Vecinos de El Sifón protestan por cinco víctimas del “paco”

Vecinos de El Sifón protestan por cinco víctimas del “paco”

Paz atribuyó el deceso de Lucas González a la indolencia de un sanatorio. “Es evidente que el ‘paco’ circula en la Costanera”, opinó Ayer por la tarde hubo un piquete en la plazoleta Mitre. Acevedo, hermana de una de las fallecidas, denunció: “¡todos se están matando! ¡Hagan algo!” .

CALLE TOMADA. Los manifestantes de El Sifón que ayer cortaron la plazoleta Mitre de esta capital vestían casacas con la consigna “no a la droga”. LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARÁOZ CALLE TOMADA. Los manifestantes de El Sifón que ayer cortaron la plazoleta Mitre de esta capital vestían casacas con la consigna “no a la droga”. LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARÁOZ
04 Agosto 2015

Un grupo de vecinos del barrio El Sifón cortó la plazoleta Mitre de esta capital ayer por la tarde. Con megáfonos y casacas que portaban la leyenda “no a la droga”, los manifestantes (entre los que también había niños) expresaron su bronca por las muertes de al menos cinco consumidores de “paco”. Todos esos fallecimientos acontecieron en el último año, según Daniela Acevedo, hermana de la víctima Nadia, que se mató el viernes pasado. 

“Es la primera vez que hacemos esta protesta. Y estamos aquí porque la situación no da para más. No tenemos opción”, expresó Acevedo. Y precisó: “cortamos el tránsito por Nadia, que era adicta a la pasta base (de la cocaína) y se ahorcó. Pero la droga también mató a otro de mis hermanos, Maximiliano Zelaya (el vínculo viene por parte de madre). En este caso no fue suicidio sino homicidio: los dealers lo descuartizaron y dejaron sus restos en un galpón”.

En un contacto telefónico sostenido mientras se desarrollaba el piquete, Acevedo recordó asimismo que otros chicos de la zona se habían suicidado. “Emilio VizcarraMaximiliano Ahumada Abigail Aráoz también eran adictos. Se drogaban con todo”, expresó. Acevedo comentó que querían llamar la atención de la población y de las autoridades del Estado. “¡Todos se están matando! ¡Hagan algo!”, imploró.

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"Mi hijo no murió por la droga, sino por una mala mpraxis"

 Fabio Paz asegura que a su hijo Lucas González no lo mató la droga sino la ignorancia y el desinterés de los médicos que lo dejaron morir como si su vida no valiese nada. “Lucas fumaba y es cierto que se juntaba con chicos que consumían marihuana, pero él era un ‘mocoso’ hermoso de 17 años, que estaba lejos de toda las cosas malas que pasan en la Costanera. Mi hijo no murió por la droga, sino por una mala praxis”, relata con serenidad Paz, en un diálogo telefónico.

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En términos técnicos, el chico falleció como consecuencia de la bacteria del Neumococo. Pero Paz precisa que nada de eso habría sucedido si el sanatorio privado al que llegó el 6 de julio pasado hubiese atendido a González como correspondía. Aunque sigue hablando sin sobresaltarse, se le nota la bronca cuando comenta que el joven, que acusaba un dolor fuerte en el brazo, fue enviado de regreso a su casa con un tratamiento superficial. Antes, en un centro sanitario público, le habían dicho que tenía un golpe y le recetaron la aplicación de “pañitos calientes”.

“Como seguía sintiéndose mal, volvimos al sanatorio y ahí nos tuvieron muchas horas en una cama de ‘morondanga’ sin internarlo. Nadie se preocupó por él”, protesta Paz, que vive en la zona de la Costanera conocida como barrio 2 de Abril (calle Yamandú Rodríguez al 700). Como dato llamativo, el padre indica que los médicos querían sacarle a toda costa si su hijo consumía drogas.

“No nos dábamos cuenta qué estaba pasando, salvo que Lucas empeoraba. Los médicos ya no sabían cómo salir del lío que habían armado y empezaron a llegar otros profesionales para ver cómo podían salvarlo. Entonces hicieron una junta médica y se dieron cuenta de los errores que habían cometido. Recuerdo que hasta me hicieron firmar un papel por el tema del sida, como si yo no supiese que la gente ya no se muere por esa enfermedad. El 9 de julio a la noche recién le hicieron una tomografía, que no me quisieron dar. Pero ya era tarde para todo: Lucas estaba con respirador y el 10 de julio falleció”, manifiesta compungido.

Paz dice que tuvo cinco hijos con su pareja Dora Eugenia González (Lucas era el mayor de los varones) y que, si bien en su momento no reconoció a los chicos y se casó con otra mujer, luego volvió al lado de su concubina. Al referirse a su familia, la describe como humilde, pero sacrificada.

Testimonios críticos


“Nosotros hicimos todo lo posible para curar a nuestro chico. Pero nos encontramos con médicos a los que no les importó nada de nada. La forma en la que actuaron nos hace pensar que el juramento de salvar vidas (que hicieron al recibirse) es puro comercio. ¿Porque tenemos una obra social de pobre (Osacra) ellos no se van a calentar? ¿Sólo por eso lo van a dejar para el último?”, interrogó.

 Otro chico ligado a la Costanera se quitó la vida 10 días después de la muerte de Paz (ver nota relacionada). Y el domingo 25 de julio, se suicidó otro joven. “Aquí hay más droga que nunca”, dijo Dora Ibáñez, cofundadora de la agrupación Madres del Pañuelo Negro.

Paz insistió conque Lucas González no era adicto como Cristian Gustavo Villagra, el hijo de Ibáñez que se quitó la vida en 2010. También deslizó que los intereses políticos estaban muy presentes en la Costanera y que había que tomar con pinzas todo lo que se decía. No obstante ello, añadió: “es evidente que el paco circula en la zona, sobre todo por la parte que está más al fondo, la que da para el río (Salí). El otro punto caliente es el área llamada ‘El Trébol’”.

Tanto Ibáñez como Melitón Chávez, párroco de El Salvador y vicario de la Solidaridad, sostuvieron que, aunque el Estado está presente, cada vez son más frecuentes las muertes ligadas al consumo de estupefacientes. Chávez incluso confirmó la existencia de un desastre humanitario en ese barrio marginal ubicado a no más de 35 cuadras de la plaza Independencia.

El sacerdote matizó que otras zonas del Gran San Miguel de Tucumán están igual o peor. Según su criterio, la respuesta estatal no consigue revertir la crisis social y humana porque no parte de la realidad del barrio, y porque carece de la profundidad y sensibilidad necesarias para producir una transformación verdadera. Paz se acordó ayer de Chávez porque dijo que tanto él como su hijo y su pareja asistían a los talleres de oficios promovidos por ese párroco. “Todos queríamos capacitarnos”, explicó con amargura el papá de Lucas González. 

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