"Hay un agotamiento del ciclo populista"

"Hay un agotamiento del ciclo populista"

Recientemente publicó Los beneficios de la libertad, libro escrito a dúo con el economista Marcos Buscaglia, en el cual se analizan los grandes problemas de la Argentina y las posibles soluciones para salir de una historia de fracasos sucesivos. En esta entrevista habla sobre nuestros vicios y posibilidades. “Necesitamos reglas elementales para organizar la forma en que funciona, se construye, se ejercita y se controla el poder”, asegura.

29 Mayo 2016


PERFIL

Sergio Berensztein es doctor en Ciencia Política y licenciado en Historia. Es profesor de la Escuela de Gobierno en la Universidad Di Tella, ex profesor visitante de las universidades de Princeton, Duke y Georgetowun, entre otras. En la Universidad Torcuato Di Tella dirigió la Maestría en Políticas Públicas y se desempeñó como asesor de grandes organismos internacionales, entre ellos el Banco Mundial. Es coautor de los libros El país que queremos y El poder narco, cofundador de la consultora Poliarquía y columnista de Perfil y LA GACETA. 

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Por Dolores Caviglia

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

A Sergio Berensztein le gusta mucho dar clases y eso se nota. Cuando habla, cuando escribe, siempre busca ser comprendido por una gran cantidad de gente, por la mayor cantidad posible. Su reciente libro, escrito junto con Marcos Buscaglia, es una prueba fiel de ello: Los beneficios de la libertad es un compendio de propuestas de alto impacto y bajo costo de implementación para ayudar a la Argentina a salir de su estancamiento secular, para contribuir al debate; todo ello expresado con un lenguaje claro y llano.

- ¿Cómo nació la idea de este libro?

- Fue hace tres años. Marcos, que es economista, ya por esa época estaba preocupado por el hecho de que la Argentina tenía inconstancias en la estabilidad de las políticas que aplicaba; y encima las había aplicado todas. Charlando mucho, sobre todo a partir de las elecciones de 2013, donde vimos un punto de inflexión, nos pusimos a pensar en esto. Nos conocemos desde 2003, cuando Marcos me contrataba para que explique a los clientes del banco cuestiones políticas. Y, así, en un momento de charla, vino con el tema de que el problema no era la economía, sino la política.

- En una de las primeras páginas, los autores se declaran ideológicamente neutros. ¿Es posible eso?

- Tenemos ideología, sí. ¿Importa? No. Porque de lo que tratamos de hablar es de reglas. Lo que nosotros decimos es que necesitamos reglas elementales para organizar la forma en que funciona, se construye, se ejercita y se controla el poder. Después, discutamos qué hacen los que llegan al poder. No es que no tengamos ideología, pero no es sobre eso que estamos hablando.

- ¿Cuál es la peor consecuencia que dejó el kirchnerismo?

- Sin dudas, la erosión enorme de los mecanismos fundamentales de la democracia por una concentración de poder en manos del Ejecutivo. El Congreso pasó a ser una escribanía que no analizaba nada ni cambiaba una coma de los proyectos. Necesitamos una democracia basada en la deliberación, con intercambio, y eso requiere que el presidente tenga un poder limitado. Lo que pasó en los últimos años fue lo contrario. Y no sólo por Cristina Kirchner; ella es un episodio marginal en la historia. Lo importante es ese mecanismo posible. Hay que evitar que eso pase.

- Si no se limita el poder, ¿siempre habrá concentración?

- No, a veces hay héroes; pero en general, sí. El poder absoluto corrompe absolutamente. Seguro existe gente que aunque tenga esa oportunidad, no la va a ejercer. Pero no te podés arriesgar, tenés que bloquearla antes. Esto es lo que quiere el libro: que el Estado funcione bien. Después discutamos si queremos un Estado grande o más chico, pero claramente hay cosas que el Estado debe hacer. En el gobierno reciente había un gasto público absurdamente alto para un nivel de eficiencia absurdamente bajo.

- ¿Cuán importante es la educación para llegar a este punto?

- Muy importante. Más si se comprende que la educación es siempre pública. Podés tener una universidad, un colegio privado pero el servicio de la educación es público y se tiene que garantizar el acceso. Si el político quiere desarrollar al país, cuanto más educación mejor; si no son esos sus planes, cuando menos educación mejor, así se puede controlar a la gente.

- ¿Qué es lo que sucede en la actualidad en América Latina?

- Hay un agotamiento del ciclo populista. El populismo es resultado del fracaso de los modelos anteriores, lo que pasa es que después de cierto periodo la sociedad se da cuenta que los problemas que vinieron a resolver no los solucionaron, sino que los acentuaron. Eso es lo que le pasa al pueblo: confiaron en A y salió mal, confiaron en B y salió mal. Entonces el problema tiene que ser algo más profundo. Los gobiernos populistas dicen sus ideas pero hacen lo contrario.

- ¿Vamos a seguir en esta rueda?

- Depende de lo que hagamos. Hay una ventaja ahora y es algo que destacamos en el libro: el partido que está en el gobierno nació en democracia. Y se supone que la sociedad aprende de su pasado. Al menos esa es una de nuestras premisas. Se trata de una cuestión generacional; quienes nos gobiernan ahora tienen menos de 55 años. Yo quiero tener gente experimentada tomando decisiones, claro. Pero la verdad es que la generación previa vivió experiencias tan traumáticas que no podés pedir objetividad porque hay dolor. Y hay que respetarlo. Pero necesitamos que no gobiernen con este criterio. A alguien que sufrió no se le puede pedir objetividad. No haber vivido eso te da una ventaja enorme, te permite ser más reflexivo, más pragmático. Nos parece que esta es una generación de políticos que tiene la gran ventaja de no haber sufrido tanto y eso puede permitir acuerdos sobre reglas de juego y objetivos que eran difícil de lograr hace poco tiempo.

© LA GACETA


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