Un antídoto
AYUDAR CON IMÁGENES. Un niño de siete años no digiere cualquier libro. leer.org AYUDAR CON IMÁGENES. Un niño de siete años no digiere cualquier libro. leer.org
16 Agosto 2015

Por Honoria Zelaya de Nader - Para LA GACETA - Tucumán

Frente a la pobreza afectiva de un mundo dominado por el consumismo, la prisa y la superficialidad, frente a seres fieles al culto de la apariencia, frente a una civilización caracterizada por la invasión tecnológica en la que el efecto fascinación conduce a una “alarmante condición hipnoide”, a una “crespuscularidad de la crítica”, como señala L.Volpicelli, se impone, por un lado, la necesidad de advertir sobre los riesgos que enraízan en la infancia la pasividad, el embotamiento del espíritu crítico, la inhibición de la autonomía, la pobreza de la fantasía, la asfixia de la creatividad, los mensajes de los medios de comunicación. Por otro, surge la necesidad de reflexionar sobre la especificidad de la infancia, una conceptualización que atraviesa la historia de la cultura.

Debieron transcurrir miles de años hasta lograr reconocer al niño en su esencia y a validar la importante función de la literatura en el alma infantil, como respuesta a sus necesidades psicofísicas Durante siglos se prejuzgó las emociones de la niñez como superficiales.

Focalizada nuestra mirada en la historia de la infancia no queda duda de que a los niños, desde tiempos fundacionales hasta mediados del siglo XX, no les estuvo permitido actuar de acuerdo a sus necesidades, entre ellas la de ingresar al mundo poético. La de volar con la imaginación desde el “había una vez”. Pero tampoco podemos desconocer que desde muy remotos días, ciertos billetes de viaje hacia territorios anhelados se expendían en la boletería de la literatura oral (punto de partida de la literatura infantil) como asimismo ignorar que, en los tiempos que corren, esos billetes ya transformados en libros están al alcance de la mano de los niños. Si se los acercamos los adultos.

Y se los debemos acercar si no queremos la desaparición de la infancia sustentada entre otros factores por la contaminación emanada de ciertos medios de comunicación de masas, los que, valorados desde un punto de vista socio-psicopedagógico y antropológico, implican la progresiva desaparición de las características peculiares de la niñez. En consecuencia, frente a tan alarmante visión, se inscribe la literatura infantil como poderoso antídoto.

(c) LA GACETA
Honoria Zelaya de Nader - Miembro de la Academia Argentina de Literatura Infantil Juvenil.

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