma describiría su desarrollo como autor?

- Creo que me convertí en un mejor escritor, sea lo que sea que eso signifique. Mis historias cada vez son más complejas en cuanto a su estructura; eso lo manejo mejor ahora. Este libro, por ejemplo, no lo podría haber escrito 20 años atrás. No sé si es una novela mejor, pero yo tengo más herramientas. Quiero que cada una de mis historias tenga determinadas cosas que las hagan sentir familiares. Quiero que los lectores sepan que al agarrar uno de mis libros se van a encontrar con el amor, pero también quiero que no tengan ni idea de cómo se van a dar las cosas.

© LA GACETA

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PERFIL

Nicholas Sparks nació Nebraska, Estados Unidos, en 1965. Vivió en Minnesota, Los Ángeles y a los ocho años se instaló en California. Estudió Finanzas en la Universidad de Notre Dame y consiguió uno de los records de esa casa de estudios en la carrera de relevos de 4 x 800 metros. Es autor de más éxitos como Mensaje en una botella, El sendero del amor, El viaje más largo y Tal como somos. Fue traducido a más de 50 idiomas. Las películas basadas en sus libros, protagonizadas por actores como Ryan Gosling, Paul Newman, Richard Gere y Kevin Costner, recaudaron más de 900 millones de dólares. 

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