Por Guillermo Monti
18 Marzo 2016
Junto a marzo llega una nueva Pachamama: doña María de Pastrana. Tiene 97 años, El gobernador, Amado Juri, acompaña la ceremonia en Amaicha del Valle. La cuenta regresiva galopa hacia el 24, el golpe acecha a la vuelta de los días y Tucumán -como el resto de la Argentina- es un hervidero de conjeturas. La suerte está echada desde hace rato, sólo es cuestión de precisar el cuándo y los alcances del cómo. La crisis resulta indomable. “No me toquen al gordito”, bromea la presidenta, María Estela Martínez de Perón. Isabel. El gordito es el ministro Emilio Mondelli, cuya declaración de emergencia económica no mueve las agujas. Quienes propugnan salir del laberinto por el camino institucional no son escuchados. El Partido Militar se prepara para gobernar.
Parece mentira que la foto de aquella provincia -hace exactamente cuatro décadas- exhiba tantas similitudes con el hoy. Repasemos marzo de 1976: la crecida del Salí, producto de una tormenta, obliga a evacuar los barrios precarios asentados en las márgenes. Son casi 1.000 los damnificados. El ingenio San Juan está en crisis. Hay serios problemas con la provisión de agua en Yerba Buena. El aumento en la tarifa de los taxis y la proliferación de animales sueltos alimentan el malestar ciudadano. Todos son títulos habituales en LA GACETA de 1976... y de 2016.
Juri despliega una actividad hiperkinética a lo largo del mes. Supervisa la construcción de la diagonal a Tafí Viejo. Va y viene de Buenos Aires: las partidas son esperanzadas y los retornos, angustiantes. Apenas seis días antes del golpe, el Gobernador inaugura el dique Los Pizarro. Poco después, el 20 de marzo, visita a Antonio Bussi y juntos pasan revista a las tropas en el Regimiento 19 de Infantería. La foto es poderosa. Juri, elegido por los tucumanos en 1973, camina codo a codo con el hombre que, en cuestión de horas, lo depondrá y mandará a la cárcel. En la imagen se los ve sonrientes; Bussi con ropa de fajina, Juri bien trajeado y con el pañuelo blanco asomando por el bolsillo superior del saco.
Mientras tanto, la violencia. Las desapariciones se multiplican. El hallazgo de cadáveres acribillados es cosa de todos los días. Desde Concepción, por ejemplo, crece el reclamo por el incierto destino de Carlos Prats Ruiz, Alberto Pistone y Fernando Alderete. En Tafí Viejo, la madre de Juan Mario Astorga interpone un recurso de habeas corpus. Quiere saber qué pasó con su hijo. Desde Los Ralos denuncian la desaparición del delegado comunal, Juan Manuel Salinas. El modus operandi del terrorismo de Estado ya funciona a pleno en Tucumán -y en todo el país-. ¿Un ejemplo regional? El 11 de marzo habían secuestrado en Salta al ex gobernador Miguel Ragone. El reloj sigue su marcha.
También hay márgenes para la intriga. El sábado 13 cae un avión militar que efectuaba un vuelo de reconocimiento sobre Yerba Buena. La máquina se desploma sobre el cañaveral de la finca Domínguez Vera, cerca del campo de golf de La Rinconada. Muere el piloto. ¿Qué pasó? “No hay nada que informar”, dice la Policía.
El golpe se producirá el miércoles 24. El domingo 21, el Gobierno provincial hace público el ejercicio 1975. Parece ciencia ficción. Juri le aclara a la sociedad cuánto dinero ingresó al erario y cuánto y en qué se gastó. Es un cuadro simple y a la vez completo y detallado. En el tesoro hay, al 1 de enero de 1976, 350 millones de pesos.
El lunes 22, una patota irrumpe en la sede porteña de la Fotia. Llegan al cuarto piso y de un balazo que ingresa por la boca y sale por la nuca es asesinado el secretario general del gremio, Atilio Santillán. Lo lloran en Bella Vista.
El martes 23, LA GACETA titula en la tapa “Inminente definición”. A 1.300 kilómetros de las desesperadas gestiones que el Gobierno nacional ensaya para evitar lo inevitable, los tucumanos saben que sus vidas están a punto de cambiar. En muy pocas horas, Bussi se mudará a 25 de Mayo y San Martín, mientras que Juri emprenderá el forzado camino a Villa Urquiza. El interventor militar ordenará, como primeras medidas, la suspensión de las clases por 48 horas, la parálisis de la actividad bancaria y una feria judicial. El rector de la UNT, Juan José Pons, es reemplazado por el teniente coronel Eugenio Barroso. La genialidad de Les Luthiers siempre remitirá a Feudalia, cuyo ministro de Educación y Cultura era el cabo primero Anastasio López.
El jueves se cumplirán 40 años del golpe, pero no es la única efeméride. Ese 24 de marzo de 1976 son asesinados en la sede de ATEP los hermanos Arancibia. En el cuerpo de Isauro, el maestro, se cuentan 120 impactos de bala.
Parece mentira que la foto de aquella provincia -hace exactamente cuatro décadas- exhiba tantas similitudes con el hoy. Repasemos marzo de 1976: la crecida del Salí, producto de una tormenta, obliga a evacuar los barrios precarios asentados en las márgenes. Son casi 1.000 los damnificados. El ingenio San Juan está en crisis. Hay serios problemas con la provisión de agua en Yerba Buena. El aumento en la tarifa de los taxis y la proliferación de animales sueltos alimentan el malestar ciudadano. Todos son títulos habituales en LA GACETA de 1976... y de 2016.
Juri despliega una actividad hiperkinética a lo largo del mes. Supervisa la construcción de la diagonal a Tafí Viejo. Va y viene de Buenos Aires: las partidas son esperanzadas y los retornos, angustiantes. Apenas seis días antes del golpe, el Gobernador inaugura el dique Los Pizarro. Poco después, el 20 de marzo, visita a Antonio Bussi y juntos pasan revista a las tropas en el Regimiento 19 de Infantería. La foto es poderosa. Juri, elegido por los tucumanos en 1973, camina codo a codo con el hombre que, en cuestión de horas, lo depondrá y mandará a la cárcel. En la imagen se los ve sonrientes; Bussi con ropa de fajina, Juri bien trajeado y con el pañuelo blanco asomando por el bolsillo superior del saco.
Mientras tanto, la violencia. Las desapariciones se multiplican. El hallazgo de cadáveres acribillados es cosa de todos los días. Desde Concepción, por ejemplo, crece el reclamo por el incierto destino de Carlos Prats Ruiz, Alberto Pistone y Fernando Alderete. En Tafí Viejo, la madre de Juan Mario Astorga interpone un recurso de habeas corpus. Quiere saber qué pasó con su hijo. Desde Los Ralos denuncian la desaparición del delegado comunal, Juan Manuel Salinas. El modus operandi del terrorismo de Estado ya funciona a pleno en Tucumán -y en todo el país-. ¿Un ejemplo regional? El 11 de marzo habían secuestrado en Salta al ex gobernador Miguel Ragone. El reloj sigue su marcha.
También hay márgenes para la intriga. El sábado 13 cae un avión militar que efectuaba un vuelo de reconocimiento sobre Yerba Buena. La máquina se desploma sobre el cañaveral de la finca Domínguez Vera, cerca del campo de golf de La Rinconada. Muere el piloto. ¿Qué pasó? “No hay nada que informar”, dice la Policía.
El golpe se producirá el miércoles 24. El domingo 21, el Gobierno provincial hace público el ejercicio 1975. Parece ciencia ficción. Juri le aclara a la sociedad cuánto dinero ingresó al erario y cuánto y en qué se gastó. Es un cuadro simple y a la vez completo y detallado. En el tesoro hay, al 1 de enero de 1976, 350 millones de pesos.
El lunes 22, una patota irrumpe en la sede porteña de la Fotia. Llegan al cuarto piso y de un balazo que ingresa por la boca y sale por la nuca es asesinado el secretario general del gremio, Atilio Santillán. Lo lloran en Bella Vista.
El martes 23, LA GACETA titula en la tapa “Inminente definición”. A 1.300 kilómetros de las desesperadas gestiones que el Gobierno nacional ensaya para evitar lo inevitable, los tucumanos saben que sus vidas están a punto de cambiar. En muy pocas horas, Bussi se mudará a 25 de Mayo y San Martín, mientras que Juri emprenderá el forzado camino a Villa Urquiza. El interventor militar ordenará, como primeras medidas, la suspensión de las clases por 48 horas, la parálisis de la actividad bancaria y una feria judicial. El rector de la UNT, Juan José Pons, es reemplazado por el teniente coronel Eugenio Barroso. La genialidad de Les Luthiers siempre remitirá a Feudalia, cuyo ministro de Educación y Cultura era el cabo primero Anastasio López.
El jueves se cumplirán 40 años del golpe, pero no es la única efeméride. Ese 24 de marzo de 1976 son asesinados en la sede de ATEP los hermanos Arancibia. En el cuerpo de Isauro, el maestro, se cuentan 120 impactos de bala.
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