“Es necesario invertir más en los sectores más vulnerables”

Axel rivas
Es director del Programa de Educación del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), autor del libro “Revivir las aulas” (entre otros numerosos títulos) y prfofesor de la Universidad Pedagógica Argentina (Unipe), de la Udesa, de la UTDT y de Flacso.

En tiempos en los que la educación pública aparece depreciada, el experto en Educación Axel Rivas afirma que, en general (y sin guardarse las críticas al sistema, como se verá) es en la escuela pública donde están más arraigadas las ideas de justicia y de inclusión.

El jueves, a las 19, el experto del Cippec disertará en el auditorio de la FET en el marco del ciclo de conferencias “Claves Educativas en el Bicentenario” que organizan la Municipalidad capitalina, la institución anfitriona y el Banco Francés.

-¿ Cómo incide, en lo operativo, en el aula, este cambio de ciclo político?

- Es muy difícil de contestar esta pregunta salvo con especulaciones. Creo que dependerá de la agenda de reformas educativas que se logren diseñar y traducir en la práctica y también del ciclo económico. La educación sufre mucho las recesiones, se multiplican las necesidades, se agigantan las demandas y tensiones sociales, se intensifica el trabajo docente. Es crucial que la situación económica mejore y que se priorice la inversión en educación para evitar el ciclo de refuerzo de la desigualdad social con desigualdad educativa. El efecto intertemporal invisible de la desigualdad se produce cuando se plasma en menor calidad educativa para los más pobres.

- Dónde está, en su criterio, la debilidad y dónde la fortaleza de la educación pública?

- La escuela pública tiene la fortaleza de las creencias más instaladas de la inclusión y la justicia. Esto no es parejo: muchos educadores del sector privado tienen esas mismas convicciones y no todos en la escuela pública tienen esas creencias instaladas. Pero en promedio las escuelas públicas tienen más arraigadas las ideas de justicia, de defender a los más débiles, de integrar en la diversidad, de no excluir a nadie. Sin embargo, una dificultad propia del sector público es que cuenta con menor flexibilidad para la innovación, en un tiempo donde todo está cambiando. La escuela debería ser una institución que reflexione sobre el presente, que compare alternativas para la enseñanza, que planifique, que sea capaz de estar en movimiento. Esto es más difícil si las escuelas tienen poca autonomía presupuestaria o su cultura está basada en el cumplimiento de normas.

-¿Es posible una educación pública buena y equitativa es un marco de inequidad?

-La pobreza es un condicionante directo de los aprendizajes. Esto no es nuevo. Pero ahora sabemos mucho mejor que nunca antes cómo podemos combatir esas desigualdades estructurales que reproduce o amplía el sistema educativo.La primera clave es la inversión pública: es necesario invertir más en los sectores más vulnerables. Crear condiciones educativas desde la primera infancia y escuelas de jornada ampliada en los contextos críticos es parte de esta reversión estructural de las desigualdades sociales.Pero hay que ir más allá: la enseñanza también reproduce desigualdades. Es clave potenciar la formación docente, una carrera profesional bien paga y donde se pueda ascender sin dejar el aula, con mejores salarios por mejor formación, con directivos muy bien formados que sean agentes de justicia pedagógica en cada escuela. Esto es lo más complejo y, a la vez, lo que más efecto de largo plazo tendrá en la reducción de la desigualdad.

- ¿Qué opina de propuestas pedagógicas que apuntan a remplazar las materias por proyectos?

- Lo importante siempre es que la enseñanza genere sentido en los alumnos. “Sentido” quiere decir entusiasmo, voluntad de aprender, curiosidad, preguntas, ganas de seguir leyendo. Para lograr que un alumno domine una ciencia o aprenda a dividir es necesario crear un espacio de aprendizaje no dominado exclusivamente por la norma del grupo o el ritmo simultáneo del programa curricular. Un buen docente es aquel que trabaja en equipo, que busca alternativas, que no se aísla en su programa, especialmente en secundaria, donde el aislamiento es un enemigo mortal del sentido. No se trata de cambiar materias por proyectos, como algo externo por decreto: se trata de trabajar pedagógicamente con equipos por escuelas para formar un plan integrado de contenidos, que se refuercen mutuamente. Esto deriva inevitablemente en trabajar más por proyectos, integrando distintas áreas de enseñanza, abriendo preguntas compartidas y dando más profundidad que cantidad en el abordaje de los contenidos.