La taba está en el aire

La taba está en el aire

Una eternidad es la que están viviendo los tucumanos en estos días en los que todos los ojos están puestos en el agosto, todos están en campaña. Nadie está preocupado por lo que pasa, se buscan culpables y se pisa rivales.

La taba está en el aire
La taba está en el aire, dirían los fulleros, y cuando la taba está en el aire no importa qué pase. El tiempo se detiene. Son segundos que se convierten en eternidad hasta que cae al suelo y dice si salió “suerte” o no. Esa eternidad es la que están viviendo los tucumanos en estos días en los que todos los ojos están puestos en el agosto venidero. Todos están en campaña. Nadie está preocupado por lo que pasa. Cada uno recorre su camino tratando de que las cosas sean como él cree. Y, si no pasa así, rápido hay que buscar culpables o pisar rivales (inventarlos si no los hay) y avanzar. No hay tiempo ni posibilidades de cambiar rumbos ni estrategias. La taba está en el aire.

Eso se contagia y desparrama. Hay funcionarios que no son candidatos que tratan de hacer la mejor letra para que el que venga –si viene- lo tenga en cuenta. Hay punteros que, a la luz del día, tienen una camiseta puesta y cuando el ocaso o la noche los convierten en sombras se reúnen con rivales porque no hay certezas electorales en este Tucumán fin de ciclo.

Sean segundos, días o eternidad, la campaña estruja los pensamientos de los políticos, desgarra sus gargantas y estira o achica sus abdómenes según sean más los asados o las caminatas. Mientras esto pasa ocurren hechos que desnudan la realidad que vive el ciudadano común, ese que espera que el egoísmo ceda paso al bien común. Esta semana que pasó fue un ejemplo de la soledad en la que están viviendo los tucumanos sólo porque la taba está en el aire.

En esos tiempos donde todo parece paralizado afloran la realidad y sus miserias. En Tafí del Valle, al borde de la principal ruta de acceso al valle, frente a los tradicionales mesones para hacer picnic y con turistas de testigos, se vivieron escenas que deberían estar guardadas en las alforjas del pasado. Con instituciones débiles como escenografía, dos grupos de ciudadanos se enfrentaron. A las palabras y a los documentos se los llevó el viento y las balas se impusieron a las razones. La pelea entre la comunidad Diaguita y el empresario Bruno Petech dejó a las claras que la morosidad y debilidad institucional devienen en un enfrentamiento entre los ciudadanos. La campaña impide a los candidatos hablar del tema. Queda guardado bajo la alfombra. Más allá del conflicto legal que existe (recomiendo leer el Panorama Tucumano de ayer de Roberto Delgado) la decisión de resolver con armas los conflictos habla de la impericia política e institucional. Una sociedad indefensa recurre a sus instintos de supervivencia más bajos para salir de un conflicto. Son cuestiones que a esta altura de la civilización deberían estar superadas.

Desubicación

La noche del miércoles la historia volvió a repetirse. Un debate entre algunos de los candidatos a intendentes de Yerba Buena fue impedido por un grupo vinculado a otro postulante a comandar esa municipalidad. Manifestantes vinculados a Albaca y a Marrades se opusieron a que se haga un debate sin ellos y evitaron que Canal 10 pudiera cumplir su programación. No hubo planteos porque se sentían discriminados o porque sintieron afectados sus derechos por determinada razón. Eligieron la prepotencia para callar a un medio. Claro que no es nada nuevo en esta Argentina donde la libertad de prensa es agredida en forma diaria. Pero la elección de hombres de la democracia fue usar la fuerza para hacer callar. Es difícil creer que tanto uno como el otro estarían dispuestos a que un grupo de ciudadanos molestos por sus decisiones no los dejaran entrar a la municipalidad. Después de tamaño atropello muchos (políticos y ciudadanos) justificaron la violencia de callar a la prensa por estar en desacuerdo con la política del canal. Se trata de dos cosas diferentes que después de tanto manoseo institucional el valor de la prensa y su libertad han quedado degradados. Obviamente, mientras la taba está en el aire, los candidatos principales que se postulan para manejar la Provincia hicieron “mutis por el foro”.

Nerviosos

Mientras esperan que la taba caiga, los candidatos se miran el ombligo y caminan al ritmo que les marcan las encuestas. Juan Manzur duda de participar en un debate televisivo sólo por miedo a que las encuestas se modifiquen o porque no confía en sí mismo. No prima en él un principio republicano de exponer sus ideas ante el ciudadano, algo tan simple y tan importante en una democracia.

Son los nervios los que mandan y no las convicciones. Así, al candidato al candidato a intendente del Frente del Bicentenario, Germán Alfaro, lo incomodan las críticas y denuncias de un candidato como Ricardo Bussi y no las pegatinas que le auguran que hay radicales que no quieren votarlo a pesar del acuerdo entre los líderes José Cano y Domingo Amaya. Más grave y mayor atención deberían provocar las temerarias advertencias de José Alperovich que sentencia que Cano, si gana, en tres meses se quedará sin plata para pagar los sueldos. Más allá de la pericia o no del radical para conducir el Poder Ejecutivo, si eso ocurriera quedaría al descubierto una débil administración por parte del alperovichismo.

Esas palabras de Alperovich desnudaron cierto desconcierto de la Casa de Gobierno. Se asemejan a la jugada kirchnerista de sacar de la cancha al juez Claudio Bonadio. Si todo está en orden, ¿qué necesidad hay de agredir de esa forma a la Justicia? Fue una señal de debilidad del Gobierno nacional.

Alperovich atraviesa la encrucijada de aquellos hombres a los que la vida ya trata como viejos aunque ellos aún sienten la fuerza de la juventud. Por eso cede espacio y deja que Juan Manzur ocupe su lugar y se muestre en los primeros planos, pero al mismo tiempo quiere seguir mostrando que él es el dueño del poder. Por eso su casa sigue siendo sede de reuniones donde todos se sientan a su alrededor y él baja línea teniendo la última palabra. En el último encuentro con los candidatos a legisladores advirtió que es trascendental el triunfo el 9 de agosto para que les vaya bien el 23 en las provinciales. Además descifró lo que decían las encuestas y les pidió unos 2.000 votos a cada acople y la inteligencia para no fagocitarse. Los candidatos a legisladores se miraron a los ojos, pero no pudieron disimular la desconfianza que en el territorio es indudable: se pelean, agreden y trampean como chicos que hacen travesuras. De todos modos cuando la impotencia los supera, en el acto sus discursos son contra la prensa, como le pasó hace pocos días al candidato a vicegobernador Osvaldo Jaldo, que en vez de incentivar a la gente que llevaron a que lo escuche en Alderetes se preocupó de despotricar contra LA GACETA.

Cuestión de peso

En el Frente del Bicentenario les pasa lo mismo. La impotencia les impide mirar aciertos y errores de sus estrategias y terminan quejándose de la prensa, especialmente los amayistas que se desesperan por mostrarse diferentes al alperovichismo. Sin embargo, ciertas mañas peronistas los acercan. Por eso aunque Cano haya despotricado contra los bolsones con los que supo apabullarlo Alperovich en comicios anteriores, es de esperar un fuerte enfrentamiento con esta “herramienta” vergonzante entre los dos principales postulantes según las encuestas. En esa cancha los amayistas serán fundamentales.

Los fondos para las campañas son la columna vertebral en los comicios. Curiosamente, los más fuertes suelen ser los oficialismos, que manejan dineros de los demás y no propios. No es una “virtud alperovichista” sino de todo el país. El Frente del Bicentenario terminó de florecer cuando los empresarios le dieron riego financiero. Una de las razones que esgrimen los seguidores de Cano es que al no participar directamente en las PASO del 9 de agosto se ahorrarán muchos dineros que vendrán bien en la elección provincial del 23. Paralelamente, los miedos de los “sijosesitas” es que la fidelidad a José no alcance lo suficiente y muchos terminen escondiendo algunos pesos que se preveían para el 9 y los utilicen el 23.

Mientras la taba está en el aire, las miserias políticas y ciudadanas viven como si ya hubiera caído y no del lado que simboliza la suerte, precisamente.

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