Rehacé con otros ojos tu viaje de egresados

Rehacé con otros ojos tu viaje de egresados

Esta vez podrás descubrir paisajes increíbles solo con que te animes a caminar y trepar cerros, o disfrutar de las aguas de los lagos.

-CERCA DE CORONAR EL PASEO. Ana y Marcela encabezan la fila de amigos que se encamina, por el filo del Catedral, hacia las pistas de esquí. Fotos gentileza Ana Ruiz. -CERCA DE CORONAR EL PASEO. Ana y Marcela encabezan la fila de amigos que se encamina, por el filo del Catedral, hacia las pistas de esquí. Fotos gentileza Ana Ruiz.
03 Noviembre 2015

Hay muchos modos de gritar “¡Bariló, Bariló...!”. Seguro recordás el del fin del secundario: los boliches, los desvelos, las caídas esquiando y las broncas con los preceptores.

Pero, ¿sabés cuánto Bariloche te quedó por vivir? Volvé... y cuando esta vez tu alma grite “Bariló, Bariló” lo que sientas será diferente... posiblemente, mucho más profundo. Es que años después de terminar el colegio, los atractivos se multiplican: es probable que a los boliches prefieras los pubs -más de 20 lugares producen cerveza artesanal-, y te seduzca probar truchas ahumadas o jabalí, y disfrutar sabores únicos en helados. Además, en verano se hacen viables sitios a los que la lluvia y la nieve dificultan el acceso... y el disfrute.

Expertas recomiendan
Para conseguirlo, nada mejor que el consejo de tucumanas (nativas o por opción) que llevan un tiempo viviendo allí.

Eliana Guerrero se casó con un barilochense y -aunque muere por volver al NOA- se ha hecho experta. Recomienda comer en Dixie, restó con onda década del 50, o -si podés gastar más-, en El boliche de Alberto; disfrutar del pub Wilkenny, y saborear helados de Jauja. “Son lo más”, asegura. “Si bien es cierto que no van a poder esquiar, se van a divertir mucho patinando sobre hielo en Pista Uno (Mitre al 200). Es ideal para ir con amigos”, aconseja.

Marcela Griet está terminando su maestría en el Instituto Balseiro. Estos años en Bariloche le permiten darles una vuelta de tuerca a las salidas tradicionales. Su cuñada Ana Ruiz fue a visitarla y disfrutaron el Parque Nacional Nahuel Huapi desde bien arriba. Pero ese fue “el postre”; antes hubo festín de experiencias, y es lo que te proponen: caminarás entre lagunas cristalinas, agujas de piedra y valles increíbles; tendrás cerca el Tronador, el López y su hermanos cordilleranos; y con suerte, en el filo del Catedral, antes del mediodía, podrás ver cóndores. “Hicimos el paseo hasta el refugio Frey, pero al revés de como suelen proponerlo”, cuenta Ana.

El refugio está junto a la laguna Toncek, de un verde increíble, al pie de la aguja Frey del cerro Catedral.

Ellas subieron a pie desde la base del cerro . “Se puede llegar hasta allí en colectivo. Pasan cada hora y media (desde las 7 de la mañana), y se alternan por la avenida Bustillo y por Pioneros”, cuenta Marcela. En el estacionamiento del Catedral, un gran cartel que se ve desde la parada del bondi indica el acceso. Empieza siendo una huella ancha, pero luego de caminar unos 30 minutos se vuelve un sendero. En el valle del arroyo Van Titte comienza a subir. Tras dos otras horas de marcha cruzarás el puente, y 20 minutos más tarde llegarás a Piedritas. Descansá un rato y luego de una hora más de caminata llegarás al Frey.

Podés quedarte a dormir

El refugio, construido con granito y madera en dos plantas, depende del Club Andino Bariloche. Abajo hay una cocina y un comedor con estufa de leña. Arriba, dormitorios con colchones, frazadas y almohadas (caben cómodamente 40 personas). Ofrece comidas, pero también podés usar la cocina y prepararte la tuya. Según el sitio del club, la pensión completa (pernocte, cena y desayuno) sale $ 430.

El secreto es la vuelta

“En vez de bajar por el mismo sendero o seguir hasta el siguiente refugio, seguimos subiendo y nos fuimos por el filo del Catedral -cuenta Ana-. Por allí llegamos hasta el punto más alto, que es donde están las pistas de esquí”.

El camino es pedregoso, y lentamente se va poniendo irregular y accidentado. Recorrerlo insume unas tres horas; seguí las marcas rojas para no perderte. Recomiendan llevar el celular y, en caso de urgencia, llamar al 105. También descender con precaución, para no doblarse un tobillo; y, de ser necesario, ayudarse con las manos.

“Esta fue la parte más divertida -agrega Marcela-, y que se abriera el valle a nuestros pies fue realmente increíble”. El descenso lo hicieron como lo haría cualquier esquiador. “Pero como no había nieve bajamos caminando por las pistas”, añade Ana.

Ellas vivieron su aventura y te la contaron: decidite y disfrutá de la tuya.

Precios

El viaje
Llegar en avión cuesta unos $5600; por Despegar podés pagar hasta en 18 cuotas, según la tarjeta. El ómnibus es mucho más barato ($ 2.700), pero el viaje insume 33 horas. Si vas en auto, pensá que son 2.087 km. conviene que pases la noche, por ejemplo, en San Luis.

El hospedaje
Las opciones dependen de cuántos sean: una cama en habitación compartida de hostel ronda los $220 diarios, pero también se pueden alquilar cabañas. La amplitud de precios es muy grande. Hay ofertas de cabañas para 8 personas por unos $500 la noche. Sitios como Tripadvisor, Booking o Despegar pueden ser de gran ayuda.

Los clásicos, pero diferentes
Esta vez hacé el circuito chico en bicicleta
Es el recorrido típico, pero seguro que también lo vas a hacer con otros ojos y te enamorarás de esta ciudad. Podés arrancar en el centro, pero también ir en micro hasta la base del cerro Campanario (en el kilómetro 17), y allí alquilar la bici.

Si arrancás en el centro, apenas a 8 kilómetros aparece la apacible playa Bonita, frente a la isla Huemul, y no mucho más adelante, Bahía Serena (balneario pequeño con bajada al lago para embarcaciones, buena opción para el kayak). Vale la pena subir al Campanario en la aerosilla: la vista a 360° que ofrece es increíble y ¡de paso, descansás las piernas! Más adelante, cerca del kilómetro 24, comienzan a divisarse Puerto Pañuelo y el famoso hotel Llao Llao (si el presupuesto lo permite, las meriendas son fantásticas). Luego de pasar por Villa Tacul y Lago Escondido, llegás a la unión de los lagos Nahuel Huapi y el Perito Moreno. Sus playas, a 150 metros una de otra, son buen lugar para descansar y tomarse unos mates. El camino de ida puede cerrarse con el caserío suizo y el punto panorámico, o mirador del Lago Moreno, en el kilómetro 40.

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