Los múltiples rostros del Homo poieticus

Los múltiples rostros del Homo poieticus

Una selección de textos muy bien lograda por la diversidad, la excelencia literaria y la pareja calidad de las publicaciones.

IMPRONTA. Las contribuciones de Carlos Duguech destacan en el volumen que reúne una serie de textos notables. LA GACETA / FOTO DE ARCHIVO IMPRONTA. Las contribuciones de Carlos Duguech destacan en el volumen que reúne una serie de textos notables. LA GACETA / FOTO DE ARCHIVO
22 Enero 2017

La expresión Homo Poieticus elegida para título de este libro incluye la de “Homo poeticus” –de la que se separa apenas por una letra y por un significado- en tanto alude también al hombre lírico. Pero trasciende ese concepto y abarca todos los géneros y avatares de la condición humana: “El Homo Poieticus –consigna Amira Juri, compiladora de los textos- es el hombre que crea a partir de la imaginación, de la tradición, de lo innovador, de lo metafórico, de lo literal, de lo mítico simbólico… y la lista no tiene fin”.

A los autores del presente volumen los aúna, así, esa pluralidad hermenéutica de sus respectivos registros en la unidad temática que los convoca. Dicho de otro modo, comparten el desafío de expresar los múltiples rostros del Homo Poieticus según la propia voz y el código elegido por cada cual.

El desafío se cumple: se trata de una selección de textos muy bien lograda tanto por esa unidad en la diversidad que hacen al contenido, como a la excelencia literaria vinculada a la forma, a la expresividad.

Si bien cada autor hace su aporte en una suma de escritos donde la calidad es pareja y de algún modo antológica, hay nombres que representan claramente ese rigor literario. Uno es el de Carlos Duguech poniéndose, con gracia y cercanía, en el lugar emblemático de Borges o de Manuel Serrano Pérez. Otro, el de Mercedes Chenaut, que regala al volumen los más ingeniosos juegos semánticos: “Y ahora que las metáforas han sido desmontadas, aislados sus componentes, medidos los términos de sus dos planos (…) he quedado expuesto, viejo, seco, sin la tibieza de un buen hipérbaton a mano, sin la energía de un vehemente apóstrofe, sin la profundidad meridional de una pregunta retórica. Muero aquí, bajo todo lo que sé, abrumado de recursos estilísticos, devorados por horribles y fosilizados tropos”.

Homo Poieticus es un libro a la vez único y múltiple, una suerte de palimpsesto reivindicado, que rescata con fineza el sentido esencial del ímpetu poético.

© LA GACETA

FERNANDO SÁNCHEZ SORONDO

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