Liderazgos cuestionados
Algunos sacudones, muchos amagues, demasiada desconfianza y exagerada incertidumbre. El oficialismo y la oposición se acercan a un calendario electoral que les depara un futuro incierto. Pocos son los referentes entusiasmados con la renovación parcial del Congreso; la mayoría, aunque nunca lo dirá en voz alta -y hace bien- siente lo mismo que se le escapó a la vicepresidenta Gabriela Michetti: lo mejor -para muchos- sería evitar los comicios de este año.

En el Acuerdo para el Bicentenario todos esperan una definición de José Cano. El radical dice que no quiere ser postulante a diputado, pero sabe que esa decisión no será suya. El miércoles, en la Quinta de Olivos, el titular del Plan Belgrano mantuvo una larga conversación con Marcos Peña. En pleno festejo por el cumpleaños del jefe de Gabinete, el armado electoral en las 10 provincias del Norte fue uno de los temas de la charla. El ex candidato a gobernador no transmitió mucho a su entorno sobre el contenido de ese diálogo, pero muchas veces hay hechos que suplen a las palabras. Quizá en ese contexto deban inscribirse las sugestivas pintadas “Cano 2017” que aparecieron en las últimas horas en varios puntos de la ciudad.

Desde luego, Cano niega que haya definiciones de la Casa Rosada acerca de cómo se plantará el macrismo para las Primarias de agosto y desmiente cualquier vinculación entre las pintadas y su última reunión en Olivos. Sin embargo, sí hay una cuestión relevante para la marcha de la coalición opositora en Tucumán. ¿Hay alguna posibilidad de que el radical y su compañero de fórmula en 2015 se enfrenten en las PASO? Si primara la posición del jefe de Gabinete de la Nación, entonces no habría ninguna chance de que Cano compita con una lista liderada por Domingo Amaya. El ala que conduce Peña, y que tiene acceso directo al despacho presidencial, no quiere internas y busca potenciar al radical para competir por la gobernación en 2019. Amaya es consciente de eso, y por eso apuesta al padrinazgo del ministro del Interior, Rogelio Frigerio. El secretario de Vivienda de la Nación y su jefe, en una reunión de análisis de gestión mantenida hace un par de semanas, escucharon de boca del propio Presidente el pedido para que inviten y sumen al radical a cada acto que realicen en las provincias involucradas dentro del plan Belgrano. Todo un mensaje.

En algo coinciden Cano y Amaya. Están convencidos de que en 2019 deberán enfrentar a José Alperovich. Ambos creen que el gobernador, Juan Manzur, no se animará a escindirse de su padre político, y en buena medida esa idea es alimentada por el propio senador. Alperovich, durante aquella charla con Frigerio de la que se habló en esta columna hace una semana, se jactó de ser el jefe político del oficialismo provincial y el único interlocutor válido entre Tucumán y la Nación. Lo llamativo es que en el peronismo comienzan a creer en la otra posibilidad y vaticinan que Manzur no le cederá el poder tan fácilmente, como sugiere Alperovich.

A principios de la semana pasada, el gobernador y el vice, Osvaldo Jaldo, cenaron con referentes políticos de Yerba Buena ligados al espacio de Juan Antonio Ruiz Olivares. Luego de ese mitin, se arrojaron más nombres a la lista de eventuales postulantes a diputado: los del ex legislador Roque Álvarez y de la actual diputada Miriam Gallardo, como colistas de una nómina encabezada por el propio Alperovich y por Gladys Medina, legisladora y esposa del intendente bandeño Darío Monteros. Por supuesto, en la cúpula del poder provincial rechazan sin titubear la posibilidad de que el tres veces ex gobernador se postule este año, y le hacen guiños al capitalino Pablo Yedlin, el titular de Deportes ad hoc que ocupa la Secretaría General de la Gobernación; y al ministro del Interior, Miguel Acevedo. También, creen que la fracción de los mellizos Orellana tiene que encontrar un lugar en el armado.

Como corolario, Alperovich buscó sacudirse rápido del pedido de indagatoria en su contra por presuntas anomalías en la ejecución del plan Más Cerca con una advertencia que varios dirigentes dicen haber escuchado y que por eso replicaron: que volverá a gobernar Tucumán en un par de años. Para algunos, se trata de una simple “toreada”. Para otros, una señal de que en el oficialismo, después de los comicios de octubre, el cisma se tornará inevitable

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