La UNT intensifica el ajuste en las boletas de los empleados

La supresión del “ítem riesgo” en las boletas de sueldo de los trabajadores universitarios supuso un ahorro de $500.000 para la UNT. Así lo precisó el vicerrector, José García. Hace unos días, desde el gremio no docente salieron a cuestionar la medida tomada desde el Rectorado y la tildaron de “dictatorial”.

Ese apartado impacta de diferentes maneras en unos 140 empleados no docentes que cobraban entre $1.400 a $2.000 por este concepto, según había manifestado el titular del gremio Apunt, Ángel Morales. También había funcionarios que estaban siendo beneficiados -reconoció García- por este suplemento que se paga si el trabajador desempeña una tarea que “ponga en peligro cierto su integridad psico-física” (artículo 71 del Convenio Colectivo de Trabajo aprobado en 2006).

García habló de una “distorsión” en el pago de este extra, pero dejó abierta la puerta a la posibilidad de revisar algunas de estas bajas. Reconoció que la decisión no pasó por la comisión específica que se formó para evaluar las condiciones de trabajo. “Había hasta secretarios que cobraban ‘riesgo’. Era una situación poco clara. La comisión deberá revisar y acordar con el gremio (no docente)”, apuntó García.

La medida forma parte de una revisión total que el Rectorado encaró el año pasado para tratar de reducir los gastos en personal, donde se le va más del 90% del presupuesto anual. Se suprimió el pago en concepto de “criticidad” que cobraban algunos directores; los sueldos (dobles) que tenían algunos funcionarios a quienes se les pagaba además como docentes y porcentajes de antigüedades que no correspondían, pero que habían sido dadas años antes por resolución rectoral. En total, unos $800.000 de ahorro mensual.

Miembros de la comisión de Hacienda del Consejo Superior han planteado la necesidad de que esos montos cobrados sean devueltos. “No puedo decir que sí o que no -opinó García- porque la UNT se los pagaba, no es que la persona los exigía”,

El año pasado, Lidia Ascárate (secretaria Administrativa) reconoció que eran 700 no docentes los que percibían el suplemento por riesgo. Esto -había dicho- representaba un gasto de $1,5 millón, mientras que la SPU solo financiaba $300.000. Con este ajuste lo mismo la cifra está lejos de equipararse a lo que piden desde la Nación.

“Estamos trabajando fuerte para sacarla (a la UNT) de la situación de crisis y está empezando a revertirse”, mencionó Ascárate hace unos días.

La caja

Mientras tanto, los no docentes piensan presionar con la idea de retirar su aporte de la caja complementaria. Morales insistió en que la adhesión voluntaria es un pedido que vienen haciendo y no obtienen respuestas.

La caja -creada en 1974- se nutre del aporte “solidario” del 2% sobre el total de la remuneración de todos los docentes y no docentes de la UNT; y de los intereses o rentas que produzcan esos fondos. El objetivo es ofrecer un complemento pecuniario a los que se jubilan. Esa cifra, según Ascárate, hoy ronda los $2.000.

Los fondos son manejados por una comisión constituida por un presidente y seis vocales (dos por los docentes, dos por los no docentes, un jubilado docente y un jubilado no docente). Las autoridades se renovaron en 2015 y permanecerán hasta 2019. El presidente actual es Luis Forns, quien aspiró a ser de decano de Ciencias Económicas en 2014. En el estatuto (1997) figura que el agente de retención es la UNT y que ese dinero no puede usarse para otro destino que no sea el pago de prestaciones (artículo 6). La eventual salida de los no docentes podría producir un vaciamiento de esa caja a la que los trabajadores aportan. Sobre ese punto, García recordó que la decisión pasa por el Consejo Superior. Además, calificó el funcionamiento de la caja como “un relojito” en referencia a la presentación de las rendiciones de cuentas. Morales había puesto en duda el manejo de los fondos, señalando que no sabían en qué se iba ese dinero.