Por qué los adultos aman Disney

Por qué los adultos aman Disney

El parque más famoso del mundo no es sólo para niños y adolescentes. Cada vez más personas mayores lo eligen para cumplir un sueño pendiente. Un lugar para ser feliz.

31 Julio 2016

No creía que, a los 57 años, iba a sentir esas cosquillitas otra vez recorriendo su cuerpo. O esa adrenalina que obliga a apretar fuerte los dientes y a cerrar los ojos. Sensaciones muy parecidas a las que experimentaba en algún parque de diversiones, cuando su estatura apenas superaba el metro.

Le dijeron que estaba un poco “rayada” cuando planeó su visita a Disney World. Pero Graciela Pintado (“la Gra”, como le dicen todos sus amigos) tenía esa “deuda” pendiente. Así que ni bien tuvo la oportunidad no lo dudó. Un curso de perfeccionamiento en Estados Unidos, en agosto del año pasado, fue el disparador. Programó todo para cumplir con su sueño. No le importó que estaba sola. Ni bien terminó el cursado del taller, se puso zapatillas, short y musculosa y se largó a revivir su niña interior.

Durante los tres días que paseó por los universos de fantasías creados en Orlando (Estados Unidos) se trepó dos veces a gigantescas montañas rusas. “Al principio no me iba a subir, me daba pánico. Me acerqué a la cola para ver qué onda y me hicieron pasar enseguida. No tuve tiempo de pensarlo”, recuerda Graciela, que es fonoaudióloga. Se dejó llevar y sintió algo único al arrojarse a velocidades vertiginosas. Tanto le gustó que volvió a subir un poco más tarde. También entró al tren fantasma, voló por el espacio en un simulador y escapó de las garras de un tigre que la perseguía en la casa de Tarzán.

Sintió que su corazón se agigantaba con el beso de Mickey Mouse, o con el abrazo de la Sirenita, la mismísima princesa de los mares, esa que tantas veces vio en las películas junto a su nieta de siete años. “Cada día entraba a las 10 de la mañana y se hacían las 11 de la noche y yo no me quería ir. La verdad, me volví incansable en los parques. Fue una experiencia maravillosa que nunca hubiese imaginado”, resume la profesional, que pese a estar a pocos años de jubilarse tiene una energía especial. Tan entusiasmada volvió de Disney que ya está planeando volver cuando pueda, junto a sus hijos de 31, 29, 27 y 22 años.

Los motivos

La ciudad de Orlando, donde los parques temáticos de Disney ocupan cientos de metros cuadrados con impresionantes montañas rusas, simuladores en 3D y ciudades miniaturas pobladas de personajes famosos, atrae a millones de personas cada año, en especial a los niños. Y si bien uno puede pensar que son espacios diseñados especialmente para chicos y adolescentes, cada vez hay más adultos que mueren por estar allí. Celebran sus cumpleaños, sus casamientos, la llegada de la jubilación y la luna de miel. O simplemente van, como Graciela, para cumplir con una “asignatura pendiente”.

Lo cierto es que todos terminan redescubriendo su lado infantil. Para entender este fenómeno, una compañía de medios de comunicación estadounidenses llamada PopSugar, realizó una encuesta entre adultos fanáticos de Disney, quienes en su mayoría dijeron que aman este espacio porque les permite escapar de su abrumadora vida cotidiana. Asocian Disney con recuerdos positivos de la infancia, y quieren volver a crear esas emociones. Y no por ello se sienten inmaduros.

“¿Quién no quiere volver a jugar como un niño?”, advierte Ariadna Cabello, guía turística de una empresa que lleva tucumanos a Disney todos los años. “Vemos cada vez más adultos fascinados con juegos típicos para chicos. Hay personas de hasta 70 años o más. Los mayores tienen todo servido en los parques: hay unas sillitas que son como vehículos para que puedan trasladarse de un lugar a otro sin problemas. Si se cansan de caminar, hay una especie de motitos para que puedan disfrutar de absolutamente todo”, detalla.

Jaime Collado, propietario de una empresa turística, también confirma esta tendencia. “Lo que se nota en Tucumán es que cada vez más familias viajan a Disney. Los padres analizan esto: un paseo para una quinceañera cuesta entre U$S 4.700 hasta U$S 5.600 (depende la cantidad de días: 21 o 14). Si va la familia completa por 10 días y con algunas excursiones menos podrían pagar en total U$S 9.000 o U$S 10.000. Les conviene viajar a todos. Los adultos se divierten muchísimo; ni ellos imaginan que pueden volver a reírse de la manera en que lo hacen en Disney. Viven una verdadera fantasía”, resume.

Tal es la demanda que la mayoría de las empresas ya no arma grupos solo de quinceañeras para ir a la tierra del ratón más famoso del planeta. “Tenemos paquetes para familias y también para adultos que quieren ir solos, o de luna de miel. También hay abuelos o tíos que quieren viajar con sus nietos o sobrinos”, detalla Luis Japaze.

“La realidad es que a los adultos nos gusta contagiarnos de la felicidad que transmite Disney; es como un refugio contra todo lo malo”, sostiene Ariadna. Y Graciela resume: “los días que estuve ahí fueron una caricia para el alma”.

CONSEJOS

Cuándo conviene ir- En los parques de Disney, por lo general, hay mucha gente. Pero hay enormes diferencias según la fecha. Lo ideal es ir en temporada baja (septiembre y octubre) o en meses que, sin ser súper baja, son más tranquilos (segunda quincena de enero, febrero y marzo). Nunca en Navidad o Año Nuevo.

Cuántos días- Mínimo cinco días. Lo ideal es ir entre ocho y 10 días para no estar a las corridas, ni con el estrés de querer hacer todo en poco tiempo. Además, cada jornada en un parque es agotadora, por lo que a veces conviene intercalarlas con días de descanso.

Reservá anticipadamente- Los precios de los pasajes aéreos, los autos de alquiler, los hoteles y otros servicios en Walt Disney World varían mucho en función de la temporada y la demanda. Hay importantes promociones y descuentos si uno toma la precaución de cerrar hoteles con meses de anticipación.

Pases por día o paquetes.- En los parques, los pases por el día suelen ser más costosos que los que incluyen varios días, con combinación de parques. En algunos casos el valor del ticket diario se termina reduciendo a la mitad. A mayor cantidad de días de tickets, más bajo será el costo promedio por día. Ejemplo: si comprás tickets por 10 días, pagarás un promedio de U$S 34 el día. Si comprás sólo un día, ese acceso te costará casi U$S 100 .

Aprovechá el fastpass.- Se trata de un pase especial que se consigue dentro del parque o por internet para evitar las colas en los juegos. Por eso lo mejor es comprar cuanto antes por la web los tickets, los cuales podés enlazar con tu cuenta Disney y planificar en línea los días y horarios. Lo podés hacer con hasta 30 días de anticipación.

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PUNTO DE VISTA
Una vuelta a la libertad perdida 
Horacio Silva, psicólogo- docente de la unt
Se me pregunta acerca de si el creciente entusiasmo, por viajar a Disney se puede pensar como una vuelta a lo lúdico en los adultos. Diría que es una hipótesis extraña, pero que abre al debate. El juego no es  privativo de la infancia, todos jugamos a diversas cosas en distintas edades. Pero la incorporación del sujeto en las estructuras del funcionamiento social (familia, escuela, trabajo) va encausando y limitando el llamado “juego libre” del niño.
Según el viejito Freud (como aquella regla que enseñan los profesores de química) nada se pierde, todo se transforma, entonces lo que el niño abandona en el juego se transforma en otra actividad, muta en fantasía. Así, el adulto juega menos en sus horas diarias, pero ello no le impide fantasear.
Quizás el viajar a Disney sea una postal de aquella fantasía no realizada, de un antiguo anhelo infantil. Postal bastante capitalista de la felicidad, por cierto.
A propósito, se le adjudica a la pegadoga María Montessori la frase “cuánto más haga un juguete menos hará un niño”. Es una gran verdad. El juego necesita del vacío, de lo que no ha sido creado para que el jugador lo invente. El muñeco que canta, baila y prende luces no deja mucho resto para jugar con él, entonces el niño lo destroza. En los adultos pasa algo similar, si los compañeros de trabajo se desafían a quién es capaz de encestar una bola de papel en un papelero, y hasta apuestan la compra de la gaseosa, el juego producirá risas, entusiasmo y habilidad motriz. Producirá placer. Un papel y un papelero, nada más. No viajaron a Disney para encontrarse con el juego, ¿no?
El hombre siempre buscará jugar, porque hay una inventiva puesta allí, hay una vuelta a una libertad perdida y existe un placer que involucra al cuerpo. 

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PUNTO DE VISTA

Una vuelta a la libertad perdida 

Por Horacio Silva, psicólogo- docente de la unt

Se me pregunta acerca de si el creciente entusiasmo, por viajar a Disney se puede pensar como una vuelta a lo lúdico en los adultos. Diría que es una hipótesis extraña, pero que abre al debate. El juego no es  privativo de la infancia, todos jugamos a diversas cosas en distintas edades. Pero la incorporación del sujeto en las estructuras del funcionamiento social (familia, escuela, trabajo) va encausando y limitando el llamado “juego libre” del niño.
Según el viejito Freud (como aquella regla que enseñan los profesores de química) nada se pierde, todo se transforma, entonces lo que el niño abandona en el juego se transforma en otra actividad, muta en fantasía. Así, el adulto juega menos en sus horas diarias, pero ello no le impide fantasear.

Quizás el viajar a Disney sea una postal de aquella fantasía no realizada, de un antiguo anhelo infantil. Postal bastante capitalista de la felicidad, por cierto.
A propósito, se le adjudica a la pegadoga María Montessori la frase “cuánto más haga un juguete menos hará un niño”. Es una gran verdad. El juego necesita del vacío, de lo que no ha sido creado para que el jugador lo invente.

El muñeco que canta, baila y prende luces no deja mucho resto para jugar con él, entonces el niño lo destroza. En los adultos pasa algo similar, si los compañeros de trabajo se desafían a quién es capaz de encestar una bola de papel en un papelero, y hasta apuestan la compra de la gaseosa, el juego producirá risas, entusiasmo y habilidad motriz. Producirá placer. Un papel y un papelero, nada más. No viajaron a Disney para encontrarse con el juego, ¿no?

El hombre siempre buscará jugar, porque hay una inventiva puesta allí, hay una vuelta a una libertad perdida y existe un placer que involucra al cuerpo. 

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