Los puestos innecesarios

Los puestos innecesarios

Sensata supresión del gobernador La Madrid.

GREGORIO ARÁOZ DE LA MADRID. Un retrato al lápiz del pintor tucumano Ignacio Baz. GREGORIO ARÁOZ DE LA MADRID. Un retrato al lápiz del pintor tucumano Ignacio Baz.
Es sabido que el general Gregorio Aráoz de la Madrid gobernó Tucumán durante una breve temporada (noviembre 1825-octubre 1826), tras haber derrocado al mandatario titular, coronel Javier López. A pesar del origen irregular -luego saneado por elección- de su título, la administración de La Madrid quedaría marcada por la sensatez de varias medidas que tomó. Era la época de las guerras civiles, de manera que la situación económica de la provincia era por demás precaria.

Ejemplo del buen criterio de La Madrid es el decreto que dictó el 2 de setiembre de 1826, refrendado por su ministro, doctor Manuel Berdia. Constaba de dos artículos. El primero disponía que “se procederá a la supresión de aquellos destinos que se crean innecesarios en la provincia”. El segundo artículo mandaba que “los empleados que resulten separados por nuevo arreglo que se adopte, podrán ser ocupados por el gobierno, siempre que por sus aptitudes sean acreedores (a ellos)”. La ejecución de estas disposiciones quedaba a cargo del ministro.

Los considerandos eran por demás realistas. Entendía La Madrid que, como debía “principiarse el arreglo que demanda el estado ruinoso de la provincia”, dentro de ese propósito no era posible “sostener por más tiempo empleos innecesarios, que sólo sirven para gravar los fondos públicos, y separar la juventud de otras ocupaciones útiles”.

Terminó también, por ejemplo, con el número limitado de abastecedores de carne. El 13 de setiembre dispuso que “es libre ese giro para todo el que quiera dedicarse a él”, si bien el abastecedor quedaba “sujeto al cumplimiento de los decretos y resoluciones del gobierno, particularmente el que ordena que las reses se maten en los corrales públicos”.

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