“En Navidad esperaba que él tocara la puerta y los abrazara”

“En Navidad esperaba que él tocara la puerta y los abrazara”

Ayer se abordó el caso de Jorge Agüero, un estudiante del Técnico aún desaparecido Familiares y amigos reconstruyeron la historia del joven estudiante que permanece desaparecido desde su secuestro

EL MÁS GRANDE. En la megacausa “Operativo Independencia”, el TOF aborda los casos de 271 víctimas. télam EL MÁS GRANDE. En la megacausa “Operativo Independencia”, el TOF aborda los casos de 271 víctimas. télam
04 Noviembre 2016

María Magdalena Ferreira no encontró palabras suficientes para describir la magnitud de los gritos de su hermana Ana Pabla cuando se dio cuenta de que habían llevado a su hijo Jorge de la Cruz Agüero, de 17 años. La mujer se quebró al recordar ese momento, marcado por esos lamentos. “Esa imagen vuelve a mi, la voz de mi hermana no me la voy a olvidar nunca. Ahí cambió nuestra vida. Nadie pasa por el dolor de una madre, la desesperación. Se llevaron lo mejor de uno”, afirmó.

Ferreira declaró ayer en la megacausa “Operativo Independencia” por el caso de su sobrino, estudiante del Instituto Técnico, que es una de las 271 víctimas de la juicio. El joven, que permanece desaparecido, participaba del centro de estudiantes del Instituto Técnico y en el Círculo de Estudiantes Socialistas (CES). Después, militó en la Organización Comunista Poder Obrero. En esta última agrupación conoció a su novia Silvia Sandoval, que estaba embarazada. Meses después de la desaparición nació Natalia Ariñez, militante de Hijos que declaró en junio.

Además de familiares y de vecinos, declararon también ex compañeros de colegio de Agüero. Dieron cuenta de que hay más de una docena de alumnos y de egresados de la institución dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) desaparecidos.

Los detalles

Ferreira explicó que la familia de su hermana residía en una casa antigua tipo chorizo y que ella, si bien vivía en Cruz Alta, estaba de paso en la ciudad porque tenía turno con un médico la mañana siguiente. Relató que la madrugada del 13 de enero de 1976, un grupo de hombres entraron y adujeron que perseguían a un ladrón.

“Tenían reflectores y triángulos -por la forma de pañuelos que les tapaban el rostro-. Mientras unos nos distraían, otros deben haber sacado a mi sobrino de su habitación. Nos quedamos asustados, con miedo. Nos dimos cuenta de que se lo habían llevado cuando llegamos a la pieza. Habían desordenado, pero sólo se llevaron una sábana. Creemos que los sacaron envuelto”, relató. Consignó que desde esa misma noche la familia emprendió la búsqueda infructuosa del joven y que jamás dejaron de esperarlo. Afirmó que anhela que suceda el “milagro” de saber el destino que tuvo. “Mi hermana en Navidad o en Pascuas esperaba que él tocara la puerta y los abrazara. Espero que las personas que dañaron a muchos en sus últimos momentos puedan arrepentirse”, concluyó.

Gustavo Agüero, hermano de Jorge, había salido cuando se produjo el operativo. “Cuando volví me di con la realidad, un drama tremendo. Todos querían salir a buscar a Jorge. Se hicieron todas las diligencias posibles”, dijo.

Con el tiempo supieron que esa noche también hubo operativos en las casas de otros chicos que habían estudiado en el Técnico: Juan Maltés, que estaba en Córdoba, y Rafael Coria, que pudo escapar.

Pedro Ardiles fue alumno del Técnico y recordó que la víctima era menor que él y que estaba cerca del centro de estudiantes. “En una gira de estudios fuimos a Italia y ahí estaba viviendo José Randace, lo fui a ver. Una noche me contó que estuvo detenido en la Jefatura y que estaba sentado. Escuchó quejidos a su lado y reconoció la voz de Jorge. Tocó mojado e interpretó que era sangre. Su padre era compañero de un comisario Sirnio, que le propuso liberarlo a cambio de 10 mil dólares, a cambio de que no volviera más al país”, comentó.

Al ser consultado sobre lo que sucedía en el colegio, afirmó que había algún tipo de vigilancia mediante algunos preceptores y afirmó que el regente de apellido Ruiz Holgado (fallecido) habría efectuado tareas de inteligencia. “Mi padre era profesor y un ingeniero le dijo que me fuera porque mi nombre estaba en una lista de ‘activistas’ y podría tener problemas”, expresó. En esto último coincidió el ex alumno y amigo de Agüero, Roberto Tagashira. “Era muy sensible, apasionado y de una gran profundidad”, caracterizó. La víctima era también un poeta.

Con respecto a Ruiz Holgado recordó que los actos escolares eran amenazantes: “una vez dijo en un acto que tuviésemos cuidado porque conocía varios estudiantes que estaban bajo tierra”. Entre los alumnos y los egresados que fueron víctimas del terrorismo de estado se encuentran: Jorge Rondoletto, Carlos Juan Salim Chalfoun, Julio Antonio Martín, Héctor Gargiulo, Eduardo Nicanor Giménez, Daniel Fontanarrosa, Tirso Luis Yanez, Arturo Vallejo, José Enrique López y Ramón Gil, entre otros. Varios son víctimas de la megacausa.

El proceso es el más grande, en cuanto al número de víctimas, que se celebra en el Tribunal Oral Federal (TOF) local.

Uno de los imputados cuestiona a testigos

El imputado en la megacausa “Operativo Independencia” Jorge Omar Lazarte, que participa del juicio mediante videoconferencia desde Buenos Aires, pidió ayer la palabra. El ex militar afirmó que haría una observación a lo que considera una “transgresión” a las normas jurídicas y sobre la credibilidad de los testigos. “Presencié y escuché aproximadamente unos 750 testigos. Antes de sentarse se les exige que declaren decir la verdad. Parece que algunos no lo toman con seriedad”, consideró.

Opinó que algunos de los que pasan delante de los jueces Gabriel Casas, Carlos Jiménez Montilla y Juan Carlos Reynaga “magnifican” los hechos para sacar algún rédito. “Como imputado solicito que se exija más responsabilidad a quienes ofrecen sus testimonios para que este juicio no sea una puesta en escena para las condenas”, concluyó. Sobre Lazarte pesan dos condenas -no están firmes- por delitos de lesa humanidad, por las causas “Arsenales II-Jefatura II” y “Villa Urquiza”.

En “Operativo Independencia” está acusado como autor material por delitos contra dos víctimas y como autor mediato de 133 casos de violación de domicilio, 207 casos de secuestros, 175 de aplicación de torturas y 88 de homicidios. La acusación le atribuyó en todos los procesos orales el rol de “supervisor militar” del D2 y el haber sido subjefe de policía cuando en la Jefatura funcionaba un centro clandestino. El acusado negó en varias oportunidades el haber tenido esas funciones.

Nueva documentación

El defensor particular Facundo Maggio requirió que nuevos documentos sean incorporados como prueba. El abogado, que representa al ex policía Camilo Orce, explicó que mediante una publicación en Infobae, el periodista Belisario Sangiorgio Trogliero dio a conocer que tendría en su poder documentación de valor histórico. Se trata de “relatos oficiales del Ejército sobre el despliegue militar que ordenó el Poder Ejecutivo (Decreto 261/75) para enfrentar a la guerrilla rural durante 1975 en Tucumán”, según el artículo. Se trataría de una serie de libros editados por el Círculo Militar. La Fiscalía no se opuso a la incorporación.

Por otro lado, Maggio repudió un episodio ocurrido en la audiencia del viernes pasado. En la vereda del Tribunal habían sido repartido volantes que repudiaban las prisiones domiciliarias otorgadas a los acusados. “Se publicaron panfletos agraviando al Tribunal y estuvo en manos de querellantes, del doctor (Pedro) Orieta. Se publica e informa a la sociedad de manera falsa. No tiene firma, es cobarde. Se dice que los jueces dictan domiciliarias sólo porque los imputados tienen 70 años. Es un ataque para presionarlos. Que interpongan una recusación si temen parcialidad. El mecanismo adecuado no es la exhibición de un panfleto”, afirmó. Consignó que se trata de un mecanismo “de presión clandestino” y que “remite a un cuadro de sutil amenaza que es incoherente con sus propios reclamos de legalidad y de justicia”.

Casas, presidente del Tribunal, consideró que la cuestión era abstracta porque el abogado Orieta había retirado el panfleto de su escritorio luego de que los jueces se lo pidieron.

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