Si apagás el piloto del calefón, podés ahorrar hasta un 25% de gas

Si apagás el piloto del calefón, podés ahorrar hasta un 25% de gas

El incremento en la factura de gas recalienta los bolsillos, lo que obliga a hacer un uso racional del recurso

AHORRO. Los nuevos calefones “sin llama” no tienen llama piloto, sino que cuentan con un sistema automático que los enciende al abrir el agua. AHORRO. Los nuevos calefones “sin llama” no tienen llama piloto, sino que cuentan con un sistema automático que los enciende al abrir el agua.
11 Junio 2016

No lo teníamos en cuenta, porque a pesar de lo imprescindible de ese servicio, era quizás el que menos sacudía el bolsillo cuando tocaba pagar las cuentas. Lejos, muy lejos de los montos de la factura de la electricidad, la del gas fue siempre la más benevolente para las finanzas de los hogares. Entonces, sin pensarlo demasiado, elegíamos cocinar, calentar agua para la ducha y para lavar los platos y calefaccionar las casas con artefactos a gas antes que con eléctricos. Y, como nos costaba mucho menos, también había un margen grande para el uso para el derroche. Ahora, con las nuevas tarifas, la realidad es otra: se ha vuelto imprescindible cuidarse de los excesos tanto o más que con la energía eléctrica, además de comprender cuánto y cómo gastamos ese recurso hasta ahora “barato”.

A la determinación del Gobierno nacional de quitar los subsidios a la energía, a fines de enero se anunció un aumento de entre el 100 y el 500% en electricidad, mientras que el 1 de abril se actualizó el precio del gas, con incrementos también dentro de ese rango, dependiendo de las categorías de consumo de los usuarios. En el caso de Gasnor -la empresa proveedora de gas en nuestra provincia- el metro cúbico (m3) pasó de costar $0,38 en marzo a $2,09 en abril, es decir que incrementó cinco veces el precio, a lo que además hay que sumarle el cargo fijo (de $13,90 a $42 bimestral) y los impuestos. Estas cifras corresponden a la categoría más barata, la Residencial R1.

Si bien el Gobierno nacional reconoció que el incremento ha sido demasiado abrupto y crudo y ha fijado topes de hasta 400% en los aumentos, los montos que se pagarán en las próximas facturas serán un cachetazo para los usuarios. El ahorro y el uso racional de los recursos es el desafío más grande en el inmediato plazo y una de las variables del ajuste hogareño deberá ser, sin dudas, la eliminación de los consumos pasivos o innecesarios, entre otras medidas que persigan la eficiencia.

En un artículo publicado por la revista Ciencia Hoy, titulado “Uso racional y eficiente de la energía”, se explica que utilizando tecnologías más eficientes para calefaccionar hogares y oficinas (simples y disponibles en el país) se podría ahorrar un 22% de consumo actual de gas, que es el equivalente a la fracción que se importa desde otros países. Dicho de otro modo: si sólo nos dispusiéramos a ahorrar -lo que no implica suprimir su uso-, no sería necesario importar gas. En esa misma publicación, los profesionales señalan que se podría ahorrar hasta un 25% de gas en las casas si se reemplazaran los calefones tradicionales por los nuevos que cuentan con piloto electrónico de encendido automático, que sólo se prenden cuando se abre el agua.

Cálculos

Salvador Gil es doctor en Física y director de la carrera de Ingeniería en Energía de la Universidad de San Martín. Admite que el suyo es “el tema del momento” y que diariamente recibe consultas de toda clase, especialmente del periodismo. Salteño y egresado de la UNT en su trayecto de grado, el experto conversó con LA GACETA.

Entre otras consideraciones y consejos, Gil advierte que el consumo pasivo de calefones y calefactores a gas, principalmente la llama del piloto, equivale en su consumo a un foco de 250 W encendido durante todo el día. La comparación entre los dos tipos de energía es válida ya que estamos más familiarizados al consumo eléctrico que al de gas. “Si se multiplica ese valor por 10 millones de usuarios, da 2500 MW (megavatios); con ese gas se podría generar 1500 MW, equivalente a lo que generarían las dos centrales nucleares de Atucha + Embalse combinadas”.

La pregunta del momento es qué es más económico en una casa, ¿calefaccionar con gas o con electricidad? La cuestión se centra en la climatización porque es el ítem que demanda el 50% del consumo de gas en una casa. La respuesta siempre es esquiva para los profesionales, porque entran en juego muchas variables. En la Facultad de Arquitectura de la UNT tienen en mente hacer esos cálculos, pero aún no tienen certezas para una afirmación contundente, explicó Beatriz Garzón, especialista en acondicionamiento ambiental y energías renovables, docente e investigadora de Conicet. Ante esa pregunta, los expertos acuden casi siempre a una misma respuesta global y que alude al uso racional: la energía más barata es la que no se consume.


consejos de ahorro
 
En invierno, minimizar las corrientes de aire en las casas: eliminar rendijas, colocar burletes en puertas y ventanas. También es útil colocar los zócalos de arena que impiden el paso del aire por debajo de la puerta (se consigue en bazares). Mantener las ventanas cerradas, abrir las cortinas durante el día y cerrarlas a la noche.
 
Si usás calefactor, ya sea a gas o eléctrico, no sobrecalefaccionar. En invierno la tempertatura de confort ronda los 19° y cada grado que se aumenta implica un consumo de 15% más. Si el calefactor a gas no cuenta con termostato, se puede colgar un termómetro común en la pared, arriba, para monitorear la temperatura.  
 
Por seguridad y uso eficiente de la energía, en los dormitorios conviene calefaccionar con equipos de aire acondicionado frío/calor. Climatizan más rápido que los calefactores a gas, se puede regular el termostato y no desprenden gases. No es necesario que el aparato esté encendido toda la noche, sino un rato antes de acostarse.
 
Al momento de comprar un artefacto a gas, prestar atención a la etiqueta de eficiencia, donde la letra A indica mayor eficiencia y la F, menor. No hay que fijarse únicamente en el precio de venta y en el diseño porque, a largo plazo, el costo en consumo será mayor. La etiqueta informa el consumo medio del artefacto.
 
Lo ideal sería cambiar los calefones con piloto por los nuevos de encendido automático, que no tienen una llama encendida de forma constante, sino que se encienden de forma electrónica cuando se abre el agua. Los precios de compra no son considerablemente mayores a los tradicionales y el ahorro es grande. 
 
Reemplazar la flor de la ducha por una más grande, que disminuye el caudal de agua y de esa forma ahorra gas. También se puede colocar aireadores o cortachorros en las canillas, unos pequeños dispositivos (cuestan menos de $ 100) que mezclan el agua con aire en la salida de la canilla y permiten un ahorro de hasta el 50%.

Consejos de ahorro

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 En invierno, minimizar las corrientes de aire en las casas: eliminar rendijas, colocar burletes en puertas y ventanas. También es útil colocar los zócalos de arena que impiden el paso del aire por debajo de la puerta (se consigue en bazares). Mantener las ventanas cerradas, abrir las cortinas durante el día y cerrarlas a la noche.

 Si usás calefactor, ya sea a gas o eléctrico, no sobrecalefaccionar. En invierno la tempertatura de confort ronda los 19° y cada grado que se aumenta implica un consumo de 15% más. Si el calefactor a gas no cuenta con termostato, se puede colgar un termómetro común en la pared, arriba, para monitorear la temperatura.

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Por seguridad y uso eficiente de la energía, en los dormitorios conviene calefaccionar con equipos de aire acondicionado frío/calor. Climatizan más rápido que los calefactores a gas, se puede regular el termostato y no desprenden gases. No es necesario que el aparato esté encendido toda la noche, sino un rato antes de acostarse.

 Al momento de comprar un artefacto a gas, prestar atención a la etiqueta de eficiencia, donde la letra A indica mayor eficiencia y la F, menor. No hay que fijarse únicamente en el precio de venta y en el diseño porque, a largo plazo, el costo en consumo será mayor. La etiqueta informa el consumo medio del artefacto.

 Lo ideal sería cambiar los calefones con piloto por los nuevos de encendido automático, que no tienen una llama encendida de forma constante, sino que se encienden de forma electrónica cuando se abre el agua. Los precios de compra no son considerablemente mayores a los tradicionales y el ahorro es grande. 

Reemplazar la flor de la ducha por una más grande, que disminuye el caudal de agua y de esa forma ahorra gas. También se puede colocar aireadores o cortachorros en las canillas, unos pequeños dispositivos (cuestan menos de $ 100) que mezclan el agua con aire en la salida de la canilla y permiten un ahorro de hasta el 50%.

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