El 0km es el “milagro” que los hace soñar con reencuentros

El 0km es el “milagro” que los hace soñar con reencuentros

Donato Gutiérrez, que vive en Lules, recibió también el GPS que regala el Banco Santiago del Estero. Anhela con volver a su tierra, Iruya.

UNA ALEGRÍA BLANCA COMO LA SONRISA. Donato, su mujer Elsa y el pequeño Cristian, en Nissan Car NOA. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI.- UNA ALEGRÍA BLANCA COMO LA SONRISA. Donato, su mujer Elsa y el pequeño Cristian, en Nissan Car NOA. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI.-
11 Noviembre 2016
Donato Natividad Gutiérrez y su familia ya tienen su auto: el Nissan March Active Pure Drive Sedan 5 puertas que ganaron en el sorteo final de los Números de Oro, el ya clásico entretenimiento de LA GACETA, el 14 de octubre. También recibieron el GPS que regala siempre al ganador del auto el Banco Santiago del Estero. Lo entregaron Gustavo Neme, gerente del banco, y Juan Pablo del Pino, gerente de la Tarjeta SOL, y Cristian Baumgartner, gerente del centro de pagos del Banco Santiago del Estero. Poco antes, un poco agitado porque el tránsito había demorado el colectivo que los traía desde Lules, donde vive, Donato había llegado a la concesionaria con su mujer, Elsa Elizabeth González, y el hijo de ambos, Cristian.
  
Ojos bien abiertos

La timidez de Donato es profunda, pero la alegría se le escapa por los ojos. No habla mucho; más bien, Elsa oficia de “vocera”, mientras Cristian (10 años, casi 11), vergonzoso como su papá, se abraza a ella. En el inmenso salón de la concesionaria los tres miraban su auto, de un blanco inmaculado, con incredulidad.

El Nissan es casi un milagro para ellos, cosecheros de frutillas (Donato) y de arándanos (Elsa) hasta que en pocas semanas termine la temporada.

Él tiene previsto partir en breve a Chubut, donde ya tiene contactos de otros años, para la cosecha de frutas finas: cerezas, frambuesas. Su mujer aún no está segura de si viajará; pero está tranquila: sabe que como siempre, cuando es necesario, la abuela materna, Bernardina Mamaní, se encargará de Cristian. “Es el malcriado de todos -confiesa Elsa, mientras su hijo se ruboriza-. Mis padres y yo somos de Jujuy; yo soy única hija y él, el único nieto”.

El momento esperado

Donato ocupa el asiento del conductor, a pesar de que -reconoce- aún no sabe manejar. Confía en que Elsa, que aprendió hace años con el auto de su padre, tenga paciencia suficiente para enseñarle. Espera no demorar mucho, porque su sueño es llevar a Cristian a conocer a sus otros abuelos, que viven en Iruya. Elsa se alegra, porque para llegar a Iruya pasarán por su Jujuy natal. “Sería genial; no volví desde los 7 años” se permite soñar.

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