Por Gustavo Frías Silva
10 Octubre 2015
La situación del campo tucumano transita actualmente por un mar de incertidumbres, sobre todo aquellas actividades en la que las inclemencias climáticas golpearon en las últimas campañas, en aquellas en las que los precios de los productos no acompañan a la creciente inflación y en aquellas donde los costos laborales y de insumos generaron que los gastos de producción sean cada vez más altos.
Sin duda que la producción de granos, la horticultura, la cañera y la tabacalera son las más afectadas, por lo que son las que necesitan ciertos cambios en la política agropecuaria, que permita encontrar alicientes que mejoren esta situación aumentando la renta y, a la vez, encontrar herramientas que fomenten la inversión en el campo.
El sector agropecuario provincial está preocupado porque ya se encuentra finalizada la actividad citrícola, estamos a pocos días de que la cañera finalice, la producción de granos está en comienzo de una cosecha de trigo y analizando cómo afrontar una nueva campaña gruesa, y todavía no se avizoran medidas que mejoren la situación.
Solo pasaron unos días de que los tractores se fueron de la plaza principal de Tucumán con la esperanza de que se cumplan las medidas anunciadas por el Gobierno, pero el problema es que quedan sólo dos semanas para que este gobierno se vaya y de lugar a otro gabinete, que deberá cumplir con lo prometido. Es esperable que las nuevas caras, todavía no conocidas públicamente, que se hagan cargo del Ministerio de la Producción del gobierno tucumano que llega, puedan cumplir con lo pedido por los productores y que, a la vez, sirvan para lograr un acercamiento para que las entidades agropecuarias puedan dialogar y estrechar la relación que nunca debió perderse.
Desde el sector se cree que el nuevo gabinete provincial no debería tener problemas en un acercamiento más directo con la gente del campo, siempre y cuando las personas que lo dirijan puedan orientar sus políticas a las necesidades urgentes del hombre de campo tucumano.
Nombres y políticas
Todavía en el sector se especula mucho sobre quiénes dirigirán la cartera productiva, pero tienen en claro que si no se arreglan las distorsiones que actualmente afectan al sistema productivo, en cuanto a los aspectos impositivos provinciales en primera medida y no se trabaja en dar a conocer las reales necesidades de las economías regionales a las autoridades nacionales, todo seguirá igual o peor aún, complicando más nuestro futuro productivo.
A nivel provincial, los problemas que genera la falta de infraestructura rural y su mantenimiento, la presión impositiva exorbitante y la falta de fomento a la inversión -a través de una ley de promoción que permita dar las herramientas para que los empresarios inviertan con ciertas ventajas-, deben ser una prioridad para el futuro gabinete provincial.
No debemos olvidar, además, los desastres que se hicieron a nivel nacional con el negocio y la producción de trigo, con el comercio del maíz que está totalmente intervenido y con las retenciones que actualmente afectan a la rentabilidad de todos los granos, principalmente a la soja.
Estos temas deben ser analizados por las futuras autoridades y ver la forma de que los funcionarios nacionales actuales, como los que llegarán en diciembre, entiendan que Tucumán y el NOA son distintas a las producciones de otras regiones del país, y que deben ser tratadas de manera diferencial.
Los dirigentes agropecuarios tucumanos y los de la región necesitan que las políticas a tomarse se observen desde fuera del ámbito de la Pampa Húmeda, y tomar esas actividades como una verdadera economía regional, ya que producir en nuestra zona es más complicado, a lo que se agrega que la comercialización de productos atraviesa por inconvenientes que los productores de la “zona núcleo” no poseen, que es el gran costo de flete que se tiene.
Todos esperan que, con una nueva conducción en los ámbitos productivos gubernamentales, de comienzo a una nueva etapa, por lo que se tiene la ilusión de que se modifiquen las políticas actuales del sector.
Es necesario que las nuevas autoridades productivas provinciales avancen hacia un cambio de paradigma, en el cual no sólo importe el volumen productivo argentino, sino también cuántos son los productores que lo hacen realidad, pero por sobre todo que lo que se produzca no solo sea materia prima, sino que pueda dársele un valor agregado, fomentando una agroindustria acorde a nuestras necesidades. Así, debe entenderse que los productores agropecuarios conforman un infinito panorama de realidades de escala productiva, tecnología que aplican y formas de comercializar, por lo que la visión de los funcionarios que toman decisiones para el sector deben ir más allá de ver lo que padecemos a corto plazo y tomas decisiones a largo plazo, que den continuidad y certezas en el tiempo.
Sin duda que la producción de granos, la horticultura, la cañera y la tabacalera son las más afectadas, por lo que son las que necesitan ciertos cambios en la política agropecuaria, que permita encontrar alicientes que mejoren esta situación aumentando la renta y, a la vez, encontrar herramientas que fomenten la inversión en el campo.
El sector agropecuario provincial está preocupado porque ya se encuentra finalizada la actividad citrícola, estamos a pocos días de que la cañera finalice, la producción de granos está en comienzo de una cosecha de trigo y analizando cómo afrontar una nueva campaña gruesa, y todavía no se avizoran medidas que mejoren la situación.
Solo pasaron unos días de que los tractores se fueron de la plaza principal de Tucumán con la esperanza de que se cumplan las medidas anunciadas por el Gobierno, pero el problema es que quedan sólo dos semanas para que este gobierno se vaya y de lugar a otro gabinete, que deberá cumplir con lo prometido. Es esperable que las nuevas caras, todavía no conocidas públicamente, que se hagan cargo del Ministerio de la Producción del gobierno tucumano que llega, puedan cumplir con lo pedido por los productores y que, a la vez, sirvan para lograr un acercamiento para que las entidades agropecuarias puedan dialogar y estrechar la relación que nunca debió perderse.
Desde el sector se cree que el nuevo gabinete provincial no debería tener problemas en un acercamiento más directo con la gente del campo, siempre y cuando las personas que lo dirijan puedan orientar sus políticas a las necesidades urgentes del hombre de campo tucumano.
Nombres y políticas
Todavía en el sector se especula mucho sobre quiénes dirigirán la cartera productiva, pero tienen en claro que si no se arreglan las distorsiones que actualmente afectan al sistema productivo, en cuanto a los aspectos impositivos provinciales en primera medida y no se trabaja en dar a conocer las reales necesidades de las economías regionales a las autoridades nacionales, todo seguirá igual o peor aún, complicando más nuestro futuro productivo.
A nivel provincial, los problemas que genera la falta de infraestructura rural y su mantenimiento, la presión impositiva exorbitante y la falta de fomento a la inversión -a través de una ley de promoción que permita dar las herramientas para que los empresarios inviertan con ciertas ventajas-, deben ser una prioridad para el futuro gabinete provincial.
No debemos olvidar, además, los desastres que se hicieron a nivel nacional con el negocio y la producción de trigo, con el comercio del maíz que está totalmente intervenido y con las retenciones que actualmente afectan a la rentabilidad de todos los granos, principalmente a la soja.
Estos temas deben ser analizados por las futuras autoridades y ver la forma de que los funcionarios nacionales actuales, como los que llegarán en diciembre, entiendan que Tucumán y el NOA son distintas a las producciones de otras regiones del país, y que deben ser tratadas de manera diferencial.
Los dirigentes agropecuarios tucumanos y los de la región necesitan que las políticas a tomarse se observen desde fuera del ámbito de la Pampa Húmeda, y tomar esas actividades como una verdadera economía regional, ya que producir en nuestra zona es más complicado, a lo que se agrega que la comercialización de productos atraviesa por inconvenientes que los productores de la “zona núcleo” no poseen, que es el gran costo de flete que se tiene.
Todos esperan que, con una nueva conducción en los ámbitos productivos gubernamentales, de comienzo a una nueva etapa, por lo que se tiene la ilusión de que se modifiquen las políticas actuales del sector.
Es necesario que las nuevas autoridades productivas provinciales avancen hacia un cambio de paradigma, en el cual no sólo importe el volumen productivo argentino, sino también cuántos son los productores que lo hacen realidad, pero por sobre todo que lo que se produzca no solo sea materia prima, sino que pueda dársele un valor agregado, fomentando una agroindustria acorde a nuestras necesidades. Así, debe entenderse que los productores agropecuarios conforman un infinito panorama de realidades de escala productiva, tecnología que aplican y formas de comercializar, por lo que la visión de los funcionarios que toman decisiones para el sector deben ir más allá de ver lo que padecemos a corto plazo y tomas decisiones a largo plazo, que den continuidad y certezas en el tiempo.
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