Llega el fuego

Llega el fuego

En Brasilia, la presidenta Rousseff recibirá la antorcha

EN SUIZA. Carlos Nuzman, presidente del Comité Organizador, sostiene la antorcha. Reuters EN SUIZA. Carlos Nuzman, presidente del Comité Organizador, sostiene la antorcha. Reuters
03 Mayo 2016
BRASILIA.- El desfile mundial de la antorcha olímpica tendrá el penúltimo punto de ebullición: la llegada a la tierra en donde se disputarán los Juegos Olímpicos. Hoy arribará a la capital de Brasil para empezar el último trayecto en el que visitará 300 ciudades. La presidente, Dilma Rousseff, cuestionada y al borde del juicio político, recibirá el fuego olímpico en el Palacio Presidencial de Planalto.

El destino final será el estadio Maracaná cuando comiencen los Juegos el 5 de agosto. Este periplo no tiene un origen en la antigüedad, como la mayoría de las tradiciones que heredadas desde Olimpia. El teatral viaje del fuego fue ideado por los nazis. Sí, la ceremonia fue concebida en la Alemania hitleriana, tras convencer al mismísimo Adolf Hitler. La historia cuenta que Carl Diem, un exitoso atleta alemán, fue uno de los impulsores para que Berlín sea la sede en 1936. La ciudad había sido designada para organizar la cita pautada en un primer momento para 1916, pero por el estallido de la Primera Guerra Mundial fue cancelada. Diem, convertido también en héroe de guerra, asumió luego como secretario de deportes de Hitler, en 1933.

El concepto que los nazis manejaban de los Juegos Olímpicos (“cosa de judíos y masones”) destrozaba cualquier ilusión de Diem y de quienes lo acompañaban de que Berlín recibiera la competencia. Josep Goebbels, el propagandista de Hitler, con su ingenio calificado como maquiavélico, logró transformar el pensamiento de Hitler y lo convenció de organizar unos Juegos en los que el poder nazi quedara magnificado. El entusiasmo entonces apareció y Diem podía proponer todo lo que quisiera, por ejemplo, hacer todo un ritual con el fuego olímpico. El encendido en Olimpia, ciudad griega en la que se disputaron los primeros Juegos en la Antigüedad, los relevos entre deportistas, la visita a las ciudades y la posterior llegada al estadio fue el protocolo ideado. En aquel 1936 la llegada de la antorcha al estadio en el que actualmente es local Hertha Berlín, de la Bundesliga, y donde en 2014 Lionel Messi y compañía conquistaron la Liga de Campeones ante Juventus, fue impactante. Se estima que el atleta Erich von Schilgen ingresó con la antorcha al estadio ante 110.000 personas.

En el Maracaná no habrá tanta gente. Serán casi 80.000 almas, testigos del “descanso” de la llama, que empieza hoy un viaje al ritmo de la samba. (Especial)

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