Un triángulo en el que cada una de las partes debe contribuir al equilibrio

Un triángulo en el que cada una de las partes debe contribuir al equilibrio

La psicóloga Carmina Varela analiza las relaciones familiares conflictivas.

12 Septiembre 2015

No todas las suegras son iguales. La primera diferencia es si hay un yerno o una nuera en esa relación. “La suegra del hombre es una cosa: para él es algo así como una segunda mujer que le rompe las pelotas en su vida, al igual que su esposa. Distinto es la suegra de la mujer porque ahí aparece, consciente o inconscientemente la competencia”, ejemplifica Carmina Varela, especialista en terapia gestáltica

“La madre/suegra es la mujer más importante en la vida de ese hombre hasta que este encuentra una pareja. Si esa mamá siente que debe pelear para seguir ocupando su lugar de mujer más importante en la vida de su hijo se desatan todos los problemas. Hay que entender que no se trata de un conflicto entre dos personas. Es una cuestión triangular en la que el hombre juega un rol fundamental porque de él depende que haya armonía”, aclara la experta.

Esté o no esté presente la suegra, se meta o no, siempre aparecerá en la relación de pareja de su hijo, explica Varela. “En los años que convivió con su mamá, el hombre aprendió muchas cosas de ella: desde la formación, la comida, los horarios, todos los hábitos. Es inevitable, entonces, que surjan -explícitas o no, conscientes o no- las comparaciones y, por ende, los conflictos”, resalta.

¿De qué depende entonces que la suegra y la nuera se lleven bien? “De la madurez emocional que presenten los tres integrantes de esta relación, de lo flexibles que puedan ser todos en la construcción de estos nuevos vínculos”, precisa.

Pese a todo, Varela sostiene que la imagen de la suegra en la vida de la familia sí está cambiando. “Incluso las mujeres ya no sienten que están condenadas a llevarse mal toda la vida con una suegra. Lo viven como una relación más”, expresa.

“Las nueras que la pasan mejor son aquellas que se animan a aceptar las cosas como son, aquellas que no se esfuerzan por darle batalla a las costumbres que trajo de su familia el esposo (una guerra que probablemente nunca la ganen)”, sostiene Varela.

“Y las suegras que sufren menos son aquellas capaces de elaborar su propio duelo. Aquellas que aceptan que sus hijos un día determinado dejan de estar bajo su jurisdicción, que son capaces de tomar sus propias decisiones, de elegir una pareja y formar un espacio en el cual ella ya no está incluida”, añade.

También el hombre puede pasarla mejor y hacer que todos en la relación la pasen bien. ¿Cómo? “Elaborando su propio duelo, asumiendo que ya no puede depender de su madre para resolver las cosas”, especifica la experta.

“Entonces, la relación entre nueras y suegras será mejor o peor dependiendo de todo este combo, de que las tres patas estén en su lugar y contribuyan al equilibrio”, concluye.

Vivir con los suegros

Suegras ocupadas y lejos de casa: una fórmula que favorece a la relación, según los expertos en terapia de pareja; y una situación inevitable para el 10% de las familias argentinas que conviven con los suegros, de acuerdo a los datos del último censo. Las casas con suegra son muchas más que las que tienen suegro: en el 80% de los hogares extendidos, la que se suma a la familia es una mujer de más de 65 años. Pero ojo: en la mitad de los casos fueron el hijo y su pareja los que se mudaron a la casa de ella. 

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  PUNTO DE VISTA                                                                                                                                 Dime que suegra tienes...

BÁRBARA TARCIC - GUIONISTA - AUTORA DEL BLOG DE LA GACETA "BASTANTE BLOGUDA"

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A lo largo de los años, tuve la oportunidad de conocer muchas suegras. Quiero decir ante todo, que considero un mito total y absoluto el hecho de que las suegras de hijos varones sean las más temidas. Hay suegras madres de mujeres que ¡Agarrate! Creo que es una cuestión que trasciende géneros. Ninguna madre está exenta de ser “La bruja de mi Suegra”. Pero el tema por el que me convocan hoy es “nueras y suegras”, así que ensayemos este test:

• La bien ponderada suegra “metida”: Es esa que controla todos los movimientos de su hijito querido, si se alimenta, descansa, si lo tratan con tanto amor como ella y, en caso de haber nietos, se convierte en la policía de la alimentación y la higiene. Sugiero una “intervención” familiar.

• La suegra hippie: sabe hacer sahumerios, mandalas, atrapa sueños, tejidos macramé, crochet y a dos agujas. Pareciera que tiene superado el complejo de Edipo. Bah, pareciera que lo tiene todo superado. (Yo, por las dudas, sospecho). Sugiero aprender de ella todas las técnicas. Nunca se sabe. Bonus: hacerle conocer el “polar”. Que no pica como la lana.

• La suegra ejecutiva: Ella trabaja, toma clases de literatura, coro, italiano, tai chi, jiu jitsu y chop suey. Va al gimnasio tres veces por semana desde el año 1983. No tiene celulitis y en el almuerzo familiar te sirve ración “pajarito”. (He conocido casos en los que nueras comen a escondidas). Es la diosa hindú Kali. No es humana. Sugiero: Resignarse y quedarse con el aliciente de que su hijo ha elegido su antítesis y por algo debe ser.

• La suegra “amiga”: es la suegra perfecta. Se puede hablar de todo, incluido el desempeño sexual de su hijo. Por lo general, esta suegra deja de ser suegra porque no funciona la relación con su hijo. No se por qué será. (je je). Sugiero dejar pasar un tiempo prudente y salir todos los martes a tomar cafecito con ella.

Hasta aquí llego por hoy. ¿Me preguntan por mi suegra? La adoro, nos llevamos muy bien y sobre todo: tengo siempre presente que dentro de unos años la suegra ¡Voy a ser yo!

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