Necesaria presencia de los agentes municipales

Necesaria presencia de los agentes municipales

Como cualquiera lo sabe, en los últimos tiempos el tránsito de vehículos por las calles de San Miguel de Tucumán, en varias horas de la jornada, se ha convertido en algo enormemente complicado. Tanto, que inquieta pensar las dimensiones que ese cuadro adquirirá, cuando empiecen las clases. Los automotores se ven forzados a avanzar a paso de hombre, por calles atestadas. Se obliga así a los conductores a largas esperas, especialmente fastidiosas por ese clima agobiante que prácticamente no ha cedido a lo largo de nuestro más que dilatado verano.

Las razones de tal atascamiento del flujo de vehículos son variadas. A veces, se trata de que alguna manifestación callejera de protesta se está desarrollando sobre una de las arterias. Otras veces, ocurre que una obra se está ejecutando sobre el pavimento. Puede también haber sucedido algún accidente, hecho que, por un lapso prolongado, cierra el paso alrededor de su escenario.

Y es muy frecuente también, que la falta de cultura de los conductores de autos -pero también de los colectivos- los lleve a cruzarse en la bocacalle de arterias colmadas, cerrando el paso a los vehículos que intentan atravesarlas. Esto en lugar de esperar, detrás de la línea blanca, a que se alivie la cantidad de unidades. En fin, se trata de ratos -a veces bastante prolongados- especialmente caóticos, que registra a diario el tránsito por las calles de nuestra ciudad. Y está de más decir que aporta notablemente al desorden, la conducta de los motociclistas que viborean entre los autos detenidos, y para quienes parece no regir –tradicionalmente- normativa alguna.

Quien se encuentra al volante en esos momentos de atascamiento, se plantea de inmediato la pregunta de por qué no se divisa, en el lugar, algún agente de la Municipalidad. Sin duda su presencia resultaría fundamental para poner orden en el desmadre de los vehículos, cerrando el paso de algunos para que puedan circular otros, y sustituyendo, con sus indicaciones, las que proporciona el semáforo, que son insuficientes en esos casos de embotellamiento. También resultaría más que necesaria esa presencia, para desviar la correntada de automotores algunas cuadras antes de un cierre imprevisto de la calzada.

Pero todo esto no ocurre. Parecería que los agentes municipales entienden que su misión se agota en la mucho más cómoda de levantar actas de infracción. Brillan por su ausencia, tanto para impedir el estacionamiento indebido, como para cancelar otras infracciones: por ejemplo, el ingreso a las peatonales de vendedores ambulantes y de transeúntes llevando vehículos de dos ruedas. Estos últimos, inclusive, se estacionan en esos espacios, que les están vedados por ordenanza.

No parece que la Municipalidad de San Miguel de Tucumán debiera encarar la problemática que describimos rápidamente en las líneas que anteceden, replanteando –o haciendo que se cumpla- la función que tiene que desempeñar su personal en la vía pública, frente a estas situaciones prácticamente cotidianas. Función que, repetimos, va mucho más allá de la de estar atentos a las infracciones y confeccionar boletas a sus autores. Si no se lo entiende así, las dificultades que hoy exhibe nuestra circulación, no harán más que aumentar en forma exponencial.

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